Plásticos en la mira

Científicos preocupados por efecto de químicos en reproducción humana

3.jpg

El fenómeno afecta al individuo expuesto y también a la siguiente generación, dicen los expertos.

Foto: Archivo El Litoral

En un medio ambiente saturado de productos químicos, las dificultades de reproducción y las malformaciones genitales masculinas están lo suficientemente documentadas, como para justificar la alarma de los científicos europeos, que dedicaron al tema un coloquio, esta semana en París.

Anne Chaon. AFP

Numerosos estudios europeos y estadounidenses señalaron una disminución del número de espermatozoides en los últimos 50 años y un aumento del cáncer de testículos -que se desarrolla generalmente entre los varones jóvenes- y de malformaciones genitales en niños.

El coloquio titulado “Medio Ambiente químico, reproducción y desarrollo del niño” permitió, en París, que los científicos europeos compartan experiencias y conocimientos sobre este tema.

“Hay quien dice que aún no se sabe todo y que por eso es mejor no hablar y otros, como yo, que consideran que se sabe ya lo suficiente y que cuanto más se hable, más se avanzará en conocimientos y prevención”, declaró a la prensa la secretaria de Estado francesa responsable de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet.

Entre las sustancias químicas que los científicos sientan en el banquillo de los acusados, están los ftalatos o ésteres de ftalato y el compuesto Bisphenol-A (BPA), omnipresentes en objetos de plástico de uso diario, que actúan como hormonas femeninas y que están considerados como “perturbadores endócrinos”.

Los ftalatos son un grupo de compuestos químicos principalmente empleados como plastificadores (sustancias añadidas a los plásticos para incrementar su flexibilidad). El BPA, por su parte, es muy usado en la producción de botellas de plástico transparente y para forrar bandejas de hojalata.

A largo plazo

“Los mecanismos son diferentes pero el resultado es el mismo: una feminización”, explica Bernard Jégou, presidente del consejo científico del Instituto Francés de Sanidad e Investigación Médica (Inserm).

Para el científico, el fenómeno es aún más grave, ya que “no sólo afecta a un individuo expuesto sino también a la siguiente generación”, pues “somos portadores de esas sustancias perturbadoras endócrinas”.

Jégou indica que actualmente sólo se han realizado estudios en los países industrializados y esas investigaciones han mostrado “una disminución de espermatozoides en grandes ciudades como París o Edimburgo, con importantes variaciones de una región a otra”.

Sin embargo, no se sabe nada de lo que respecta a América Latina, África y la mayor parte de Asia.

Durante años, los países han permitido la comercialización de productos cuya inocuidad no estaba totalmente probada, por falta de medios para realizar los análisis correspondientes.

Actualmente, el reglamento europeo “Reach” obliga a los industriales a registrar sus moléculas y probar su inocuidad, de forma que a largo plazo, se sabrá “cuáles son las que plantean problemas”.