Bialet Massé y el informe olvidado

En 1904, el catalán Juan Bialet Massé realizó su Informe sobre el Estado de las Clases Obreras en el Interior de la República. El trabajo requirió un extenso viaje a la profundidad social de cada rincón del país. Sus casi 1.500 páginas se conformaron en una de las bases de nuestro derecho laboral, pero el valor y la vigencia de sus conclusiones sirven -aún hoy- como una poderosa señal de alerta.

TEXTOS. DANIEL CICHERO.

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Juan Bialet Massé fue el autor de la primera radiografía sobre la situación social argentina, en 1904.

El reporte fue terminado hace algo más de un siglo, pero más allá de los círculos de especialistas nunca tuvo demasiada difusión. En 1904, Juan Bialet Massé, un polifacético médico catalán (además fue abogado, ingeniero agrónomo y empresario) recibió el encargo de realizar un estudio sobre el estado de los trabajadores y la producción en la Argentina. La idea de realizar un Informe sobre el Estado de las Clases Obreras se gestó en la misma entraña del segundo gobierno roquista, a través del entonces ministro del Interior, Joaquín V. González.

¿Llama la atención la repentina preocupación social de la Generación del ‘80? No del todo. El descubrimiento del conflicto social, las reivindicaciones obreras y el proceso de incorporación del aporte inmigrante ya eran temas centrales en ese momento. Seguramente por eso, los grupos dirigentes dieron lugar a la idea de construir una nueva percepción sobre los trabajadores y las condiciones del trabajo en todo el país. De alguna forma, se trataba de reunir información para intentar comprender los alcances del desafío al modelo de país imperante.

Los objetivos quedaron explícitos en el propio informe: Conocer las condiciones en que se verifica el trabajo en el interior de la República; los resultados prácticos y experimentales de las diversas jornadas adoptadas, así como los higiénicos, morales y económicos de ellos y el descanso dominical en los ramos de la industria; la importancia y forma de las retribuciones y salarios y sus relaciones con la alimentación y alojamiento.

Bialet Massé dirigió su mirada hacia las bases mismas de la expansión economía argentina, tan florecida entonces de embarques de granos como de miseria. Y al cabo, logró una verdadera radiografía social del país.

Escudriñando al país ignorado

“Bialet, para confeccionar su informe, recorre la campaña argentina. En todas sus direcciones. Lo hace en trenes de carga, en sulky, a pie, a caballo, en barco. Visita talleres, recorre estancias y penetra en tolderías indias. Inspecciona obrajes. Baja a galerías y socavones mineros. En su largo peregrinaje por mundos apartados, completa su recorrido sin tregua. Como un cirujano en la búsqueda de una solución, presenta las llagas del problema en toda su desnudez”, señala Raúl Altamira Gigena, profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad de Córdoba.

Se trata de unas 1.500 páginas organizadas en tres volúmenes. En los dos primeros, examina la situación del trabajador en las diversas provincias y territorios nacionales. Los títulos de cada capítulo indican especificidad: “El obrero criollo”; “El trabajador indígena”; “La inmigración extranjera”; “El trabajo agrícola”; “Los cereales (Los potenciales de la agricultura argentina)”; “El Azúcar (su explotación en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy)”, “La Rioja (minería)”; “Córdoba (El riego, la fuerza hidroeléctrica, la cantera)”; “Entre Ríos (La colonización)”. El tomo II incluyó los informes referidos a la provincia de Santa Fe. Y el tercer volumen amplió los dos primeros, a pedido del propio Joaquín V. González. Allí se concentraron estadísticas, estudios comparativos, exámenes de suelo, climas, producciones y las características de cada población.

El Informe Bialet Massé describe y anuncia el mundo urbano que estallaría en la Semana Trágica y la vida semifeudal de los obrajes rurales, que adelantaba la huelga de peones de Santa Cruz, en los años ‘20 y que concluiría con cientos de trabajadores fusilados. Pero para entonces, la investigación ya estaba “bien cajoneada”. Es que el Informe de Bialet Massé es un trabajo de brutal honestidad intelectual. A punto tal, que sus conclusiones pusieron en tela de juicio a quienes ordenaron hacerlo, a la clase dirigente argentina y en definitiva- al sentido mismo de sus políticas.

“No se ocultan las llagas ocultándolas o velándolas a la vista del cirujano por un pudor malentendido: es preciso, por el contrario, presentarlas en toda su desnudez, en su verdad, manifestando sus antecedentes con toda sinceridad, para aplicarles el remedio más conveniente”, sostenía Bialet en 1904. Quizás por esto mismo, su destino obligado fue el olvido.

