CULTURA

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Varios mutantes conocidos y otros que debutan ante las cámaras acompañan al protagonista.

Las muchas caras de un mutante

La película de Wolverine otorga el definitivo estrellato hollywoodense al más famoso de los X-Men. Un personaje tan exitoso como maltratado. TEXTOS. EMERIO AGRETTI. ILUSTRACIÓN. LUCAS CEJAS.

Wolverine es, probablemente, el personaje más ubicuo de los comics de Marvel. Por una serie de razones -argumentales, editoriales y comerciales- es el que en más series intervino desde su aparición y se convirtió en el referente ineludible de los mutantes, a pesar de que su primera aparición fue tardía y en la revista de otro personaje: los últimos cuadritos de The Incredible Hulk 180, en octubre de 1974, 11 años después de la creación de los X-Men. Es decir que es uno de los pocos íconos de la editorial no creados por Stan Lee, sino por el guionista Len Wein -aunque quien más lo desarrolló fue Chris Claremont- y recién se sumó al equipo mutante en 1975. Desde 1988 tuvo, además, su propia revista, pero aparecía en casi todas las relacionadas con los X-Men y como invitado en las de otros superhéroes, además de los dibujos animados.

Esta prodigalidad y los distintos enfoques -y niveles de talento- de la sucesión de guionistas por cuyas manos pasó, motivó no solamente historias con abismales diferencias de calidad, sino también contradictorias entre sí (a veces simultáneamente) y también con respecto a las características y naturaleza del personaje.

Entonces, según en qué revista uno lo lea, podrá toparse con un Wolverine grosero o refinado, cáustico o ramplón, evolucionado o animalesco, seductor o despreciable, cínico o sentimental, dotado de una inteligencia superior o abiertamente estúpido. Es cierto que el personaje ha atravesado distintas etapas -por ejemplo, en una saga se vuelve totalmente salvaje, después de que le extrajeran el metal que recubre su esqueleto-, pero a veces los desatinos se dan al mismo tiempo.

DESTRIPEs Y CURITAs

Por otra parte, su escaso apego a las reglas y ambigua moralidad también dejaron abierto un abanico demasiado amplio entre la nobleza y la abyección. Así, si en un caso lo vemos resistirse a ajusticiar a un villano, en otro es capaz de asesinar inocentes sin ningún tapujo (como se ha visto incluso en historias recientes). Esto también es resultado de que el éxito alcanzado prohijó versiones “adultas”, muchas veces abiertamente repulsivas, y otras más aptas para el consumo infantil, como en las recurrentes series de dibujos animados.

Estas mismas variaciones se aplican al alcance de su poder curativo. Si en algunas historietas se aprecia su lenta recuperación de las heridas recibidas, en otras -por ejemplo, las correspondientes a su serie propia durante la nefasta etapa vinculada a la Guerra Civil marveliana- llega al punto de reconstituir velozmente y por completo su cuerpo, después de haber sido consumido hasta los huesos por el fuego. Una verdadera torpeza que implicaba volverlo virtualmente indestructible y restarle bastante interés al personaje, previsiblemente ignorada después por otros guionistas -incluso un libro de reciente edición en español, “El hombre inmortal y otros relatos”, trae un macabro compendio de formas en que se lo puede matar.

SUÉLTAME, PASADO

Otro factor de infinita apertura es el enigma de su pasado, que durante años se fue develando con cuentagotas, y que se sostenía en su pérdida de memoria. Ni siquiera se conocía la extensión de ese pasado, ya que por el mismo poder regenerativo de sus células, quedaba claro que tiene muchos más años de los que aparenta. Se sabía que había participado de la Segunda Guerra Mundial y que pasó una larga temporada en Japón, lo que permite introducir en algunas historias los códigos de honor samurai, una triste historia de amor, y docenas de batallones ninja a los que cortar en rodajas.

