Un wing colombiano que anduvo bien en Unión pero se fue al descenso...

¿Se acuerdan de Anthony De Avila?

El “Pitufo” había dejado el fútbol y decidió volver, con casi 46 años de edad y 10 de inactividad.

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

Es el máximo artillero de toda la historia de la Corporación Deportiva de América de Cali. A los 45 años volvió a su club de origen para darle un apoyo en el difícil momento que vive esa institución, después de abandonar la actividad en 1999 cuando se alejó del Barcelona de Guayaquil. El “Pipa” De Avila (debido al seudónimo de su padre, a quien llamaban “Pipón”) regresó a la actividad profesional, después de haberse alejado por espacio de diez temporadas. Durante su extensa campaña profesional también estuvo vinculado con Unión de Santa Fe, el Barcelona de Guayaquil y el Metro Stars de Nueva York.

Aquel colombiano...

El “Pitufo” de Avila actuó defendiendo la camiseta tatengue entre 1987 y 1988 en 33 partidos, anotando 7 goles y demostrando ser hábil, veloz, inteligente y muy escurridizo, dejando un grato recuerdo tras su paso por las canchas argentinas, siendo muy respetado por los defensores oponentes.

La deficiente campaña de Unión en el campeonato de Primera División de 1986-87, campeonato obtenido por Rosario Central, quien había ascendido el año anterior, sumado al alejamiento de varios jugadores, hizo que Leopoldo Jacinto Luque solicitara la incorporación de refuerzos de jerarquía que, finalmente, no llegaron a Unión. Sólo este colombiano, que vino de la mano de Carlos Quieto, quien luego se quedó con el pase de Alberto Federico Acosta.

Las actuaciones en la temporada 87-88 no fueron del todo felices, repitiendo la desafortunada labor del certamen anterior, promocionando esta vez Luque a figuras jóvenes surgidas de la cantera tatengue, entre ellas al arquero Passet, al defensor lateral derecho Altamirano y los mediocampistas Toresani, Catinot y Marcelo López, más el mencionado Acosta.

El guaraní Bobadilla

El paraguayo Rafael Bobadilla, que llegó a mitad de temporada, no rindió como lo esperaba toda la familia rojiblanca (otro refuerzo internacional); los resultados no acompañaban y los técnicos no pudieron lograr el funcionamiento esperado; le costó mucho y después de 13 años perdió la categoría, acompañando a Banfield al Nacional “B”, tras un desempate frente a Racing de Córdoba por penales, en la Bombonera. El único partido que merece recordarse es aquella victoria por 3 a 1 ante River, en la cancha de Colón. Poco y nada para sostener una campaña con ambiciones.

El “Pitufo” De Avila tuvo como entrenadores, además de Leopoldo Luque, que se fue en una triste noche lluviosa de diciembre, tras una goleada de Ferro en cancha de Unión, a Luis Garisto y a Alberto Violi.

El pequeño delantero deleitaba a los hinchas unionistas por el fervor, las ganas y los desbordes para un novel “Beto” Acosta. Era vanidoso porque perteneció a la mejor generación de futbolistas colombianos y fue un luchador incansable, aunque no le alcanzó a Unión para salvar la categoría.

A pesar de la amargura y de los sinsabores, el hincha de Unión siempre aguardaba una jugada excepcional del colombiano, quien además de correr, luchar, realizaba una finta, una corrida veloz o algún firulete con el sello del “Pipa” De Avila que pudiera dar vuelta algún resultado. Sus mejores partidos fueron contra los equipos grandes.

El plantel lo integraban Oscar Fernando Passet, Claudio Francisco Theiler, Ricardo Daniel Altamirano, Mario Eduardo Alberto, Pablo de las Mercedes Cárdenas, Víctor Alfredo Bottaniz, Jorge Alberto García, Julio César Toresani, Ariel Edgardo Catinot, Jorge Marcelo Mauri, Marcelo Miguel López, Luis Ramón Abdeneve, Raúl Agustín Armando, Anthony William De Avila, Alberto Federico Acosta y Rafael Bobadilla, entre otros.

