Frente a la creciente demanda de electricidad

Las centrales nucleares recuperan peso estratégico en la matriz energética global

Es porque no emiten gases efecto invernadero y constituyen una tecnología madura para diversificar el paradigma fósil. En el mundo hay 436 reactores y se están construyendo 48 más.

Gastón Neffen

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En los últimos años, la generación atómica de electricidad ha vuelto a ocupar un rol clave en la planificación de la matriz energética global. Estados Unidos, Europa, Japón y las potencias emergentes (China, India y Brasil) retomaron sus planes nucleares para atajar la ascendente demanda de electricidad, que podría duplicarse en los próximos 40 años, según las estimaciones del Consejo Mundial de la Energía.

Esta tendencia está siendo impulsada por la necesidad de garantizar un suministro constante y masivo de energía sin emitir gases efecto invernadero. En la Argentina es sencillo relacionar la crisis energética, que ahora se disimula por la recesión, con la falta de planificación e inversión de los últimos 20 años. Pero la economía mundial enfrenta un desafío todavía más complejo: se está empezando a quedar sin nafta.

Los científicos advierten que los combustibles de la modernidad y la revolución industrial (el petróleo, el carbón y el gas) se están agotando; van a ser cada vez más caros, una vez que pase la crisis global, y son responsables de un impacto ambiental (el calentamiento global) que está dejando de ser sustentable.

En este contexto, muchos consideran que la tecnología nuclear es una alternativa viable para diversificar el paradigma fósil, que encara las próximas décadas con el tanque medio vacío. “A nivel mundial hay un revival muy fuerte de la energía nuclear porque se toma conciencia de que no hay muchas otras opciones para generar la cantidad de megavatios que se necesitan”, explica Daniel Bouille, vicepresidente de la Fundación Bariloche, a El Litoral.

El Dr. Jaime Moragues, que es especialista en energías renovables, también reconoce que las centrales hidráulicas, eólicas y solares, aunque pueden hacer un aporte sustancial, todavía no tienen la capacidad para sustituir el rol que juegan el petróleo y el gas. “Para el 2050 podríamos reemplazar al paradigma fósil en un 30 % con fuentes renovables, pero hay que pensar de dónde vamos a sacar el resto”, advierte Moragues, en una entrevista con El Litoral.

La solución más consistente —y más realista— parece ser diversificar. Cuando analizan los próximos 40 años, los especialistas del Consejo Mundial de la Energía dicen que los combustibles fósiles aún seguirán siendo un componente importante, pero adelantan que la energía nuclear va a incrementar su participación en el “mix” de generación, junto a los nuevos desarrollos de energías renovables.

En este momento, en el mundo hay 436 reactores nucleares que generan el 16 % de la electricidad que se consume en el planeta. Casi todas las centrales se hicieron antes de los accidentes de Three Mile Island (Estados Unidos, 1979) y Chernóbil (Ucrania, 1986), en parte impulsadas por la crisis petrolera de 1973. En esta última década, la energía nuclear recuperó el envión. Se están construyendo 48 centrales más (ver infografía) y están programados cerca de 200 proyectos nucleoeléctricos, según las estimaciones del Foro de la Industria Nuclear Española.

Seguridad y riesgos

El debate sobre los usos pacíficos de la energía nuclear siempre fue árido y complicado. Las críticas se pueden resumir en cuatro puntos. Los riesgos de que se produzca un nuevo accidente, la radioactividad de los residuos, la posibilidad de que sean blancos de ataques terroristas y la vinculación con las armas atómicas.

“Chernóbil y las bombas nucleares han manchado esta actividad y cuesta revertirlo”, reconoce el Ing. Rodolfo Carlevaris, de la División Ingeniería de Procesos de Invap, que habló con El Litoral, junto al Ing. Hugo Brendstrup (también de Invap ingeniería), en la Universidad Tecnológica Nacional de Santa Fe. “Lo importante es que la energía nuclear sea analizada racionalmente dentro de un encuadre científico y ecologista, pero no ideológico”, argumentan estos dos expertos.

