ENTREVISTA CON EL POETA Y MÚSICO HÉCTOR M. ROTGER

“En esto de escribir poesía hay mucho de somatización de un ritmo”

Ediciones UNL presentó recientemente “Cura de palabra”, que reúne poesías, ensayos y cuentos de Rotger. Aquí, el docente, músico y poeta reflexiona sobre sus gustos, las características de su obra y la naturaleza de su trabajo.

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“Mi modo de poetizar es muy artesanal (...) ahora estoy haciendo una serie de cuentos donde los protagonistas son niños, pero no es literatura para niños...”, explica Rotger a propósito de los proyectos a futuro.

Foto: MAURICIO GARÍN

Estanislao Giménez Corte

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El frío que se cuela por entre los plásticos del bar céntrico, el incesante sonar de vehículos que doblan en la esquina atestada, la conversación de la gente a los lados, de los mozos, de los chicos que se encuentran en el semáforo, no consiguen impedir ni alterar el diálogo que, café de por medio, proponen periodista y autor. Héctor M. Rotger, de dilatada trayectoria como docente, escritor y poeta, se presta a la reflexión con tranquilidad y mesurada pasión para hablar de sus pasiones: la música y la poesía. La reciente edición de sus textos en una cuidada edición de UNL parece un acto de justicia que, más tarde o más temprano, le ha llegado. Comenta con tranquilo orgullo que le han dicho que el libro se vende bien, pero claro, él parece más preocupado por darle forma a sus próximos cuentos. El diálogo, entonces, que se extendió por poco menos de una hora, dejó una síntesis que se lee a continuación.

ELEGIDO POR EL SONETO

—¿Cómo se da la posibilidad de publicar “Cura de palabra” en las ediciones UNL?; y, el libro ¿está compuesto para esta edición o es una compilación?

—La idea es de hace bastante tiempo. Hay mucho de recopilación, de textos anteriores. Hay un par de cosas que ya fueron editadas en revistas y en diversas publicaciones. Yo mismo tuve una revista que se llamaba “Ouroboros” en la que he publicado cosas; y hay algunos otros textos que son de ahora...

—¿Es la primera vez que publicás en la UNL?

—La primera publicación la hice hace mucho: es un libro del año “90 que se llamó “Las dos músicas”. Y éste sería el segundo

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“No me imagino a Hesse escribiendo treinta libros ni a Borges escribiendo con el frenesí de los autores actuales (...)” y sobre su reticencia a escribir novelas, dice: “no me interesa para nada la literatura sobre lo anecdótico...”. La opinión de Rotger sobre el “exceso de oferta” en la industria editorial.

Foto: MAURICIO GARÍN

libro, porque el resto son fascículos y publicaciones varias... además de recopilaciones. Entonces la idea fue juntar cosas de muchos años...

—¿Hay en esa recopilación, además, un trabajo de reescritura o corrección; o los dejaste como estaban en su versión original?

—Bueno, la reescritura ha sido casi ínfima... porque mi modo de poetizar es muy artesanal. Está encuadrado dentro de un ritmo muy clásico que es el soneto. Más del 90 por ciento de lo que escribo son sonetos (...) de modo que, como tienen una estructura precisa, no podés reescribirlo, o bien tenés que replantear todo. Pero bueno, en algunos casos modifiqué cosas, pero siempre teniendo en cuenta que no alteraran la estructura. Porque el soneto tiene un juego continuo entre la estructura y el contenido.

—¿Por qué elegiste el soneto como forma?

—Bueno, el soneto me eligió a mí. Uno no elige. Es elegido. Si vos me preguntás de dónde me viene la pasión por el soneto, yo no me acuerdo.... De lo que sí me acuerdo, que me pegó mucho, cuando era adolescente, es un soneto histórico de César Vallejo, una maravilla (...) y se ve que eso se me impregnó en la memoria. Y después hay mucho: cuando vos leés, por ejemplo, la poesía de Borges, leés muchos sonetos, y así...

—... Góngora y Quevedo también ¿no?

—Claro, pero Góngora era para mí muy ...

—¿Solemne?

—Sí, puede ser, lo mío no va por ahí (...) para Góngora tenés que tener toda la simbología aparte ¿no?

—Si no, no se entiende nada...

—Quevedo no, es otra cosa...

LETRA Y MÚSICA

—¿Cómo aparece esa tendencia por lo literario, por lo poético? y ¿cuándo decidís hacer algo con eso, trabajarlo?

—No tengo noticia de cuándo aparece. Pero tiene que haber influido en que yo me dedico a la música, y la música tiene mucha alianza con la palabra: la canción es una unidad de palabra y música, y trabajé mucho el tema de la palabra y lo sonoro...

—Claro, porque la poesía, además de una métrica, tiene una musicalidad propia...

—Toda la poesía, de por sí, aunque escribas los versos absolutamente libres, siempre obedece a una cadencia que es propia del autor. Más allá de que el autor lo sepa o no lo sepa. Yo asocio mucho la poesía con lo oral, y eso es histórico...

—Tiene que ver con la tradición oral...

—Es el género más antiguo, con la narración; y la narración siempre era poética y cantada... pienso que de ahí puede venir mi aspiración por ambas artes, que son primas hermanas. Nunca escribí con un propósito determinado de publicar (...) aparte de poesía, en este libro hay ensayo y narrativa.

“HACER QUE HAGAN”

—¿De qué manera influyó en tu arte tu trabajo docente?