Algo nuevo llamado “derecho del trabajo”

Bialet Massé era médico y en su estudio remarcó las consecuencias de la fatiga en el organismo, al mismo tiempo que el movimiento obrero daba su pelea por el acortamiento de la jornada laboral. En materia de trabajo de menores, Bialet se volvió decididamente contra el Código Civil para preconizar la incapacidad legal de los menores para obligarse ampliamente -como era costumbre- en materia de trabajo. En igual sentido, se expidió por una reglamentación del peso en las bolsas en los movimientos de estiba, por considerarla como una actividad nociva y peligrosa. Pero también sentó su criterio respecto de una modalidad de vivienda obrera muy habitual por entonces en las grandes ciudades: el conventillo. “Se trata de una ratonera que se arma contra el pudor y la virtud del pueblo, un dogal a su progreso y redención”.

Bialet Massé llegó incluso a apelar para que las viviendas sean la principal obra pública de gobiernos progresistas, incluso “con el arma de la expropiación y el lote”, se animó a proponer. Decididamente, el suyo no era el discurso políticamente correcto para su época.

Sin embargo, el informe no es sólo un descriptivo de las condiciones sociales, de desempeño laboral, de la agremiación obrera o de la situación de los indígenas. Además, se dedica a estudiar a cada uno de los sectores industriales y sus posibilidades de desarrollo. Observa y prescribe puntualmente la realización de obras públicas y, en cada caso, concluye proponiendo hasta el articulado de la ley pertinente. “Es un diagnóstico con críticas, pero también con propuestas de soluciones”, sostiene Altamira Gigena en su trabajo dedicado a Bialet por su condición de precursor del Derecho del Trabajo en nuestro país.

Es que -precisamente- ese viaje a las profundidades de la vida cotidiana nacional, se convirtió en uno de los cimientos doctrinarios de nuestro derecho laboral. Allí quedaron plasmadas ideas para reglamentar el contrato de servicio, el descanso semanal, los accidentes de trabajo y el rol de la mujer en el campo laboral (Ver “Mujeres argentinas”).

En el mundo de la zafra

Un párrafo referido a la realidad tucumana, pinta como pocos la necesidad de una legislación del trabajo para regular las prácticas laborales del obraje zafrero. “Mucho temo que pasada la cosecha, que ofrece tan pingües utilidades, pase también el deseo de remediar, o mejor, el convencimiento de la necesidad de hacerlo; pero en el pecado irá la penitencia. Junto al cereal está el obraje, y la huelga que amenaza a Tucumán no hay poder público que pueda evitarla. O viene la ley reglamentando la jornada, los descansos y estableciendo el arbitraje, o los patrones organizan el trabajo racionalmente y hacen conocer por todos los medios de publicidad esa organización y las garantías que ofrecen, o los obreros no irán. Y entonces aprenderán por los registros de caja”.

Bialet Massé fue un hombre especial. ¿O acaso fueron varios reunidos bajo un mismo nombre y apellido? Fue primero médico, educador y escritor, luego abogado, también fue el empresario impulsor del uso de las cales nacionales en los proyectos hidráulicos de Córdoba. Más tarde fue ingeniero agrónomo. Y también el fundador del derecho laboral argentino. Pero por sobre todos “ellos”, sobrevoló siempre un hombre sensible que supo ver el entramado íntimo de una Argentina “exitosa” fundada sobre la miseria del conjunto.

¿Qué informaría Bialet hoy si recorriera otra vez aquellos mismos caminos? ¿Qué nueva rebeldía jurídica propondría? Más aún, ¿qué haríamos hoy si un Bialet imaginario radiografiara por segunda vez a la Argentina del siglo XXI?

¿Remitiríamos otra vez al olvido sus conclusiones durante los próximos cien años?

Mil disculpas. Quizás sean preguntas incómodas para una tarde de sábado.

Bialet Massé dirigió su mirada hacia las bases mismas de la expansión economía argentina, tan florecida entonces de embarques de granos como de miseria. Y al cabo, logró una verdadera radiografía social del país.

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El rodaje de la película “Bialet Massé, un siglo después”, de Sergio Iglesias.

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El grave clima social de la primera década del siglo XX fue el caldo de cultivo en el que se elaboró la obra de Bialet Massé.

El extraño camino de un hombre singular

- 1846, nace en Mataró (España) y en 1873 llega a la Argentina, graduado de médico. Es nombrado vicerrector y profesor de Anatomía en el Colegio Nacional de Mendoza.

- 1874, se casa y es nombrado rector del Colegio Nacional de San Juan. Publica “Lecciones de Anatomía, Fisiología e Higiene Humana”, un texto para colegios secundarios.

- 1877, se inscribe como estudiante de Leyes en la Universidad Nacional de Córdoba.

- 1879, se recibe de abogado y es designado profesor de Medicina Legal.

