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Y el fútbol contó un cuento

Y el fútbol contó un cuento

Para su reciente libro, Alejandro Apo seleccionó 16 cuentos de fútbol de autores como Mario Benedetti, Isidoro Blaisten, Alejandro Dolina y Roberto Fontanarrosa, entre otros. FUENTE. AGENCIA TÉLAM. FOTO. EL LITORAL

Los relatos que integran la antología “Y el fútbol contó un cuento”, de Alejandro Apo, recuperan personajes emblemáticos como los jugadores Martino, Rojitas, Bochini y Maradona; recuerdos memorables: el penal que atajó Roma y consagró a Boca en el ‘62, el primer campeonato que ganó Vélez Sarsfield en el ‘68; y anécdotas que reflejan el sentimiento del hincha, la pasión por la camiseta y el entusiasmo por el más popular de los deportes.

Desde ángulos y perspectivas diferentes, con cálida voz, cada una de las historias reunidas por este libro editado por Alfaguara, abre un espacio para la memoria, el humor y la emoción. Y hacen de estas páginas el mejor partido para disfrutar del fútbol y de la buena literatura.

Fragmentos

En el comienzo de este libro, el autor cuenta que “la gente de la editorial Alfaguara me invitó a escribir un libro de cuentos de fútbol, por la característica de mis espectáculos y porque, desde la radio, también difundo la literatura relacionada con ese deporte. Entonces, dije, voy a ponerme a escribir. Y empecé.

Se me ocurrió una historia de barrio, de la infancia, por ejemplo, una travesura de dos hermanos que juegan al fútbol en la calle. Pero después me di cuenta de que Carlos Abin ya había escrito “Al ángulo superior derecho”.

Un día, buscando algo en la biblioteca, recordé un libro de Roberto Perfumo: Jugar al fútbol; en el capítulo “La cancha interna” él cuenta que para ubicar a sus compañeros en el campo de juego se guiaba por los carteles de publicidad. Maschio estaba en Renomé; Cárdenas, en Fernet Branca, y en Cinzano, el Toro Raffo. A mí me fascinó esa idea. Pensé que podía escribirle un cuento a mi amigo del alma, para narrarle aquel gol que hice en la canchita de Dardo Rocha, enfrente del hipódromo de San Isidro, donde estaba el Eucalipto Fútbol Club; ahora, allí hay una casa, al lado de donde yo vivía.

Pensé entonces en retratar a un jugador. Alguien que puede vender su alma al diablo para salvar su situación económica, para salvarse él o para salvar a su mamá; sin embargo, hay un momento en que las ganas de hacer un golazo pueden más y entonces... alguien me marca que Mario Benedetti, el gran escritor uruguayo, había inventado esa historia en 1954, y que se llama “Puntero izquierdo”.

No era cuestión de darme por vencido; tenía que hacer el primer cuento y el resto saldría más fácil.

Bastante convencido de que no era tan sencillo encontrar ideas para un cuento de fútbol, me descubrí imaginando una historia que se desarrollaba en un bar; un bar de esos donde el dueño habla de fútbol con los clientes y, cada tanto, rescata a los grandes valores que uno no vio. (Porque en este deporte es un clásico decir que “todo tiempo pasado fue mejor”). Y mientras ese dueño del bar nos invita a aplaudir a los jugadores del pasado y no a estos, los de ahora, se teje una historia de amor frustrado, un desamor, un dolor. Pero Sebastián Jorgi había publicado “¿Vos lo viste jugar a Martino?”, y otra vez llegó la frustración.

Después intenté por el lado del entrenador, y cuando digo el entrenador, me refiero a los tipos de antes, que eran más bien preparadores físicos. No directores tácticos o técnicos, como los de ahora. Entonces, me imaginé un encuentro, en un cumpleaños, digamos, con alguien que tiene todas estas características. Un personaje nostálgico y querible. En esa fiesta, yo conocía al último entrenador: todo un símbolo. Pero estoy listo. Juan Sasturain en su libro Picado grueso había incluido esa historia. Igual no me resigné.

Se estaba complicando cada vez más el asunto, sin embargo no me desanimé. Será cuestión de paciencia. Alguna idea iba a aparecer... Y fue un mediodía, no me olvido más. Estaba almorzando con unos amigos cuando me imaginé esta escena: una reunión familiar, más precisamente un domingo, con esos soberbios del fútbol, del automovilismo, de la vida, bah, que creen que se las saben todas. Pero hay alguien más: un personaje casi insignificante, un tipo que aprovecha las distracciones de los otros para hacer la suya. “Perdoname”, me advirtieron nuevamente, “esa idea es de Isidoro Blaisten, un monólogo divertidísimo, “A mí nunca me dejaban hablar’”.

Cuando sentí que ese pedido de la gente de Alfaguara naufragaba irremediablemente, entreví a un perdedor, ese era mi personaje, un tipo del interior que perdió en todo —en el trabajo, con las mujeres, en la vida—, y que sólo podía ganar en el fútbol. Pensé, ¡qué lindo tema! Y me puse a revisar si alguien lo había tomado. Y sí, nada menos que Mempo Giardinelli, en “El hincha”, que es un bellísimo relato. Lejos de entristecerme, esas ideas que a mí me habían gustado tanto, eran ideas que se les habían ocurrido a otras personas, pero todas, de alguna manera, tenían que ver con el fútbol, con el amor, con el hombre —con su grandeza y con su miseria—. ¿Por qué no juntar a todos estos maestros en un libro? Y entonces, sí. Salgo a la cancha para presentarlos a ellos, con sus cuentos, con sus recuerdos y con sus anécdotas como bandera. Y los invito, a ustedes, a disfrutar de estos textos, que alguna vez me imaginé pero que otros escribieron admirablemente. Aquí están. Estos son. Y el fútbol contó un cuento...