—Lo que me habilita a mí es mi título de profesor de Música, carrera que hice en el ISM; di clases en el Alte. Brown y tuve a mi cargo el coro; trabajé allí durante más de treinta años. Hicimos muchísimas grabaciones y también compuse un repertorio, donde unía lo poético y lo musical. Y era aceptado por los alumnos, porque yo nunca hice que cantaran lo que no querían cantar. Es decir que la unión de música y poesía para mí no fue una cosa extraña ni especial, venían de la mano, y aproveché ese conocimiento (....) también publiqué un libro, con una profesora de Lengua, Hilda Gastaldi, que se llamaba “Poesía y Canción. Un nuevo espacio en el aula taller”... y pude introducir la cuestión de la poesía en la materia.

—¿Crées que los alumnos se motivan mucho más viendo a un docente preocupado, no en dictar contenidos, sino en hacer cosas, o bien en darles un repertorio propio?

—Sí, (preocupado) en hacer que hagan. Lo que pasa es que da bastante trabajo, porque, por lo general, el alumno se resiste a los desafíos, entonces hay que convencerlos, los tenés que motivar (...) hay otra cosa, y es el momento en que le tenían que poner música a los textos, porque el oído está muy estereotipado, y repite. El trabajo era hacerlos salir del estereotipo, y casi siempre lo lográbamos. En cualquier rama del arte, para mí lo más importante es que el alumno se concientice de sus estereotipos...

—Y no los repita...

—Claro, porque a partir de ahí, cuando logra concientizarse, ya tiene la mitad de la batalla ganada. El problema es verlo, reconocerlo, darse cuenta.

UN PLANETA EN CATORCE VERSOS

—¿Cómo es, si es que lo hay, tu método para escribir? ¿hay hábitos, costumbres, formas de escribir que vas repitiendo, un momento del día, una rutina de corrección...?

—Mirá, yo digo que en esto de escribir poesía hay mucho de somatización de un ritmo. Y te repito, sea cual sea el modelo. Lógicamente en el soneto hay una somatización, obviamente hay un ritmo somatizado, (porque) vos no estás contando las sílabas. La idea te surge en verso... en realidad la idea te surge en el ritmo que tenés somatizado (...) y yo lo asocio mucho a una cosa que me gusta hacer, que es caminar, entonces no me pongo a escribir de inmediato....

—Tenés la idea latente...

—Caminando pueden surgir un verso, o dos versos...

—Y ahí tenés para empezar...

—Pero lleva tiempo, porque no estoy obsesionado por terminar. Voy dejando que aparezcan las ideas a partir de una matriz (....) luego lo dejo descansar. Hay un trabajo de corrección continuo, porque lo que tiene de interesante el soneto, que es todo un desafío: vos tenés dos cuartetas y dos tercetas; en las dos cuartetas primeras vos planteás un problema, y los dos tercetos, y sobre todo en el final, lo tenés que resolver, con éxito. Quiero decir que no puede venirse todo abajo, no puede quedar obvio... entonces lleva tiempo y no sabés cuál va a ser el destino final. Si lo pensás son nada más que catorce versos, pero en realidad es un planeta; ... repito, está el cuello de botella, ahora ése es el desafío que me gusta...

—¿Hay temas recurrentes en tu obra?

—Hay mucho sobre la idea -y Karina Meinet, la presentadora del libro, también lo dijo-, que continuamente se plantea: la idea de que no hay yo sin tú, a la necesidad de ver que hay otro (...).

—¿Musicalizaste tus propios poemas?

—Sí, y tengo muchas cosas cantadas por el coro del Brown...

—Se dice habitualmente que es un trabajo muy complejo ¿es tan difícil como se dice...?

—Tenés que tenerla (a la poesía) internalizada y somatizada y no sé cuántas cosas más, muy metido el esquema métrico y el contenido, el qué y el cómo...

—¿Quiénes son tus referentes, tus influencias...?

—Mirá, un tipo que no escribe sonetos pero que es lo máximo para mí, en poesía, no muy conocido, que se llama Roberto Juarroz: tiene un tipo de poesía al que llama poesía vertical, me encanta porque es el descubrimiento interior, en todo (...) descubre las cosas con una elegancia y poesías maravillosas; y bueno, Macedonio y Borges siempre me gustaron, Marechal, Vallejo, Machado, Whitman...

—¿Los franceses, Baudelaire, Rimbaud?

—Sí, por supuesto, de Baudelaire, ahí tenés sus sonetos, “El Albatros” y todos esos...

—¿Eras o sos un tipo de leer mucho, o no necesariamente?

—Sí, soy de leer, pero no tanto, y no tanta poesía. Leo otras cosas: me gusta mucho leer filosofía, los presocráticos, la filosofía oriental, porque ahora está de moda, pero yo leo, desde hace 35 ó 40 años, sobre Zen y Taoísmo...

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Historia mínima

Héctor Martín Rotger nació en 1946 en Santa Fe. Sus estudios de música, iniciados en la interpretación pianística, derivaron en la temprana dedicación a la docencia, la dirección coral de adolescentes y la elaboración de un variado repertorio de cantatas y canciones de las que es autor y compositor. A la vez, su desempeño en todos los niveles de la educación y su incursión en diversos lenguajes artísticos, lo llevaron a dedicar una parte importante de su labor a la investigación y elaboración de métodos integradores en el campo expresivo.

Paralelamente fue desarrollando una sostenida labor literaria en el género de la poesía, el ensayo y cuentos breves que ha publicado en libros y en revistas del medio local. Hace algunos años viene editando periódicamente en la revista “El Arca del Sur” y en su publicación “Ouroboros”.

Desde el año 2003 participa en un micro radial que tituló “Sonetos, sonidos y señales”, en el que recita poemas propios, lee textos afines de diversos autores e interpreta en el piano el repertorio de los clásicos, esto último con explicaciones que buscan aproximar el autor al oyente. Dicho micro radial de una vez a la semana, se inscribe en el programa diario “¿Escuchan, en el fondo?” que conduce el periodista Eduardo Bauman en LT 10.