- 1884, se inicia como empresario. Funda la fábrica de cales y cementos “La Primera Argentina”.

- 1885, gana el 1º Premio de la Academia Nacional de Medicina por su libro “Lecciones de medicina legal aplicada a la legislación de la República Argentina”. Obtiene el grado de Dr. Honoris Causa por la Universidad Nacional de Córdoba.

- 1886, asociado con Félix Funes, contrata la construcción del Dique San Roque (Córdoba), el cual finaliza en 1889.

- 1890 Las Cales de “La Primera Argentina” son aprobadas oficialmente para ser usadas en obras públicas de todo el país, pero el reglamento de uso recién es aprobado en 1892. Esto, sumado a las deudas adquiridas en la obra del dique, implicó su quiebra.

- 1892, se rompe el dique San Roque por falta de mantenimiento. Es encarcelado.

- 1893, luego de 13 meses de prisión es declarado inocente.

- 1900, publica “”Cuatro verdades sobre enseñanza secundaria”.

- 1903, publica “Ordenanza Reglamentaria del Servicio Obrero y Domestico”. Representa a los estibadores de Rosario en el Congreso de la Unión Obrera Argentina y publica “Deberes y Derechos de los Trabajadores”.

- 1904, es comisionado para relevar la condición Laboral y Población Obrera en Argentina. Eleva el informe “El estado de las clases obreras argentinas”. Publica “Descanso semanal” y “Responsabilidad Civil en el Derecho Civil Argentino”. A partir de entonces, es considerado como el precursor del Derecho Laboral argentino.

- 1905, rechaza el rectorado de la Universidad Nacional de La Plata por no renunciar a su ciudadanía española.

- 1906, se recibe de agrónomo a los 60 años. Es nombrado profesor de Legislación Industrial y Agrícola, en la Universidad Nacional de Córdoba.

- Fallece olvidado en 1907.

Mujeres argentinas del ‘900

“No eran pocas las mujeres que cargaban con el sostén de la familia, con la rudeza de la vida; de aquí que acepten resignadas que se pague su trabajo de manera que sobrepasa la explotación, y con tal de satisfacer las necesidades de los que ama, prescinde de las suyas hasta la desnudez y el hambre (...). La clase más numerosa la constituyen las costureras. Trabajando fuerte, ganan de 80 centavos a un peso por día; las de trabajo superior, de $1,20 hasta un $ 1,40 excepcionalmente. Pero en algunas casas trabajan varias, ayudándose unas a otras, y no puede saberse bien lo que ganan. (...) El ramo de las planchadoras en Tucumán está tan malo como en las otras ciudades del país. Trabajan de 6 de la mañana a 6 de la tarde, teniendo un descanso de media hora para el mate, mañana y tarde, y hora y media al mediodía (...). Otro oficio es el de las lavanderas. Estas son unas desgraciadas: flacas, enjutas, pobres hasta la miseria. Visité algunas lavanderas y planchadoras, y me enteré cómo efectúan estos trabajos de modo primitivo. En una batea, debajo de un árbol o de unas ramas, unos tarros vacíos de petróleo, en los que hacen hervir la ropa, puestos en un fogón, que son tres o cuatro piedras en el suelo.

La mujer del artesano tucumano es la bestia de carga sobre la que pesa toda la familia; ella es la que revendiendo frutas, o amasando, o lavando, o recibiendo pensionistas para darles de comer, consigue economizar unos centavos para vestir a sus hijos y no pocas veces para alimentarlos”.

Fuente: Fragmento del informe de Juan Bialet Massé

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El dique del lago San Roque, una de las obras hidráulicas más destacadas de Bialet, que incluso lo llevó a prisión.

Bialet Massé y  el informe olvidado El extraño camino de un hombre singular

el Informe de Bialet Massé es un trabajo de brutal honestidad intelectual. A punto tal, que sus conclusiones pusieron en tela de juicio a quienes ordenaron hacerlo, a la clase dirigente argentina y en definitiva- al sentido mismo de sus políticas.

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El Histórico Horno de Cal con un largo túnel que se convirtió en atractivo turístico, ubicado a la vera de la ruta nacional 38 en la localidad que se lleva su nombre, es una de las construcciones de Bialet Massé.

Luego de recorrer gran parte de los territorios transitados por Bialet Massé en Misiones, Tucumán, Jujuy, Salta, Chubut y Neuquén, el realizador cinematográfico Sergio Iglesias encontró una coincidencia con la actualidad que estremece.

La película “Bialet Massé, un siglo después” fue seleccionada para participar en el Festival de Valladolid, el Festival Internacional de Documentales del Sur (España), la Muestra Internacional de Documental de Bogotá y Les Rencontres Internationales du Documentaire, de Montreal.