Sismos, tsunamis, tifones en menos de una semana

Trágica ola de catástrofes en Asia

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En Indonesia, un terremoto causó al menos 770 muertos mientras que en el Pacífico Sur, un tsunami devastó aldeas y dejó unos 150 muertos.

Fotos: AGENCIA AFP

 

AFP

El terremoto que azotó Padang, en la isla indonesia de Sumatra, provocó probablemente miles de muertos, pocas horas después de que un tsunami devastara el archipiélago de las Samoa, matando a 150 personas, en una serie de catástrofes naturales que golpean el sudeste de Asia.

El sismo de magnitud 7,8, que se produjo ayer por la tarde, causó cerca de 770 muertos, según un recuento oficial establecido hoy, pero las autoridades temen un balance final mucho más grave.

“Pensamos que murieron miles de personas”, declaró el jefe de la célula de emergencia del Ministerio de la Salud, Rustam Pakaya, en plena carrera contrarreloj de los rescatistas para hallar sobrevivientes. Las operaciones de búsqueda se veían dificultadas por la lluvia y la falta de maquinaria para remover los escombros.

Los equipos de rescate operan desde primera hora de la mañana en la región, rescatando personas atrapadas, recuperando cadáveres y repartiendo 20.000 kit de emergencia con tiendas de campaña, ropa de abrigo, medicinas y alimentos.

Andriana, una madre de familia de 49 años, esperaba impotente ante los escombros de la escuela de su hija de 14 años. “Estoy aquí desde ayer. Rezo porque mi hija siga viva”.

Varios habitantes decidieron abandonar Padang, gran ciudad portuaria de cerca de un millón de habitantes frente al océano Índico, por temor a réplicas susceptibles de provocar un tsunami.

En efecto, esta mañana la tierra volvió a temblar con un nuevo y potente sismo de magnitud 6,8, a unos 150 km al sur de Padang.

Tsunami

Este terremoto en Indonesia se produjo pocas horas después de otro, de magnitud 7,9, que golpeó el archipiélago de las Samoa, generando un tsunami que mató a 150 personas en esta zona del Pacífico Sur.

Aldeas costeras y hoteles de turistas fueron devastados por muros de agua de cerca de ocho metros, que se abatieron sobre el archipiélago de Samoa, integrado por el Estado independiente de Samoa, con unos 219.000 habitantes, y por las Samoa estadounidenses, administradas por Washington, con unos 65.000 habitantes. El maremoto afectó también al archipiélago vecino de las Tonga.

Las autoridades samoanas creen que la cifra de víctimas mortales continuará creciendo a medida que los equipos inspeccionen la costa del sureste de Upolo, la segunda mayor isla de Samoa y que alojaba varios complejos hoteleros repartidos por unas 70 aldeas, en su totalidad destruidas por el seísmo y el posterior tsunami.

“Ningún aviso, ninguna sirena. En sólo un minuto vieron la ola, cuando ya la masa de agua se encontraba sobre ellos”, declaró una habitante, Lonnie Mai.

El presidente norteamericano, Barack Obama, declaró el estado de catástrofe en las Samoa estadounidenses, y ofreció su “sentido pésame” a las víctimas del tsunami.

“Mi sentido pésame para las familias que perdieron a sus seres queridos y mucha gente que ha sido afectada por el terremoto y el tsunami”, dijo Obama. Por su lado, el primer ministro de las Samoa, Tuilaepa Sailele Malielegaoi, declaró estar “totalmente conmocionado” por la catástrofe.

Tifones

Finalmente, el sudeste de Asia se prepara para el paso de un nuevo tifón, Parma, mientras que el precedente, Ketsana, dejó en su estela al menos 380 muertos en la región, según balances oficiales.

Filipinas fue el país más golpeado, con 277 muertos y 42 desaparecidos, especialmente en la capital, Manila. Más de 2,5 millones de personas se vieron afectadas en el archipiélago, y 700.000 seguían aún en centros de refugio.

Ketsana también provocó 92 muertos en Vietnam y al menos 11 en Camboya.

Sin relación directa

El sismo y tsunami en Samoa y el terremoto de la isla indonesia de Sumatra no tienen relación, aun cuando se produjeron en el “cinturón de fuego” del Pacífico, donde el choque de las placas continentales provoca una fuerte actividad sísmica, indicaron hoy los expertos.

“Se produjeron a 10.000 kilómetros de distancia”, declaró Bill Fry sismólogo en el centro GNS Science en Nueva Zelanda.

“Existen casos donde los sismos se aproximan en el tiempo y en el espacio pues uno de los temblores repercute sobre otro sector de la falla, pero a tal distancia es imposible”, dijo.

El “cinturón de fuego del Pacífico”, que bordea el más amplio océano del planeta, concentra algunas de las más importantes zonas de subducción del mundo.

Allí las placas tectónicas se encastran a gran velocidad geológica (varios centímetros por año) bajo otras placas, acumulando enormes tensiones que tarde o temprano se liberan.

“No hay relación conocida entre los dos sismos”, estimó también el profesor Gary Gibson del Centro de investigaciones en sismología de Melbourne. “Lo que ocurre es perfectamente normal (...) A menudo, los sismos parecen llegar en serie, pero no es más que una impresión”.

Desde hace décadas, los sismólogos esperan que se produzcan terremotos devastadores en zonas de “lagunas sísmicas”, es decir de gran tensión acumulada, como en Chile, Alaska, California (donde está presente la amenaza de la falla de San Andrés), en la región de Tokio, en Nueva Zelanda y frente a Sumatra.

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