Contrapunto

En el puente Gualeguaychú-Fray Bentos

Una entrevista que se inicia con preguntas de los entrevistados a los periodistas. No es lo usual, pero lo aceptamos. Después de todo, tampoco es usual que un corte de rutas en un puente internacional dure tres años.

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Con El Litoral, un diálogo tenso e increpante.

Foto: Marisa Spina

Rogelio Alaniz

La llegada a la Aduana de Uruguay desde Mercedes es una escena digna del “Astillero” de Onetti. Las instalaciones están, los funcionarios trabajan pero todo está paralizado, paralizado desde hace tres años. Nuestra interlocutora dice llamarse Isabel; es todo lo que sabemos de ella, pero es suficiente. Soy de los que todavía creen que los únicos autorizados a a pedir documentos en una sociedad civilizada son los policías.

—¿Qué quieren?

—Una entrevista para el diario El Litoral de Santa Fe

—¿Y por qué vienen desde Uruguay?

—Porque estuvimos allí entrevistando a los candidatos para las próximas elecciones.

—Así que se van a Uruguay a entrevistar a candidatos de otro país, pero nunca han venido a hacernos una nota a nosotros.

—Ahora venimos.

—Ahora vienen porque quieren pasar

—Ustedes hagan lo que les parezca mejor. Trabajo para un diario y me mandaron. Si no nos dejan pasar, nos volvemos, y la nota la hacemos lo mismo, contando que nos negaron la entrevista.

—¿No le da vergüenza entrevistarse con candidatos extranjeros?

—No me da vergüenza.

—¿Les preguntaron a ellos que piensan del corte?.

—Se lo hemos preguntado y han dicho que se van a aburrir de hacerlo y después van a invertir en pasteras en Entre Ríos.

—¿No le preguntó a Mujica por qué cuando era joven estaba en contra del imperialismo y ahora arregla con las empresas multinacionales?

—Le hice algunas preguntas parecidas, pero ahora me gustaría formulárselas a ustedes, porque hasta el momento los que hacen las preguntas son ustedes.

—¿Y usted en que sección del diario trabaja?

—Hago política

—Entonces, no nos pueden entrevistar porque nosotros no tenemos nada que ver con la política, somos apolíticos.

—La política es algo más que la actividad de los partidos políticos.

—Como quiera, pero para nosotros la política es mala palabra.

—No se olvide de que para los militares en los buenos tiempos también lo era.

—Nosotros no somos militares.

—No lo son, pero están tomando decisiones como cortar un puente que se parece a una decisión militar.

—Lo que estamos es en contra de la politiquería.

—¿Puedo, entonces, entrevistarlos?

—Lo vamos a consultar; nosotros somos horizontales y decidimos colectivamente (consultan durante unos minutos y me piden una credencial)

—Ni en la Aduana me han interrogado tanto... (risa).

—Es que acá nosotros somos los que decidimos quiénes pasan y quiénes no.

—¿Por qué hay gente qué puede pasar y gente que no?

—Porque éste es un corte humanitario

—¿Qué quiere decir con eso?

—Si hay emergencia dejamos pasar. Un enfermo, la muerte de un familiar... Pero en todos los casos deben tener un comprobante de lo que les pasó porque, si no lo tienen, no pasan; ya hemos visto que hay muchos que inventan excusas para pasar.

—¿Qué pasa con los jubilados por ejemplo?

—Los viejitos que cobran pensiones y jubilaciones de Fray Bentos o a la inversa pasan con un chófer y un acompañante que los ayuda a cobrar. Acá los tenemos registrados a todos. También tienen el paso los funcionarios de los puentes y los que trabajan en las estancias vecinas. Todas esas personas ya están fichadas.

—Ni la gendarmería trabajaba con tanto celo.

—A los que no dejamos pasar es a los turistas o a la gente que trabaja en Botnia. Uruguay ha vivido durante años del turismo argentino y ahora lo que queremos es que el presidente de Uruguay se entere de que se les acabó la buena vida en esta región y se les acabó la buena vida porque ellos eligieron la empresa.

—¿Y los turistas argentinos que quieren veranear en Uruguay fueron consultados?

—Ellos están informados de nuestra lucha.

—Pero, ¿fueron consultados?

—Usted debería estar informado antes de hacer esa pregunta...

—Infórmeme usted, entonces...

—Los turistas saben lo que sucede y ya no vienen.

—Pero ustedes con el corte los perjudican a ellos...