Con la amenaza de Hollywood de indagar más de lo prudente en los archivos de Wolverine, Marvel se apuró a ventilar todos sus trapos y facturar a lo grande con miniseries como Origin -una historia con pretensiones artísticas que, en rigor, revela poco- y la floja serie Wolverine Origins. De todos modos, la mejor historia en este plano es de varios años atrás. Se llama Arma X, la firmó Barry Windsor Smith y es un más que interesante ejercicio de narrativa gráfica. A la fecha, en tanto, el personaje también recuperó la memoria por completo, tras la saga House of M.

crisis DE IDENTIDAD

Todavía hay otro elemento de ambigüedad, y tiene que ver con su propio nombre. Aparecido como Wolverine, su alusión al “glotón” -un mamífero carnívoro que vive en Norteamérica y parte de Asia- no pareció ser muy atractiva para la traducción al castellano. Y así, para los españoles se convirtió en Lobezno; horrible término que simula una traducción literal, y que todavía hoy debemos padecer en las revistas de la editorial Panini. Para el doblaje latinoamericano de los dibujos animados ésto no fue convincente, y se optó por ponerle un nombre totalmente distinto, pero al que -por alguna razón- se consideró más apropiado: Guepardo. A la vez, en los comics editados en México sí le pusieron Glotón, una transcripción fiel que seguramente hizo poco por conservar la seriedad del héroe.

De todos modos, tampoco el nombre con que se lo conocía era real. Precisamente, lo que sí establece la miniserie Origin (Paul Jenkis-Andy Kubert), es que su verdadero nombre civil no es “Logan”, sino James Howlett; que nació en Canadá en el siglo XIX y que sus padres fueron asesinados por un violento ex empleado.

Si bien en su niñez James era enfermizo y asmático, se supo que ya tenía garras retráctiles de hueso. Posteriormente, aprovechando su poder curativo, fuerzas gubernamentales lo abren y recubren su esqueleto con el imaginario metal adamantium, al tiempo que le lavan el cerebro para convertirlo en una máquina de matar. Cuando escapa del proyecto Arma X empieza su historia con los X-Men.

La trilogía fílmica y el primer spin-off de las mismas, que lo tiene como protagonista excluyente, toma muchos de estos datos, incorpora algunos y cambia otros. Y agrega sus propios elementos a una mitología tan atractiva como desconcertante, capaz de mutar tanto como la condición de su personaje principal lo exija, o el público requiera.

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En una estampilla alusiva, la primera aparición de Wolverine en 1974.

¡PIRATAS!

Más allá del recibimiento de la crítica y del público, X-Men Origins: Wolverine estableció un hito en la historia de las películas....piratas. Esto fue hace algo más de un mes, al convertirse en el primer film disponible para ser descargado de la red antes de su estreno en las salas cinematográficas con tanta anticipación (hasta ahora, el récord se había producido en 2003, cuando un copista de películas de Nueva York colgó de la red “The Hulk” dos semanas antes de su estreno oficial, y fue condenado a una multa, seis meses de prisión domiciliaria y tres años de libertad condicional).

La filtración de una copia sin terminar -le faltaban retoques de edición, algunos efectos especiales y escenas de combate generadas por computadora- tuvo 75 mil descargas en un día, se expandió por todo el mundo y se multiplicó en ediciones de DVD truchas, algunas de las cuales llegaron a ser emitidas por televisión, por ejemplo en Perú.

“Es un delito serio y no hay duda de que es decepcionante (...) Me ha roto el corazón”, explicó Hugh Jackman, que se jugó muchas fichas a la película que protagoniza y produce. “Obviamente la gente está viendo la película sin acabar. Es como un Ferrari sin su capa de pintura”, añadió.

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El colorido traje de Wolverine nunca llegó al cine, y cambió varias veces en el cómic y en los dibujos animados.

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Hugh Jackman en la piel de Wolverine, en la visión de nuestro ilustrador Lucas Cejas.

PODER ÚTIL

La mayoría de los personajes del cómic de superhéroes, por lo menos los de éxito más longevo, viven en un perpetuo anacronismo. Mantenerlos en la época actual con más o menos la edad de siempre, implica obviar que ya estaban hace más de 40 años, cambiarles el pasado, o inventar soluciones extravagantes. En el caso de Wolverine, la solución viene por el lado de sus poderes mutantes, que no solamente pueden curarlo de sus heridas, sino retrasar sensiblemente el envejecimiento a partir de la renovación permanente de células. En cualquier caso, hay algunas versiones disponibles del personaje entrado en años, aunque siempre en forma: en la clásica saga “Días del futuro pasado (X-Men)”, en la floja “Wolverine: El fin” y en la reciente “El viejo Logan”.