Congreso 2009 de Amsafe

Pedagogos advierten sobre la desigualdad social y educativa

Los grandes temas de debate tuvieron como trasfondo la cuestión social. En una recorrida por las conferencias centrales se advirtió la preocupación de los especialistas por la pobreza y su impacto en la escuela.

Mariela Goy

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Durante el Congreso Pedagógico 2009 que se realizó hasta ayer en nuestra ciudad, organizado por Amsafe, varios pedagogos coincidieron en advertir sobre la pobreza y la desigualdad social y cómo estos factores hacen que el derecho a la educación pareciera estar olvidado.

Con una convocatoria que superó las expectativas, unos 2.500 participantes de toda la provincia escucharon a 40 disertantes durante dos jornadas. Los docentes asentían cuando los especialistas hablaban de las problemáticas presentes en las escuelas y se interesaban por reflexionar sobre sus posibles soluciones. Mientras, el mate circulaba por las rondas.

“El gran tema no es sólo garantizar el acceso de los pobres a la escuela, sino fundamentalmente generar condiciones para que el alumno no tenga acceso a una escolaridad pobre”, dijo a El Litoral Pablo Gentili, especialista argentino en Educación, que reside en Río de Janeiro e integra el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso).

Gentili señaló que hay “un enfrentamiento de dos modelos muy claros”, aunque alertó que a veces aparecen difusos, sobre todo, en épocas electorales. “Por un lado, tenemos cifras que muestran a nivel latinoamericano, un avance muy importante en las tasas de escolaridad; es decir, hay más niños en las escuelas y más jóvenes que pasan al sistema medio y a la universidad. Pero al mismo tiempo se ve un proceso de segmentación muy profundo del sistema escolar, que se acentuó en los 90”.

Explicó que en la Argentina hoy un niño permanece 13 años en el sistema escolar obligatorio. Sin embargo, “si no se especifica a qué escuela va, no se puede saber qué educación recibe, porque la experiencia educativa puede variar dentro de una misma ciudad y en una distancia tan corta como 300 ó 400 metros”, dijo.

Antes, reseñó el pedagogo , el proceso de exclusión educativa se producía en la puerta de la escuela, impidiéndoles a los pobres entrar. Ahora, “la exclusión se transfirió al interior del sistema escolar: los más pobres van a escuelas pobres, permanecen en instituciones que no garantizan su derecho efectivo a la educación, al pagarles pésimamente a los docentes, al tener malas condiciones de infraestructura, al impedir que los niños tengan otra cosa que no sea el comedor”.

Infantilización de la pobreza

Desde otro panel, Patricia Redondo -que se especializa en investigaciones sobre escuela y pobreza- aportó que la situación de la infancia en nuestro país es grave. “Los índices de pobreza han bajado pero la relación de desigualdad presenta una infantilización de la pobreza insoportable para la sociedad argentina”.

“La desigualdad social en la Argentina es parte del texto escolar”, señala. Y coincide con Gentili en que la desigualdad social está presente en las escuelas. “Existe una enorme brecha de acceso a los bienes sociales, materiales y simbólicos que resuenan en el día a día de las aulas”, manifestó, y alertó que los chicos que habitan las esquinas son medio millón, una cifra importante que compromete seriamente el futuro de nuestro país.

Si bien reconoció que en ese contexto se hace difícil “sostener la enseñanza si no se atiende lo inmediato”, invitó a los docentes a “no culpabilizarse” y a “desplazarse a posiciones más radicales en términos pedagógicos”.

En dos escuelas semejantes, ejemplificó Redondo, un profesor dijo a sus alumnos de 3er. año de secundario que les daba libertad para elegir los temas que ellos quisieran abordar en clases, y los chicos decidieron ocupar ese horario para hacer contorsionismo. A diez cuadras, en otra escuela, un profesor de Ciencias Sociales incluyó a Gramsci en su currícula y los alumnos de primaria, en las mismas condiciones de pobreza, produjeron textos casi universitarios que fueron discutidos en foros públicos.

Pobreza de políticas

Por su parte, Graciela Frigerio, dijo que “hoy hay políticas que por lo justo no tienen la menor preocupación y, en cambio, consolidan la violación de las infancias”. Tras pedir disculpas de antemano por “provocar”, denunció que “son tiempos de enormes pobrezas, de empobrecimientos deseados y buscados por importantes sectores de la población, porque mantenerse en el núcleo de la inclusión exige explotar al otro, esclavizarlo e ignorarlo”.

“Quizá lo más duro de trabajar sean las pobrezas de las políticas contra la pobreza. Políticas que son francamente miserables y que sólo tienen para ofrecer catálogos denigrantes. Entonces se habla de niños pobres y para ellos ¿que hay? Sólo ideas pobres, políticas pobres, iniciativas pobres”, dijo, lo que generó un extenso aplauso.

“Las estrategias gubernamentales para retener a los alumnos no siempre logran su cometido, y muchas veces la escuela y el sector social quedan a cargo de este desafío”, continuó Frigerio que es una referente educativa de lectura obligatoria, doctora en Ciencias de la Educación y presidenta del Centro de Estudios Multidisciplinarios (CEM), dedicado a la investigación en materia de Ciencias Sociales.

Las nuevas tecnologías, la historia de la educación, la evaluación y el trabajo docente, la educación ambiental, el juego en los niños fueron otros de los temas de debate, y la denuncia social cruzó la mayoría de las disertaciones.

“El gran desafío hoy pasa por generar condiciones de escolaridad iguales para todos”, englobó Gentili.

“Las políticas gubernamentales tienen que estar orientadas a mejorar las condiciones educativas de los más pobres, con más inversión, más capacitación y acompañamiento. Porque no se iguala dando a todos un poquito, sino dando más a los que menos tienen”.

Pablo Gentili.

Doctor en Educación.