Pierres et Gilles, pioneros

en el kitsch fotográfico

Patricia Baelo

(EFE)

El dúo de franceses Pierre et Gilles, uno de los mayores exponentes del arte contemporáneo, emulados y copiados en todo el mundo, presentan su universo “kitsch” y provocador en una gran retrospectiva en Alemania.

Quince años después de que exhibieran por primera vez en el Stadtmuseum de Múnich, los artistas recorren su trabajo, desde sus inicios en la década de los 70, hasta la actualidad, con “Pierre et Gilles. Retrospectiva”.

“Estamos muy entusiasmados con la idea de venir a Berlín con esta gran exposición; es más, la selección de las obras la hemos hecho teniendo en cuenta su relación con la capital alemana”, explicó Pierre en rueda de prensa.

Con una peculiar técnica que mezcla pintura y fotografía, Pierre et Gilles apuestan por una estética barroca, en la que no falta lo dorado, lo brillante y lo sobrecargado, y muy influida por el cine y la publicidad.

Así, se exhiben más de 80 obras de grandes dimensiones, en las que los cuerpos esculturales de querubines yacen sobre fondos desenfocados y escenarios urbanos.

La película y el revelado están a cargo de Pierre, mientras que del óleo y la brocha se encarga Gilles; ésta es la técnica mediante la cual consiguen conferirle a cada imagen un carácter único y exclusivo.

Sin embargo, frente a la fuerza de los elementos y el colorido típicamente pop, aparecen unos escenarios sombríos, propios de una ciudad industrial, como cualquiera de las que se pueden encontrar en la vida cotidiana.

“Nuestro trabajo es un reflejo de la vida y, por eso, también en nuestra obra hay siempre un lado oscuro y siniestro, de sombras”, apuntó Gilles. A su juicio, ésos “son los fantasmas” con los que se acaban topando siempre, y que se ven obligados a expresar, ya sea a través de una temática religiosa o incluso erótica.

Nacido en La Roche-sur-Yon (Valle del Loira) en 1950, Pierre comenzó a trabajar como fotógrafo para revistas de moda y tendencias como “Dépêche Mode” e “Interview” en 1973, tras haber concluido el servicio militar.

Tres años más tarde, durante la inauguración de una nueva tienda del modisto Kenzo en París, conoció a Gilles y, sólo un año después, ya habían formalizado su situación como pareja artística y sentimental. Desde entonces, no han dejado de protagonizar exposiciones por todo el mundo, desde Francia a Estados Unidos, pasando por Rusia e incluso China.

Su obra se ha visto muy influida por todos los viajes de los artistas a Asia, y muestra de ello son sus series dedicadas a Laos y Tailandia.

Con su peculiar mirada, en parte fílmica y en parte voraz, en las tres últimas décadas Pierre et Gilles han retratado a celebridades de la talla de Jean-Paul Gaultier, Madonna, Catherine Deneuve, Paloma Picasso, Iggy Pop, Dita von Teese y Rossy de Palma. Eso sí, siempre utilizando como ingredientes básicos lo surrealista, en forma de caracoles que recorren las espaldas de los mozos, y lo tétrico, representado a través de payasos cubiertos de sangre o una mujer “Bloody Amelie”, vestida de luto con la mitad de su cuerpo sumergido en un lago.

Un arte en el que, como ellos mismos explicaron, no hay nada calculado, y en el que todo brota “de forma natural e instintiva”, sin planificación previa.

La pareja, que obtuvo entre otros galardones el Gran Premio de Fotografía de París en 1993, no quiso desvelar detalles sobre sus próximos proyectos, con la idea de mantener la sorpresa, aunque destacaron que siempre están pensando en su próxima imagen. Comentaron sin embargo que dentro de pocos meses su obra verá la luz en Brasil y en la prestigiosa galería Jérôme de Noirmont, de París, que tanto les apoyó en sus inicios.

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“Blonde Vénus” (1992), foto de Pierre et Gilles.