—Ellos son solidarios con nosotros.

—¿Y el que no lo es?

—No pasa

—¿Cuál es la estrategia de ustedes con respecto a este corte?

—¿Qué es lo que me quiere preguntar?

—¿Hasta cuándo van a seguir con el corte?

—No hemos variado de posición. Botnia se tiene que ir; hasta que Botnia no se vaya, nosotros estamos acá.

—¿Qué va a pasar con el fallo de la Corte de La Haya?

—Vamos a esperar. Pero no creo que La Haya diga lo que nosotros esperamos... Es muy probable que a La Haya le cambien la historia...

—O sea que ustedes están con La Haya, si La Haya falla a favor de ustedes, pero, si falla en contra, siguen con el corte...

—Lo que pasa es que La Haya mide con criterios válidos para la Unión Europea.

—¿Cómo se llevan con las autoridades de la provincia de Entre Ríos?

—Bien

—¿Y con el intendente de Gualeguaychú?

—Todo está como siempre

—¿Qué quiere decir que está todo como siempre?

—Qué lástima que no nos conozca. Usted sabe que a la hora de necesitarlos nosotros le pedimos a ellos.

—Le repito que estoy informado de su lucha, pero los detalles me los tiene que contar usted.

—Está todo igual. Cuando tienen que presentarse ante el extranjero, se regalan; cuando están con nosotros, nos ofrecen algo para dejarnos contentos. No tenemos mala relación, porque estamos dialogando permanentemente con ellos. Nosotros no somos unos locos; dependemos del voluntariado de toda la ciudad; cuando hay un problema en el corte los llamamos y vienen a ayudarnos. Nosotros estamos acá porque nos movilizamos; no estamos esperando la ayuda del gobierno para actuar.

—¿Cómo se llevan con el gobierno nacional?

—Ellos están con La Haya.

—Pero Kirchner anduvo por acá y los apoyó.

—Eso fue una burla. Vino a hacer política, a jurar que era una causa nacional, cuando en realidad nunca le importó nada. Él creyó que nos iba a usar y así le fue. Nosotros queremos que Botnia se vaya del río Uruguay. No somos ambientalistas, somos personas de una ciudad y los ambientalistas nos enseñan, ellos son los que saben. Nosotros atendemos a todos y conversamos con todos, pero lo que tenemos en claro es que sin el apoyo de la sociedad no vamos a ir a ningún lado.

—Desde que Botnia se instaló, ¿hay algún impacto sobre el río?

—Claro que lo hay, eso lo reconocen ellos. Uruguay dice que no contamina y la propia Botnia dice que contamina, pero esa contaminación está admitida por la Comunidad Europea. El agua está contaminada, el olor a podrido es inaguantable. Los inversionistas no vienen por eso; en cien kilómetros a la redonda el europeo no compra nada.

—En Fray Bentos los vecinos me dijeron que ellos no tenían problemas.

—Mienten y, además, son unos sumisos, los han amenazado y están acostumbrados a bajar la cabeza.

—¿Ustedes pueden comprobar que Botnia contamina?

—Usted venga y vea. Si usted se toma el trabajo de mirar se va a dar cuenta de que no hacen falta pruebas. Nosotros lo podemos acompañar para que vea cada situación. Además, está esperando España para instalarse. Botnia usa el agua dulce con una temperatura y la devuelve con otra; perjudica el medio ambiente, la fauna, los pescadores se han quejado de que los peces salen con las agallas amarillas, cuando en otros tiempos eran rosadas. Esos peces están contaminados y no se pueden vender o, si se venden, es a muy bajo costo. Todo está contaminado, es una cadena.

—En lo personal, ¿han sufrido las consecuencias de la contaminación?

—Yo fui una de las tres mujeres contaminadas en agosto del 2006, cuando se le cayó a Botnia un producto y nos intoxicó a las tres, a Alejandra, Gabriela y yo. A las tres nos quemó la piel. Todavía no nos hemos curado; hasta la fecha estamos como si tuviéramos sensación de gripe. El 11 de julio pasado vimos el humo y sentimos el olor a huevo podrido y entonces nos empezó a arder la garganta. En el agua se observan manchas blancas...

—¿Qué les diría a los santafesinos?

—Que vengan a conocer la causa o que entren a nuestra página web, porque en cada ciudad de nuestro país hay una pequeña Botnia y a esto el pueblo no debe aceptarlo.