A propósito de la misión comercial de la Región Centro

Malasia y Singapur: países para conocer sus políticas

Alfredo Morelli (*)

El sudeste de Asia estaba formado por un conjunto de reinos organizados de manera laxa que convivían con límites territoriales no definidos con precisión. El sistema de relaciones regionales consistía en círculos concéntricos de reinos, que a veces se superponían, en el que el rey más poderoso del momento reivindicaba hegemonía sobre los demás. Las relaciones entre reinos no eran territoriales sino sociales, ello explica la tradicional importancia a las formalidades, las pleitesías recíprocas y el intercambio de regalos.

Desde tiempos remotos es una región de gran importancia estratégica. En la actualidad el 80% del petróleo crudo del mundo pasa por el Estrecho de Malaca y el puerto de Singapur es uno de los que más volumen de carga maneja. Tanto Portugal como Inglaterra demostraron interés temprano por la zona, con enclaves en Malaca y en Singapur, respectivamente. Ambos terminaron siendo parte del Imperio Británico.

El sudeste de Asia tiene una relación especial con China; está en contacto con su litoral marítimo que es la zona más próspera. Una gran cantidad de emigrados, aportan cercanía cultural y una parte sustancial de la inversión extranjera en la República Popular China.

Ninguna otra zona de Asia tiene una conexión tan clara con la República Popular China. Japón, Corea y Taiwán son aliados tradicionales de los Estados Unidos. Asia Central es zona de influencia rusa y recientemente de los Estados Unidos con una creciente y conflictiva influencia del Islam político. El Sur, ha sido área de influencia tradicional de la India.

Malasia y Singapur han sido considerados como “Tigres” por su acelerado proceso de desarrollo con ausencia de pobreza.

Hoy sorprende que durante las reuniones de la Asociación de Países del Sudeste de Asia (ASEAN) -que integran Thailandia, Malasia, Singapur, Indonesia, Vietnam, Myanmar, Camboya y Laos- todos los líderes mundiales se hagan presentes: desde el presidente de Estados Unidos o de China, al premier de Japón, de Australia o de la India, además de las máximas autoridades de la Unión Europea.

La región sufrió los rigores del amo colonial. Su política exterior ha sido nacionalista y de marcada independencia pero pragmática, con una política que denomino de “cuña” (hedge), de permanente reaseguro de unos contra otros. Se trata de una red muy sofisticada de relaciones con todos los países y regiones del mundo.

Malasia y Singapur aprendieron a ser maestros en el arte de la convivencia internacional, cada uno con su estilo -Malasia un poco más confrontativo- se adaptaron a las reglas del mundo occidental y las hicieron suyas pero “a la carta”, de acuerdo a la conveniencia nacional de cada uno.

Recordemos que en 1998, durante la crisis asiática, fue el Dr. Mahatir, a la sazón Premier de Malasia, quien rechazó las recomendaciones del FMI y aplicó las políticas inversas a las recomendadas: bajó las tasas de interés e impuso control de cambios. Recién una década después, el FMI reconoció que Malasia había aplicado políticas apropiadas a su realidad.

Por su parte, el padre fundador de Singapur, Lew Kuan Yew, transformó a una isla que no tiene ni agua -se junta el agua de lluvia- en un país desarrollado, en un Estado virtual, con empresas de comunicaciones, logística, astilleros, de alta tecnología, medicina, biotecnología, armamentos, que la han convertido en uno de los centros económico-financiero más importantes del mundo.

Impresiona en ambos países la visión de sus líderes, que a lo mejor tiene que ver con el recuerdo cercano de la independencia. Como países jóvenes tienen una moral grupal muy fuerte.

Sensación de no ser apreciados.

El que escribe este artículo fue dos años embajador de la República Argentina en Singapur y seis años en Malasia. Me despedí del presidente Fernando de la Rúa el mismo día que Boca ganaba el mundial en Japón y regresé en el mes de enero de este año 2009.

En todo ese tiempo, por razones que probablemente tienen que ver con un período turbulento de la política interna argentina, recibí muy pocas visitas. Recuerdo la visita del secretario de Relaciones Exteriores, de un subsecretario de Agricultura, otro de Promoción de Exportaciones, y de un grupo de Legisladores de paso hacia Filipinas.

Sí tuve la visita de personas de negocios y pertenecientes al mundo cultural, financiadas por la curiosidad local hacia la cultura argentina y por supuesto, nuestro fútbol.

Singapur, por su parte, organiza un festival de las artes que siempre cuenta con lo más granado de la cultura argentina.

Los países del sudeste asiático, como países chicos, que han sido colonia, a veces tienen la sensación de que no son apreciados en justa medida, que son tratados con cierto desdén y que todo se focaliza en China, India o Japón.

Argentina, por otra parte, siempre se percibió a sí misma como un país grande, cuyos pares eran necesariamente países grandes: Brasil, México, Estados Unidos, Rusia, China o India, sin darse cuenta que a veces la escala no es proporcional.

