No es una planta parasitaria

El clavel del aire no seca los árboles

Es común verlo sobre ramas secas. El sentido común lleva a pensar que los árboles se secan por su culpa, pero no es así. No se alimenta de la savia, sino del polvillo y la humedad. Se lo puede extraer manualmente.

De la redacción de El Litoral

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Aquel que se detenga a contemplar los árboles de la ciudad, habrá notado que algunos están cubiertos por un manto verde grisáceo, a veces salpicado por algunas flores coloridas: se trata de los “claveles del aire”.

“Contrariamente a la idea generalizada, no es una planta parasitaria sino una epífita. No vive a expensa de otro ser, ni saca nutrientes del huésped, sino del aire. La prueba de ello es que se la puede ver en los cables de tendido aéreo”, explicó el ingeniero Jorge Bernabé, del Departamento Plagas de la Dirección General de Sanidad Vegetal, del Ministerio de la Producción de la Provincia.

“Su nombre científico es Thillandsia recurvata; hay una sola especie pero muchas variedades. Popularmente se lo conoce como clavel porque sus hojas son parecidas a las de esta planta. La referencia “del aire’ es porque vive del aire, el agua, el sol y el amoníaco. Cuando cae al suelo, muere”, detalló Ezio Mazzarantani, vicepresidente del Centro de Protección a la Naturaleza y de la Estación Zoológica Experimental Granja La Esmeralda.

¿Secan los árboles?

La flor produce semillas muy pequeñas, que se diseminan por el viento, depositándose en cortezas rugosas de árboles añosos o donde hay polvo.

¿Esta planta puede secar los árboles en los que se posa? Los dos especialistas negaron esta posibilidad. “El deterioro de los árboles no se debe al clavel, sino que es porque ya está viejo”, aseguró Bernabé, pero reconoció que “si el clavel cubre toda la superficie puede competir con el árbol por la luz”.

En tanto, Mazzarantani sostuvo: “La gran población de claveles del aire se da en las ramas muertas o moribundas. Como la gente ve estas ramas secas piensa que se murieron por culpa de los claveles, pero es justamente al revés, ya estaban secas, por eso se adhirió”.

Ezio se autodefinió como ambientalista. Según esta visión, “todo ser vivo es parte de la existencia y tiene su razón de ser; si ha aparecido por la creación, cumple una función dentro del espectro y debe ser respetado”.

Los claveles del aire son inocuos y el único perjuicio que pueden traer es estético. “No son muy agradables a la vista y son sucios. Sólo pueden afectar al árbol cuando cubren completamente toda la superficie”, señaló.

¿Cómo controlarlos?

Las recomendaciones apuntan a la extracción manual del clavel del aire y la poda de ramas secas, donde pueden proliferar. “A quien le moleste desde el punto de vista estético, puede sacarlo por sus propios medios. En otros países se frena la proliferación lavando los árboles con una manguera a presión o hidrolavadora. En el campo usan agroquímicos, pero no se pueden aceptar en una ciudad”, detalló Mazzarantani.

Por su parte, Bernabé también aconsejó “una limpieza manual de las ramas secas y la extracción de esta maleza” y agregó que se pueden usar químicos. Consultado acerca de la toxicidad de estos productos, señaló que “no son peligrosos para las personas, pero que afectan a los árboles en algún grado”.

El clavel del aire no seca los árboles

Muchos creen que los claveles secan los árboles sobre los que se depositan, pero no es así porque no se trata de una planta parasitaria.

Foto: Néstor Gallegos.

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EL DATO

¿Dónde se aloja?

El clavel del aire se desarrolla en gran variedad de especies: cedros, cipreses, pinos, crespones, robles, cítricos, fresnos, arces, olmos, araucarias, ligustros, tipas, jacarandáes y lapachos, entre otras. La posibilidad de alojarse en determinados árboles depende fundamentalmente del tipo de corteza y la forma de la copa. Si la corteza es lisa, la semilla no se adhiere; y si las ramas son más paralelas al suelo, la posibilidad de anclaje es mayor.