Una estancia para el ganado

El chalé visto desde otro sector (frente este).

Una estancia para el ganado

En este repaso de la historia de los establecimientos rurales que poblaron la pampa santafesina, conocemos la historia de la Estancia “La Cabaña”, de Vera y Pintado, modelo de cría de ganado.TEXTOS. GLORIA DAYER DE VANETTI.

A1 kilómetro hacia el sur de la planta urbana de Vera y Pintado, por ruta nacional Nº 11, y a 8 kilómetros en dirección este por camino rural, se encuentra ubicado un hermoso y centenario chalé, que dataría de principios del siglo XX: la Estancia “La Cabaña”, que formara parte de las propiedades de la Compañía La Criolla S.A.R. e I.

Según datos obtenidos, este edificio fue construido en la primera década del 1900 y diseñado por el arquitecto Alejandro Bustillo, el mismo que años después creara los planos del chalé de la nueva administración central de la compañía antes citada.

Sus campos, divididos en potreros, abarcaban originariamente 7.300 hectáreas que dedicaban a la agricultura y a la ganadería. Limitaba al sur con los campos pertenecientes a la estancia Laguna del Monte, al norte con los campos de la familia Mántaras, al este con la Laguna de Plata y Saladillo Amargo, y al oeste con la administración central de la Compañía.

“La Cabaña” era un importante establecimiento de campo que contaba con el chalé -que era el edificio principal-, desde donde se controlaba toda la actividad de esa sección de campo, la vivienda del encargado, ubicada en las cercanías de éste, otras dependencias menores para estancia de los peones y diversas construcciones que tenían que ver con los trabajos desarrollados en él: galpones, caballerizas, corrales, silos, etc. todo en medio de una tupida vegetación de frondosos árboles.

Los días transcurrían con mucho movimiento, dada la variedad de tareas que se realizaban: cría de animales, agricultura y desmonte.

La actividad principal estaba orientada a la cría de ganado vacuno de distintas razas; llegaron a reunir 7.700 cabezas, y disponían para ello de todas las instalaciones necesarias para su cría y cuidados.

Todos los años enviaban ejemplares a Buenos Aires, más precisamente a la Exposición Rural de Palermo para su venta. Se dedicaban también a la cría y reproducción de otros animales, como los chanchos colorados reconocidos a nivel nacional por su calidad; los vacunos de raza Durand y los pavos, entre las aves de corral, que fueron premiados en reiteradas exposiciones. Obtuvieron grandes campeones de razas líderes y contaban con muchos ejemplares de gran calidad.

Los animales eran trasladados en vagones jaula del ferrocarril y viajaban para su cuidado alrededor de 60 personas, quienes lo hacían en coches comedor y camarotes. Además, todos los meses salía un tren cargado de hacienda hacia Buenos Aires con destino a frigorífico. Era considerada una cabaña modelo, pues contaba con todas las comodidades de que se podía disponer en aquella época para el desarrollo de esta actividad.

Desde España a la pampa argentina

Este establecimiento y sus campos eran conocidos por sus antiguos pobladores como los campos de La Fina, pero como se tomaba como punto de referencia la cabaña que allí funcionaba -que era la actividad más destacada y reconocida-, se reconoce hasta nuestros días con el nombre de “La Cabaña”, perteneciente al distrito de Vera y Pintado.

Cuando la Compañía La Criolla dio inicio al arrendamiento de su campos a colonos dispuestos a hacerlos producir, llegaron al lugar un gran número de familias que poblaron sus tierras.

Alrededor del año 1920 llegó. Guillermo Vaquer, oriundo de Mallorca, España, quien por intermedio del administrador de la compañía consiguió arrendar grandes extensiones de campo que luego subarrendó a colonos traídos por él con ese fin, entre ellos a su hermano Domingo.

legaron también respondiendo a su ofrecimiento: desde Palmas de Mallorca, Rafael y Juan Martorell, Juan Ferrer, también español; Ceferino López, español de Zamora, llegó en el año 1921 y se afincó en La Cabaña donde se desempeñó como cabañero por espacio de muchos años; Juan Collado llegó en 1926 desde Granada; Eusebio Nikle, suizo alemán; Justo Quiroga, oriundo de Brasil; a ellos se sumaron otros inmigrantes que conforman una larga lista.

A mediados de 1930, Juan Burguener y Aurelio Fernández, habitantes también de los campos de La Cabaña, tomaron la iniciativa de comenzar las gestiones tendientes a la creación de una escuela en el lugar, proyecto que recién pudieron concretar en el año 1938.

El origen de “Los Brangus”

Este establecimiento fue vendido por la Compañía La Criolla a Manuel Suárez Bernard, quien lo adquirió en sociedad con José Divito, de nacionalidad uruguaya.

En el año 1943, esta nueva firma trajo como mayordomo a Marcelino Acosta, oriundo de Gobernador Martínez, departamento Goya, provincia de Corrientes, quien pasó a ocupar con su familia una amplia vivienda ubicada a escasos metros del chalé; allí se desempeñó por espacio de muchos años.

En el año 1957, “La Cabaña” fue adquirida por Rogelio Moens de Hasse. De las 7.300 hectáreas, que abarcaba en su origen, fueron vendidas 3.000; las 4.300 restantes están a cargo de su hijo, Pablo Moens de Hasse y se la conoce con la nueva denominación de Establecimiento “Los Brangus”.

El chalé se encuentra actualmente en proceso de ampliación hacia el este del primitivo edificio, respetando al estilo de la original edificación. Su aspecto se observa impecable, la forestación renovada y el parque conservado, lo que permite disfrutar en plenitud de su belleza.

Cuenta con pileta de natación, pista de aterrizaje y todo el confort que permiten los nuevos tiempos. En 1977 fueron demolidos los silos en razón que presentaban peligro de derrumbe. Aún se conservan, distribuidos en distintos sectores, galpones y viviendas construidas a principios del siglo XX.

Fuentes:

- Lorenzo Serra Perelló

- Cerafín Antonio Acosta

- Carmen Ramos Mejía de Correa

- Pablo Moens de Hasse

Los días transcurrían con mucho movimiento, dada la variedad de tareas que se realizaban: cría de animales, agricultura y desmonte.

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Marcelino Acosta y Elvira de la Cruz Fernández.

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El edificio de “La Cabaña” fue construido en la primera década del 1900 y diseñado por el arq. Alejandro Bustillo.

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Mujeres portando la bandera del Club Atlético Real Unión, de “La Cabaña”.

El chalé se encuentra actualmente en proceso de ampliación hacia el este del primitivo edificio, respetando al estilo de la original edificación.

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Caballerizas y galpones que aún se conservan en la estancia.

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Otra vista actual de los galpones de “La Cabaña”.

La vida en el campo

Los colonos de la estancia “La Cabaña” se mercaban en los comercios de Fives Lille (hoy Vera y Pintado), por lo que habían logrado una estrecha relación de cordialidad con pobladores de la planta urbana.

Otro detalle de la vida en comunidad es que los vecinos de “La Cabaña” habían formado su propio club, llamado Club Atlético Real Unión. Contaban con cancha de frontón, de bochas, de fútbol, de basquet, de tenis, que utilizaban también como pista de baile en sus fiestas, casamientos y cumpleaños. Organizaban entretenimientos comunes al campo: carreras de caballos y juegos de tabas, etc.

Todos colaboraban en los acontecimientos que allí se realizaban, todo se compartía y se disfrutaban de todos los rincones del lugar.

Eran muy solidarios entre sí; formaban una gran familia donde reinaba la armonía y esto les permitía sobrellevar el trajín diario de las múltiples tareas del campo.