“Hay una sobrevaloración de

la ciencia y de la tecnología”

El filósofo italiano estuvo en Santa Fe invitado por la Universidad Católica. Explicó por qué los valores son orientadores de la historia y de la flexibilidad en cuanto a modelos político-económicos que han posibilitado el crecimiento de estos países.

Teresa Pandolfo

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Habla un muy buen castellano y en la UCSF disertó sobre “Evolucionismo, creación y religión”, en el marco del Simposio sobre Ciencia y Filosofía 2009. En la nota con El Litoral demostró una vasta experiencia de la historia del pensamiento humano y de las culturas, habló sobre hombre actual frente a Dios y dejó planteado el interrogante si Occidente sería capaz de generar un modelo (político- económico) flexible frente a China y la India, países que por caminos diferentes, han llegado al autoabastecimiento de los recursos que consideraron necesarios para sus respectivos desarrollos.

“Occidente no rechaza la religión”

El Litoral lo consultó si no observaba que el hombre de Occidente estaba rechazando la religión. El filósofo explicó que Occidente es un concepto muy amplio, no es un concepto geográfico. Indica una unidad cultural que encuentra sus raíces dentro de la cultura clásica, en una cultura que empieza en el VI siglo antes de Cristo. Se considera como raíz primaria esta postura intelectual racionalista, caracterizada por la filosofía y el espíritu griego que luego, recogida y desarrollada por la latinidad, pasó a constituir el corazón de Europa”.

Agazzi explica que lo que hace a la unidad de este mundo occidental es el hecho de enfrentarse con un enemigo común que era el Islam. “En un primer momento fue el Islam árabe y luego el Islam turco. La idea de Occidente se concretiza a final del siglo XVI cuando se había ya desplazado el eje del Mediterráneo al Atlántico, con España, Portugal e Inglaterra. Luego empieza a constituirse una historia que incluye la vieja Europa y después, las tierras que se encuentran del otro lado del Atlántico, también absorben la cultura latina y también la anglosajona”.

A su juicio, el hombre actual de este Occidente-Atlántico “no rechaza la religión” pero agrega que en el mundo actual “hay una sobrevaloración de la ciencia y de la tecnología. “Esto -dice- es consecuencia de que ambas han cambiado el mundo de la vida. No se puede decir que ahora vivimos dentro de un mundo tecnológico, vivimos de un mundo tecnológico que es otra cosa”, precisa.

“Los verdes (por los ecologistas) dicen que tenemos que desmantelar la tecnología y regresar a la Naturaleza. Esto es ingenuo porque hasta el agua que tomamos es un producto industrial”, acota.

La necesidad de Dios

Se le comenta que todo indica que se está ante un hombre que no necesita tanto a Dios y responde que “depende qué significa necesitar de Dios”.

“La ciencia y la tecnología han disminuido muchísimo el sentido de la impotencia del hombre y se interesa por Dios cuando no puede salir (de una situación) por sus propios medios. Pero a partir del momento en que se encuentra ante situaciones que no están al alcance de sus posibilidades, siente sus límites, su fragilidad, y entonces se endereza ante Dios”.

Sostiene que la tecnología ha dotado al hombre actual de la idea o la ilusión de que todo está a su alcance; “si no lo es en este momento, lo será mañana. Cuenta con sus propias fuerzas, las fuerzas de la inteligencia. Esto elimina una parte importante del sentimiento de impotencia y de dependencia, una de las raíces que alimenta el sentimiento religioso.

“Pero hay toda otra gama de problemas que no tiene una relación inmediata con lo urgente, que es el sentido de la vida, que es el problema de una orientación. Una persona que se acostumbra a reflexionar, se da cuenta de que no cualquier manera de vivir su propia vida es igual a otra manera”, sostiene en el diálogo.

Permanencia de los valores

Al ser interrogado si no observaba que un conjunto de valores propios de la cultura occidental y cristiana estaban siendo dejados de lado, responde que “simplemente deben ser repensados”.

