Honduras

Se reúnen delegados de Zelaya y Micheletti

Delegados del depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya y del gobernante de facto Roberto Micheletti se reúnen hoy en Costa Rica, bajo mediación del mandatario anfitrión Oscar Arias, intentando resolver la crisis política en Honduras, bajo presión de la comunidad internacional.

El presidente costarricense convocó a ambas delegaciones en su residencia privada del selecto barrio de Rohrmoser, para proponerles una salida a la crisis originada por el golpe de Estado que derrocó a Zelaya el 28 de junio. Ni Zelaya ni Micheletti tenían previsto llegar a San José.

“La restauración del orden constitucional en Honduras pasa por la restitución del presidente José Manuel Zelaya”, ha dicho el mandatario costarricense, quien va a proponer a las partes un gobierno de “reconciliación nacional”.

A cambio, Zelaya tendrá que desistir de llevar a cabo su proyecto de convocar un referéndum el próximo 29 de noviembre, coincidiendo con las elecciones generales, para reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial.

Las declaraciones de Zelaya y Micheletti, compañeros del Partido Liberal pero ahora rivales políticos, se han sucedido en las últimas horas, mientras desde la comunidad internacional se han alzado voces para apurar el regreso de Zelaya a Honduras -como la del presidente venezolano Hugo Chávez- o para instar a la negociación pacífica, lideradas por Estados Unidos.

Zelaya ha vuelto a reiterar, desde Managua, su intención de regresar a su país “de una forma u otra”, aunque esperará a que “culmine el proceso de diálogo” de San José.

“La tensión es muy alta”, declaró un portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood, quien pidió paciencia porque ahora se trata de “llevar a las partes a concentrar sus esfuerzos sobre la manera de retornar al orden democrático y constitucional”.

Micheletti, que cuenta con el apoyo del Congreso, el ejército, la Justicia, la Iglesia Católica, la clase empresarial y amplios sectores de la sociedad hondureña, ya ha dicho que está dispuesto a irse, pero a condición de que Zelaya no regrese al poder.