Carlevaris está convencido de que es necesario educar a la población (“La percepción pública de los riesgos de esta tecnología es exagerada; no están claramente internalizados”), y estudiar que están haciendo otros países.

China está construyendo 13 reactores, que se van a sumar a los 11 que ya tiene en marcha. Estados Unidos tiene 104 centrales nucleares en funcionamiento (generan casi el 20 % de la electricidad) y esperan desarrollar 30 centrales nucleares más en los próximos 10 años. El Reino Unido decidió construir dos reactores más.

Brendstrup y Carlevaris aseguran que, incluso países como Italia, Alemania y Suecia, que habían abandonado sus programas nucleares después de Chernóbil, están analizando retomarlos.

Mucho más cerca, Brasil estudia proyectos para construir 4 reactores de 1.000 megavatios cada uno y completar la unidad III del complejo nuclear de Angra (en la actualidad, los brasileños tienen dos centrales nucleares, Angra I y Angra II).

“En el escenario que viene —explica Brendstrup—, se va a construir una nueva generación de centrales nucleares dotadas de sistemas de seguridad más exigentes y bajo condiciones regulatorias globalizadas”.

Confort y pobreza

Los países desarrollados están muy preocupados por la probable disminución del confort que augura el cuello de botella energético del motor fósil. “Estados Unidos consume seis veces más energía que el promedio mundial, es un verdadero despilfarro”, sostiene Brendstrup. “Tal vez, dentro de 50 años, tener un auto propio va a ser tan improbable como comprarse una avioneta particular”, afirma Carlevaris, por los costos y las dificultades para generar los combustibles.

Los países más pobres tienen un reto más urgente. En el mundo hay 2.000 millones de personas que no tienen acceso a las energías modernas (1.700 millones sin electricidad). En estos datos y proyecciones están pensando los especialistas que hablaron con El Litoral para explicar por qué deben crecer el parque nucleoeléctrico y las inversiones en energías renovables (en la Argentina especialmente las centrales eólicas).

En el Centro Atómico Constituyentes (Gran Buenos Aires), el Ing. Jorge Giubergia, de la Comisión Nacional de la Energía Nuclear (CNEA), sostiene que, cuando se habla de megageneración, no se puede prescindir de la energía nuclear, sobre todo si se busca una fuente que no emita gases.

Para quienes defienden esta forma de generar energía, la imagen de la energía nuclear todavía sigue siendo un problema. Las críticas van desde las de las organizaciones ambientalistas hasta las de Los Simpsons. Una de las ironías de la serie es que el tacaño y caprichoso millonario Montgomery Burns es el dueño de una planta de energía nuclear en la que el técnico de seguridad es Homero Simpson.

“Los Simpsons son un hermoso salvavidas de plomo”, reconoce Giubergia, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y asegura que no hay nada más alejado a la operación de una central nuclear, en la que las normas y los protocolos de seguridad son estrictos.

En Santa Fe, los ingenieros Jorge Caminos y Julio Doyharzábal (UTN, regional Santa Fe) admiten que durante muchos años la energía nuclear fue una mala palabra. “Pero necesitamos que crezca y también hay que darles mucha importancia a las fuentes renovables. No hay que tenerle miedo a nada y sí, trabajar con seriedad”, concluyen.

“Si la Mesopotamia se declara libre de centrales hidroeléctricas, por su impacto ambiental, y ninguna de las provincias autoriza centrales nucleares, ¿qué hacemos, apagamos la luz y nos vamos? Son decisiones que miran el mundo desde el ombligo”, opina Bouille, de la Fundación Bariloche.

Éste es el debate que hoy se está dando en los ámbitos académicos y científicos. Es importante seguirlo con mucha atención; lo que está en juego es la sustentabilidad económica y ambiental de nuestra forma de vida.

El sector nucleoeléctrico en la Argentina

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Dos centrales operativas: Atucha I (Buenos Aires) y Embalse (Córdoba); y una en construcción (Atucha II).