Los países grandes tienen características especiales que los hace difíciles como socios. Primero, la política interna es siempre más importante que la exterior. Tienen mitos nacionales muy fuertes que hacen difícil compartir destinos comunes en un pie de igualdad. Mientras que los países más chicos, al depender más del contexto internacional, son más flexibles a resignar ciertos niveles de autonomía en pos de destinos compartidos.

Características de la sociedad

Algunas cuestiones importantes nos diferencian: religión, política y filosofía se confunden. No son sociedades liberales, el pensamiento religioso lo tiñe todo: el grupo es siempre más importante que el individuo. No son sociedades abiertas, religión y etnia definen la identidad de una persona; la identidad define la pertenencia a un grupo y al ser sociedades extremadamente gregarias la no pertenencia equivale a la total desprotección: no se puede no pertenecer.

A diferencia de nuestro país en el que hay una separación entre Estado y religión, ésta no se da en Malasia. Es un país islámico y la religión es un dato fundamental de la vida cotidiana.

En nuestro país la identidad se define por muchas cuestiones, deportes, arte, barrio, profesión, culto, ascendencia, colegio, club, entre otros. En Malasia, la religión es excluyente en la definición de la identidad. No hay mezcla, no hay matrimonios mixtos, están prohibidos por la ley y hay un derecho religioso (Sharia) para los musulmanes y un derecho civil para el resto.

¿Por qué Malasia es una sociedad moderada? Simplemente porque a diferencia de otros países musulmanes, el Estado secular fue exitoso en satisfacer la demanda de la sociedad.

En Singapur la religión es también un tema de mucha sensibilidad y los líderes aún siendo seculares son conscientes de la delicadeza de la cuestión y obran en consecuencia.

Son sociedades cerradas porque no se dice lo que se piensa por temor a disgustar al interlocutor o a los líderes, que se presumen siempre con razón. No debe sorprender que en un evento académico o empresarial la gente no hable, ni haga preguntas, menos aún si son abiertos al público. Los regalos no se abren en presencia del que los regaló, por temor a que un rictus cualquiera pueda ofender al otro.

Asimismo, son gobiernos legítimos pero la legitimidad no sólo se obtiene por elecciones sino también por el ejercicio del poder. Malasia es una monarquía constitucional: el rey se elige entre los sultanes por cinco años y es denominado “Seri Paduka Baginda Yang di Pertuan Agong” que significa en el idioma local, el Bahasa, “primus inter paris”.

Cuenta con un consejo de regentes integrado por los sultanes que el rey preside, por cinco años es el más importante entre los sultanes.

El actual, número XIII desde la independencia es el Tuanku Mizan Zainal Abidin, sultán de Terenganu. El ejecutivo es ejercido por un primer ministro, Najib Tun Razak (hijo de un legendario primer ministro: Tun Razak), presidente del partido Malayo.

Visita conveniente

Me parece muy importante la visita de los gobernadores de las provincias de la Región Centro y me alegro por mi sucesora, Marisa Rendón. Primero porque hace mucho tiempo que no hay visitas oficiales. Si Asia es importante para la Argentina, la forma de demostrarlo es que las personas importantes se hagan presentes.

En segundo lugar, por la relevancia comercial del sudeste asiático para nuestro país. Son sociedades en que la mejora de la calidad de vida es permanente y la demanda por alimentos, vestimenta, cosméticos y otros productos sofisticados crece en forma cotidiana. Basta recorrer cualquier centro de compras para percibir claramente la sofisticación del mercado.

Tercero, son sociedades con tasas de ahorro muy altas lo que permite disponibilidad de capital a tasas de interés bajas sin inflación. Malasian Airlines es la única línea aérea con vuelo directo desde Kuala Lumpur a Buenos Aires, muestra de una gran voluntad política de Malasia de vincularse con Argentina. Además, se dan importantes inversiones en turismo, alimentación e infraestructura.

Son países con llegada importante a otros países de la región. En mi época había ideado el slogan “networking China” y “networking India” a partir de la diáspora local. La escala que implica trabajar directamente en China o India con las diferencias culturales e idiomáticas, hace casi imposible para la mayoría de las empresas medianas argentinas desempeñarse en forma apropiada. En tanto, con socios de etnia china o india según el caso, es posible hacer redes para lograr especialización y escala. Empresas argentinas que piensen en globalizarse encontrarían en Malasia y Singapur una plataforma conveniente para hacerlo.

Tenemos muchas coincidencias en los temas de la agenda internacional, compartimos visiones sobre cómo debiera ser el sistema de relaciones externas. Son países que han combatido con éxito la pobreza; en tal sentido tenemos mucho que conversar con ellos sobre su experiencia en políticas públicas.

(*) Ex embajador argentino en Singapur, Malasia y Brunei hasta enero de 2009

Malasia y Singapur: países para conocer sus políticas

Vista aérea del puerto de Singapur, que junto a Malasia han sido consideradas como “Tigres” por su acelerado proceso de desarrollo con ausencia de pobreza.

Foto: AFP