Sus méritos

En su país de origen defendió una sola camiseta, la de América, siendo el máximo ídolo de la hinchada de los Diablos Rojos, especialmente por los más de 180 goles convertidos en el fútbol profesional.

Para ofrecer un simbólico reconocimiento a ese extremo derecho chiquito, con gambeta endiablada y muy guapo que tuvo siempre un singular reconocimiento en los hinchas unionistas, señalemos que obtuvo el Botín de Oro en 1990, otorgado por la Confederación Sudamericana de Fútbol.

Otro de los importantes halagos es que ostenta el título de ser el máximo goleador de la Copa Libertadores de América, con 29 conversiones.

Siete veces campeón

El escurridizo extremo derecho del América de Cali se consagró campeón colombiano en siete oportunidades, defendiendo los colores del equipo rojo en 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1990 y 1992.

De Avila nació en una ciudad caribeña, Santa Marta, el 22 de diciembre de 1963. Es el máximo goleador en el América, siendo escoltado por el argentino Jorge Ramón Cáceres (tucumano, actuó en la década del “70) con 135. El recordado Camilo Rodolfo Cervino (compañero de Vicente de la Mata en Independiente, se fue a Colombia luego de la huelga de jugadores de 1948) convirtió 65 goles (jugó también en el Deportivo Cali).

Alex Escobar es el futbolista que mayor cantidad de encuentros actuó en el América, con 505 cotejos, seguido por Anthony de Avila, que se acerca a la barrera de los 500. En quinto término aparece Julio César Falcioni (integró el plantel argentino campeón mundial en 1978; actual DT de Banfield; también lo fue de Colón hace algunos años) con 376 presentaciones.

Luego de abandonar la práctica profesional, se había dedicado al campo y a la producción de arroz. “Para retornar a la actividad profesional, fui evaluado por los médicos, además personalmente me siento muy bien en los aspectos físico y corporal; puedo jugar los 90 minutos o lo que yo determine personalmente. Le aclaré al director técnico Edison Umaña que quiero actuar una temporada más en el América, antes de mi retiro definitivo”, aseguró el histórico goleador colombiano.

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Equipo de Unión con mezcla de experiencia y juventud en 1987-88. De pie: Humoller, Altamirano, Mauri, Passet, Jorge García y Cárdenas. Agachados: Armando, Toresani, Marcelo López, Alí y De Avila.

Foto: Archivo El Litoral

Figura en el Libro Guinness

A los 45 años, el viejo gruñón Anthony de Avila figura en el Libro Guinnes de los récords y gana 746 dólares por mes.

El actual delantero del América, el más viejo del mundo, estaba una noche en su domicilio junto a su familia cuando lo llamaron por teléfono, le propusieron que se pusiera de nuevo los cortos y aceptó.

En su retorno a la actividad dominical, los hinchas del club “escarlata” reconocieron el pacto de vida eterna entre De Avila y el club de sus amores, estallando en una ovación cuando el “Pitufo” pescó, como era su costumbre en la época de esplendor, una pelota perdida en el área y venció al joven arquero Jaiber Cardona, de 19 años del Deportivo Cali. Persignándose, se arrodilló, miró al cielo y agradeció a Dios con las manos cruzadas sobre el pecho, y luego las levantó en un intento de abrazo celestial.

Existen algunos casos excepcionales, como el de Albert Roger Mook Milla, natural de Yaondé, Camerún, quien jugó con 42 años en el Mundial de Estados Unidos.

Otro ejemplo para tener en cuenta, es el del segundo gran goleador argentino, Angel Amadeo Labruna, que se retiró a los 42 años. El excelente portero británico Peter Shilton, registra también un hecho singular, se retiró después de los 50, pero actuando en un equipo de cuarta división de la Liga Inglesa.

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El colombiano De Avila haciendo “jueguito” en el 15 de Abril, antes de un partido nocturno. Cuando llegó a Santa Fe estaba en la cumbre ascendente de su carrera y con la ilusión de triunfar en el fútbol argentino. Tuvo buenos partidos, más allá del descenso.

FOTO: ARCHIVO EL LITORAL