Expertas de ese país explican cuáles son los primeros resultados del programa
Una laptop por alumno: el desafío que se hizo realidad en Uruguay
Las primeras mediciones de impacto muestran una disminución del ausentismo escolar y una mayor motivación de los chicos que se traduce en docentes más conformes. Se redujo la brecha digital y social.
En el país vecino, el programa significó dotar a cada alumno de escuela primaria de una netbook. Se llevan entregadas cerca de 400.000 máquinas. El reto que se abre ahora es extender la distribución en el secundario.
Foto: Archivo AFP
Mariela Goy
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“Recuerdo que una madre nos planteó que gracias a la laptop que recibió su hija y a la maestra comunitaria, descubrió que había otros trabajos diferentes que el de cartonera. Mandó un currículum por Internet y por primera vez en su vida consiguió un trabajo formal”. El relato pertenece a la Prof. Graciela Rabajoli, coordinadora de Contenidos del Ceibal de Uruguay, que en pocas palabras explicó la trascendencia de esta política progresista: “No es un programa solamente educativo, es un plan socio-educativo, porque lo que intenta es abatir la brecha digital, que en definitiva siempre se transforma en una brecha social”.
En septiembre de este año, el gobierno de Uruguay terminó la entrega gratuita de computadoras portátiles, tipo netbooks, a los 400.000 niños y maestros de nivel primario de ese país, una política de fuerte trascendencia en las escuelas. Uruguay se convirtió así en el primer país del mundo en introducir en forma masiva estas computadoras en el sistema educativo.
El Plan Ceibal, que se basó en el proyecto One Laptop Per Child (Una computadora por chico) del científico estadounidense Nicholas Negroponte, está ahora en etapa de evaluación. Sobre los primeros resultados hablaron con El Litoral, las profesoras Rabajoli y Mónica Báez, dos referentes del programa uruguayo, que estuvieron en la ciudad -junto a otras tres pedagogas de ese país- para capacitar a un centenar de docentes santafesinos en el uso de tecnologías digitales.
Las expertas explicaron que si bien esta política planteaba un desafío enorme, Uruguay presenta determinadas características que hicieron factible su concreción. “Es un país chico, con un sistema educativo público consolidado y con una geografía levemente ondulada que nos ayuda porque no hay lugares de difícil acceso”, comentaron.
Sobre el impacto al interior de la escuela, aclararon que las computadoras no desplazaron al cuaderno de clases. “Era el mayor temor de las maestras al inicio”, admitió Báez, que es la secretaria técnica del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública de Uruguay. “El cuaderno sigue teniendo ese lugar de contacto y de manipulación que el niño le atribuye y le resulta grato. La computadora, que es estimulante y motivante, se usa como complemento del resto de las actividades: no se dejaron de leer libros ni de usar el cuaderno. Lamentablemente, tampoco se dejó de mirar tanta televisión, lo que hubiera venido bien”, señaló.
Para que el Plan Ceibal funcione había un reto mayúsculo. Hacer que los maestros superen los prejuicios y miedos a la tecnología y comiencen a usar las laptops en las clases. “Durante 2 años estuvimos abocados a una fuerte logística de entrega de máquinas, pero paralelamente trabajando con mucha intensidad en la formación de los docentes -vía presencial y virtual- para que pudieran integrar este medio a su práctica de la forma más armoniosa y asertiva posible”, explicó Báez.
Asistencia y clima áulico
Actualmente, se comenzó a trabajar en dos líneas de evaluación del plan: una para medir el impacto social y otra, el educativo. “En términos de la enseñanza, todavía no hay resultados sustantivos porque son procesos que suelen tomar varios años en consolidarse”, fundamentó Báez. “Lo que sí pudimos constatar de manera casi inmediata -adelantó- fue el impacto en la asistencia y en el clima de aula”.
Los chicos empezaron a faltar menos y casi desapareció la asistencia intermitente de aquellos alumnos que iban un mes a la escuela y luego desaparecían por días o temporadas. “Eso prácticamente se estabilizó y hasta han vuelto a la escuela algunos chicos que habían quedado desvinculados del sistema educativo”, subrayó la especialista.
Las laptops también sirvieron para mejorar el clima escolar. “Se generó un círculo virtuoso entre lo motivado que se sienten los chicos y lo que eso causa en el docente, que se siente más cómodo en su aula”, consideró.
Las expertas destacaron, además, que matemáticas es el área del conocimiento que presenta cierto nivel de dificultad para adaptarse a la nueva herramienta, mientras que la más beneficiada con la introducción de la computadora fue Lengua. Báez aclaró que “la computadora viene a colaborar con el docente, pero no sucede nada mágico con ella. Es decir, que si el maestro no trabajaba bien en determinadas áreas, eso no varió simplemente porque se introdujo la máquina”.
Graciela Rabajoli y Mónica Báez -referentes del Plan Ceibal- muestran una de las netbooks que usan los alumnos de nivel primario en Uruguay. En la foto, junto a la ministra Rasino.
Foto: Mauricio Garín
El aprendizaje adquiere, al mismo tiempo, múltiples direcciones dado que los maestros, niños y familias se enseñan mutuamente y todos aprenden.
Equidad
El Plan Ceibal apunta a lograr la igualdad de oportunidades en el acceso a la tecnología, la democratización del conocimiento y la potenciación de los aprendizajes en el ámbito escolar. Fue ideado en 2006, aunque la entrega de laptops comenzó a principios de 2007 en el interior del país y culminó hace tres meses en Montevideo y Canelones, los dos departamentos con mayor densidad de habitantes.
“La conectividad a Internet es una parte fundamental del plan. En las zonas rurales, nos cuesta más pero vamos solucionando los inconvenientes y avanzando. La meta es lograr que todos los niños no tengan que moverse más de 300 metros para tener señal de Internet”, dijo Rabajoli.
Como cada chico es dueño de la laptop que le regaló el gobierno, hay muchas familias de estratos sociales humildes que por primera vez tienen una computadora en su hogar. “Es maravillo ver a los niños en las plazas con las computadoras o llevándolas por la calle mientras caminan”, subrayó.
El nuevo desafío que se abre ahora es comenzar a extender el programa en el nivel medio, porque los chicos que terminaron sexto grado el año pasado (último año de la escuela primaria uruguaya) ya entraron con sus computadoras a los colegios secundarios.