“La idea de la perennidad de los valores, de la perennidad de los principios que son suprahistóricos, ¿qué significa? No significa que estén fuera de la historia sino que son capaces de invertir e influir en la historia en cada momento. Por eso, su validez histórica se confirma y se comprueba mostrando que son capaces de dar un sentido y de orientar la historia actual. Entonces, no es tanto la presencia o la ausencia de los valores o el rechazo, sino ver si estamos a la altura de articularlos de manera de inspirar las realidad concreta”.

En otro orden de temas, subrayó que no consideraba que el colapso financiero mundial reciente se debiera a la falta de líderes en Occidente sino que lo atribuyó “puramente a una falta total de responsabilidad moral en los que de arriba mandan y deciden (...). No es la consecuencia de una falta de previsión sino de conciencia moral de los que han concebido el plan”, dice taxativamente.

Frente a China y la India

Al abordar la posición de los países de Occidente frente al crecimiento que están experimentando India y la República Popular China en términos de inclusión social y crecimiento tecnológico, el doctor Agazzi indicó en primer término que “Occidente deberá comenzar a reflexionar mucho”.

“Son modelos de estructura económica distintos -no soy economista y no quiero expresar juicios que pueden ser un poco imprudentes- pero recuerdo que 30 ó 40 años atrás, se debatían dos modelos políticos y económicos: uno democrático y de libre mercado y el otro colectivista-comunista con una dirección planeada de la economía, que llevaba adelante la Unión Soviética. Ya en aquel momento, estábamos interesados en ver cómo se desarrollaban esos otros dos países como eran China y la India”.

Agazzi explica pormenorizadamente cómo la India adoptó un modelo más o menos occidental, con un régimen democrático de tipo parlamentario. Y la China de Mao un régimen comunista. “Dos países con pobreza extrema que se trataban de desarrollarse”, dice y relata todo lo interesante que fue ver cómo la India fue ganando las distintas batallas internas.

“La primera fue la batalla Blanca. El propósito era asegurar la leche a todos los niños y se volvió independiente en cuanto a este producto básico. Luego la batalle Verde: el arroz. El Asia vive del arroz. En una época, la India dependía de la importación de arroz pero poco a poco se volvió independiente. Era una economía en un cierto sentido de mercado; no era de libre mercado en un sentido total, pero producían prácticamente todo. También produjo tecnología para el interior de su país y desarrollaron su propia industria pesada y hasta la bomba atómica”, agrega, para decir en otro momento del diálogo que la población de India es muy desarrollada intelectualmente.

Sostiene que en los años ‘90, “la India desde el punto de vista informático estuvo más avanzada que Suiza. Ahora -continúa-, cuando usted llama a un call center de una empresa de Estados Unidos, le contesta una señorita en buen inglés que responde de Bombay o de Delhi”.

“Para nada han vendido su alma al Occidente y siempre estuvieron a la altura de nuestra tradición porque aprovecharon la presencia en su momento de los ingleses. Ahora, están revalorizando sus tradiciones con sus valores (...); aman la poesía y tienen una fuerte religiosidad”.

“China siguió un camino diferente. China fue capaz de volver porque pasó de un sistema arbitrario que era el sistema del comunismo de Mao a otro flexible, que es una mezcla de comunismo y capitalismo aprovechando valores tradicionales de la cultura china, que en Occidente fueron desmantelados porque se convirtieron en abusos. Los chinos tienen la costumbre de trabajar y de ahorrar; son virtudes para ellos”.

Agazzi señala que al mismo tiempo sigue existiendo una forma de control del Estado pero - continúa- fueron tan inteligentes que con Hong Kong, después de que volvió a ser china, le respetaron la autonomía y Hong Kong sigue siendo una de las plazas financieras más importantes del mundo. Se hacen los negocios como se pueden hacer en la City de Londres. “Estos otros modelos de cultura han tenido la plasticidad para enfrentar la realidad actual de manera interesante”. Concluye diciendo que “hay que ver si Occidente puede hacer lo mismo. Estamos viendo que (Barack) Obama intenta un nuevo modelo, pero no es fácil realizarlo, porque hay una galaxia de centros de poder que pueden influir mucho sobre las decisiones políticas”.

