Entrevista a Jorge Cuadrado

La composición de un rostro

Por José Duimovich

Una mañana, el narrador de “Un país para César Ferri” (editorial Raíz de Dos, Córdoba, 2008), vocero del gobernador, tras su acostumbrada crisis frente al espejo, y después de una pelea matrimonial, no sigue la rutina señalada por su agenda, que le indicaba encontrarse con el mandatario en el aeropuerto. Se larga a viajar aparentemente sin rumbo, y dejará que lo aborde una enigmática muchacha que quizás sea su raptora. El periplo lo llevará a su ciudad natal, al País (así lo llamaba) que se había inventado con su amiga y amada de viejos tiempos, Alicia, y a las cabañas en donde ha terminado por refugiarse su madre. Vuelve a su pasado, pues, y, como le explica Alicia durante un breve reencuentro, a buscar la composición de su rostro: “Me explica que los prosopagnósicos no pueden reconocer rostros completos pero sí sus partes, como si las neuronas no tuvieran la energía suficiente para componer una imagen única”.

Mientras tanto cunde la noticia de que el avión del gobernador habría sufrido un accidente, y las rutas y calles se llenan de gente orando por su salvación. ¿Sabotaje, complot en el que Ferri está jugando, sin querer, un sospechoso papel?

Sobre esta base Jorge Cuadrado (Santa Rosa de Calamuchita, 1965) construye una novela tensa y atrapante, que fluctúa felizmente en el uso de distintos recursos (el suspenso, la alegoría política, el discurso intimista, la ambigüedad onírica) sin adherir férreamente a ningún género pero aprovechando en el momento oportuno de cada posible procedimiento y efecto. Quizás podría definírsela “novela existencialista”, si el rótulo no remitiera inevitablemente a aquella corriente de mediados del siglo XX, tan ecléctica como para incluir autores muy disímiles, como Camus, Gombrowicz y Bernanos.

—El narrador y personaje César Ferri es, él mismo, eje y centro de la novela. Una figura que parece ilustrar los temas filosóficos que subyacen a lo largo del relato: la voluntad, el libre albedrío y el determinismo...

Jorge Cuadrado: —Ésa es la idea básica, la de un hombre que busca desesperadamente cambiar su modo de existir. Comencé a escribir esta novela hace algo más de dos años, cuando estaba en proceso de corrección mi novela anterior, “Romagosa, una historia imperfecta”. Es un planteo literario bien diferente. La historia de una búsqueda desesperada requería de movimiento, de personajes fugaces, de objetos veloces como el auto del protagonista y, por supuesto, de una prosa acorde, bien directa, sin alambiques.

—César Ferri es vocero gubernamental, y como tal sus especulaciones suelen estar alejadas del verdadero pensamiento existencial.

—Un vocero del gobierno tiene poco derecho a pensar, claro, y vive justificando lo que piensan y deciden los demás. Qué mejor puesto para contar las angustias de un hombre que no sabe cómo ser él mismo.

—“Quién sabe, Alicia, este país/ no estuvo hecho porque sí. Te vas a ir, vas a salir/ pero te quedas,/ ¿dónde más vas a ir?”. El personaje recuerda en un momento crucial estos versos de “Canción de Alicia en el país”, de Charly García. También la Alicia de Carroll y las ilustraciones de Tenniel conforman una recurrencia clave en la novela.

—Por cierto, aunque más que una clave diría que es una soga de la cual sostenerse. En el caso de la canción, la pregunta “¿a dónde más vas a ir?” y en el del libro, la idea de que uno puede ser grande o pequeño, casi sin escalas.

—Todo gran periplo remite a la “Odisea”...

—Desde el Ulises de Homero, todos los que emprenden un viaje son “Ulises modernos”, pero en el caso de César Ferri, no hay un regreso deseado. Al contrario de Ulises, Ferri no quiere ir hacia donde termina yendo.

—En un momento se habla del mito de Narciso, y alguien da otra versión: “Narciso huía de los espejos porque un adivino había vaticinado que mirarse a sí mismo sería su perdición. Por lo tanto no lo mató el deslumbramiento de su belleza, como dicen todos, sino el deseo frustrado de saber quién era”. Por otro lado, las alianzas y traiciones e intrigas políticas alcanzan una dimensión ambigua en la novela, ya que vemos todo según la óptica de Ferri, y no sabemos si estamos en los reinos de la pesadilla o del más bajo maquiavelismo. De manera que también esto coadyuva a la conformación del personaje.

—Por supuesto. La carga de la historia es el personaje y el sistema de toma de decisiones. El thriller político es el mejor camino que encontré para contar eso.

—¿El hombre elige o, como sostiene la neurociencia, somos reacciones a impulsos eléctricos y respuestas químicas?

—Tengo la sensación de que no va a pasar mucho tiempo hasta que cada una de las acciones de los hombres, desde la más trascendente a la más banal, sea perfectamente predecible. La perspectiva me asusta e intriga a la vez, pero la ciencia avanza más allá de nuestros deseos.

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Jorge Cuadrado

Foto: Raúl Carballo.

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La composición de un rostro

Ilustración de John Tenniel para “Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Carroll.

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Ilustración de Lewis Carrol para su libro “Alicia en el País de las Maravillas”.