Tres Centros Atómicos (Bariloche, Constituyentes y Ezeiza) y 6 reactores de investigación.

Un complejo tecnológico (Pilcaniyeu, Río Negro).

Una planta de producción de agua pesada, Ensi (Arroyito, Neuquén) y distintas plantas de irradiación.

Yacimientos de uranio en Salta, Mendoza, Córdoba y otras zonas de la Cordillera de los Andes.

436 Es el total de reactores en operación en el mundo

48 están en construcción

Fuentes: Comisión Nacional de Energía Atómica / Consejo Mundial de la Energía - Foro de la Industria Nuclear Española / EL LITORAL

¿Qué está haciendo la Argentina?

El país también está “rearmando” su plan nucleoeléctrico. En junio, Cristina Fernández asistió al cierre del recipiente de presión del reactor de Atucha II, central que comenzaría a funcionar en el 2011. En su discurso, la presidenta dijo que el gobierno tiene previsto construir Atucha III. El objetivo es que esta nueva central entre en operación entre el 2016 y el 2018. Además, se va a impulsar la producción del Carem (Concepto Argentino de Reactor Modular), un reactor de baja potencia (25 megavatios) desarrollado en el país.

¿Cuánta energía nuclear quiere generar la Argentina? Es difícil saberlo hasta tanto no se conozca un plan energético de largo plazo (que sigue en elaboración). Pero hay algunas pistas. En el Centro Atómico Constituyentes, Jorge Giubergia (CNEA) plantea un escenario posible para la matriz energética que se viene.

“Hay que debatir cuál es el mejor equilibrio —admite Giubergia—. Nosotros consideramos que se puede generar un tercio de la electricidad con centrales térmicas; otro tanto, con hidroeléctricas, y el mismo porcentaje, con nucleares; el 10% restante lo pueden aportar las energías renovables”.

Carlevaris y Brendstrup recuerdan que la tecnología nuclear argentina es sólida y pionera en Sudamérica (comenzó en la década del ‘50). Invap, por ejemplo, fabricó cinco reactores y participó activamente en la elaboración de otros dos (algunos funcionan en el país y los otros se vendieron a Australia, Egipto, Argelia y Perú). Argentina, Brasil y México son los únicos tres países de América Latina que tienen centrales nucleares.

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“Se va a construir una nueva generación de centrales nucleares dotadas de sistemas de seguridad más exigentes y bajo condiciones regulatorias globalizadas”.

Hugo Brendstrup

Invap

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“Lo importante es que la energía nuclear sea analizada racionalmente dentro de un encuadre científico y ecologista, pero no ideológico”.

Rodolfo Carlevaris

Invap

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“En el mediano plazo se puede generar un tercio de la electricidad con centrales térmicas; otro tanto, con hidroeléctricas, y el mismo porcentaje, con nucleares; el resto, con energías renovables”.

Jorge Giubergia

Comisión Nacional de Energía Atómica

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Fuerte apuesta. Francia genera el 76 % de la electricidad con centrales nucleares. En la foto, la planta de EdF en Cattenom. Foto: EFE

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El doble. Los chinos tienen 11 plantas nucleares, pero están construyendo 13 reactores más para abastecer su necesidad de energía. Foto: Archivo El Litoral

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Van por más. El complejo nuclear brasileño (Angra I y II), 250 km al sur de Río de Janeiro. Van a construir Angra III y analizan contar con cuatro reactores más de 1.000 megavatios. Foto: AFP

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Un paso clave. En junio se selló la tapa del reactor de Atucha II en Lima (Buenos Aires). La nueva central entraría en operación en un año y medio. Foto: Télam

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Energía cordobesa. Ésta es la central nuclear de Embalse (Río Tercero), que tiene una potencia de 648 megavatios. Foto: Archivo El Litoral

EnergíaNuclear.pdf

Reactores en construcción y en operación en el mundo ///

Datos al 30 de junio de 2009