Tumores prevalentes

Leucemia, el más frecuente

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El cáncer pediátrico es una patología de muy baja incidencia en la población.

Foto: Archivo El Litoral

El tumor más frecuente que se ve en Santa Fe, Argentina y el mundo es la leucemia, luego le siguen los cerebrales, los linfomas y después hay un subgrupo de tumores que van de la mano, cuya frecuencia es similar, aunque son mucho menos comunes que los primeros, según precisó la Dra. Florencia Moreno.

Consultada en relación con las posibilidades de tratamiento y la sobrevida de los pacientes, la Dra. Florencia Moreno aseguró que “cada patología es distinta y por eso es muy difícil hablar de todo en general. Por eso, según los niveles de complejidad es cómo hay que definir al paciente: no es lo mismo cuando un paciente tiene un estadío temprano que cuando es tardío, ya que el costo del niño que pone su cuerpo, tanto emocional como familiar, además del costo económico de un tratamiento de primera línea son diferentes y las posibilidades de sobrevida obviamente, también”. Por eso, insistió en la necesidad de sospechar a tiempo esta patología para poder diagnosticarla y tratarla lo antes posible.

Explicó que “el diagnóstico de la leucemia no tiene grandes problemas en hacerse porque son muy “florida’ y rápidamente se diagnostica y todo está muy aceitado para brindar tratamiento. En Argentina, están tratadas con el mismo protocolo, denominado Gatla (Grupo Argentino de Tratamiento de las Leucemias) y está estandarizado. Por eso, el diagnóstico es rápido y los niños entran en tratamiento rápidamente. Las leucemias, en términos generales, también presentan diferentes niveles de gravedad y distinto pronóstico, pero si las agarramos todas juntas, el 70 % debería curarse”.

Moreno aclaró que “atrás de todo esto hay un sostén del paciente, que no es únicamente el tratamiento de alta complejidad que uno decide hacerle sino que después se debe ver cómo sostenerlo. El niño requiere importante apoyo interpersonal de un grupo de profesionales además del oncólogo, que incluye clínico, nutricionista, psicooncólogo”.

Respecto de los tumores cerebrales, Moreno informó que “hay distintos tipos histológicos y de eso dependerá el pronóstico. Lo importante en estos tumores es un diagnóstico temprano porque no es lo mismo un tumor pequeño que un tumor grande, y no es lo mismo que lo opere un neurocirujano que sabe operar pacientes con patología neuro-oncológica que un neurocirujano que puede ser excelente pero puede no tener experiencia en atender niños con tumores. Eso va a marcar una gran diferencia de lo que va a ser el pronóstico de ese paciente; es el día y la noche. El futuro de esa criatura va a depender, no sólo desde el punto de vista oncológico, que puede salvarse o no, sino de las secuelas que le puede traer al paciente una buena cirugía y posquirúrgico, y un buen manejo del paciente luego de la cirugía si es atendido por un equipo que no tenga experiencia”.

Por último, agregó que “los linfomas, en términos generales, tienen chances de curarse pero también dependen de la histología. No es lo mismo un linfoma Hodgkin que otro no Hodgkin, ya que los primeros tienen un muy buen pronóstico, aunque si está en un estadío 1 es diferente a un 4 o un ganglio pequeño que cuando vienen con varias metástasis”.