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Dr. Evandro Agazzi, profesor de Filosofía de la Ciencia de Génova.

Foto: amancio alem

Perfil

El Dr. Evandro Agazzi es profesor en Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Génova, presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia de Bruselas, presidente honorario de la Federación Internacional de Sociedades Filosóficas y del Instituto Internacional de Filosofía de París y profesor en Antropología Filosófica de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Frigurg (Suiza). Actualmente vive parte del año en Ciudad de México.

/// EL DATO

“La primera fue la batalla Blanca. El propósito era asegurar la leche a todos los niños y se volvió independiente en cuanto a este producto básico. Luego la batalle Verde: el arroz. El Asia vive del arroz. En una época, la India dependía de la importación de arroz pero poco a poco se volvió independiente. Era una economía en un cierto sentido de mercado; no era de libre mercado en un sentido total, pero producían prácticamente todo. También produjo tecnología para el interior de su país y desarrollaron su propia industria pesada y hasta la bomba atómica”, agrega, para decir en otro momento del diálogo que la población de India es muy desarrollada intelectualmente.

Sostiene que en los años ‘90, “la India desde el punto de vista informático estuvo más avanzada que Suiza. Ahora -continúa-, cuando usted llama a un call center de una empresa de Estados Unidos, le contesta una señorita en buen inglés que responde de Bombay o de Delhi”.

“Para nada han vendido su alma al Occidente y siempre estuvieron a la altura de nuestra tradición porque aprovecharon la presencia en su momento de los ingleses. Ahora, están revalorizando sus tradiciones con sus valores (...); aman la poesía y tienen una fuerte religiosidad”.

“China siguió un camino diferente. China fue capaz de volver porque pasó de un sistema arbitrario que era el sistema del comunismo de Mao a otro flexible, que es una mezcla de comunismo y capitalismo aprovechando valores tradicionales de la cultura china, que en Occidente fueron desmantelados porque se convirtieron en abusos. Los chinos tienen la costumbre de trabajar y de ahorrar; son virtudes para ellos”.

Agazzi señala que al mismo tiempo sigue existiendo una forma de control del Estado pero - continúa- fueron tan inteligentes que con Hong Kong, después de que volvió a ser china, le respetaron la autonomía y Hong Kong sigue siendo una de las plazas financieras más importantes del mundo. Se hacen los negocios como se pueden hacer en la City de Londres. “Estos otros modelos de cultura han tenido la plasticidad para enfrentar la realidad actual de manera interesante”. Concluye diciendo que “hay que ver si Occidente puede hacer lo mismo. Estamos viendo que (Barack) Obama intenta un nuevo modelo, pero no es fácil realizarlo, porque hay una galaxia de centros de poder que pueden influir mucho sobre las decisiones políticas”.

“Nadie abarca todo lo bueno”

En Mendoza, el Dr. Evandro Agazzi disertó sobre el sentido de un proyecto humano. El Diario de Cuyo dice que expresó que “debemos aceptar que todos tenemos algo de verdad y nadie tiene la totalidad de la verdad. En cualquier campo. Entonces la diferencia es algo valioso. Ésa es la raíz genuina de la tolerancia y del pluralismo”.

“Nadie abarca todo lo bueno en cualquier campo. Esto no implica renunciar a mis valores, a mis ideas, porque eso es renunciar a una parte de la verdad, a una cierta visión de la vida. Hay que profundizar y ver cómo encuentro la verdad sin ninguna pretensión de alcanzar la unanimidad. Eso sería la tumba de cualquier esfuerzo para construir un proyecto común”, destacó.

“Hoy en día se requiere de proyectos humanos firmes. La tarea más difícil es la de encontrar cuándo un proyecto humano es el que tiene más valor, teniendo en cuenta que cada cultura ha elaborado tablas de valores diferentes”, señaló en su conferencia.

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Foto: amancio alem