Seguridad vial

Cómo manejamos los argentinos

A través del Centro de Investigación de Tendencias y Comunicación, se presentó un informe sobre “Los argentinos al volante”, un estudio que infiere que no existe autocrítica de los conductores y sí mucha tensión a la hora de manejar.

Cómo manejamos los argentinos

Desaprensivo. El argentino medio no tiene respeto por las reglas de tránsito, entonces, tampoco por el prójimo. Foto: Mauricio Garín.

 

M&T

Fuente: Universidad Empresarial Siglo XXI

La primera parte del estudio fomentado por la Universidad Empresarial Siglo XXI, apuntó a los estados de ánimo a la hora de conducir.

El estudio comienza con la indagación de cuál es el estado de ánimo dominante al momento de circular, sobre todo tomando en cuenta que la investigación se desarrollo en ciudades grandes, cuyo tránsito en general es denso y complejo.

En este sentido, y en una escala del 1 al 10, el 22 % de los encuestados manifiestan puntaje alto y medio alto en su nivel de tensión al conducir. De acuerdo a estos estudios, se pudo ver que un primer efecto del incumplimiento de las normas, en lo relativo al ánimo de los conductores, es elevar el nivel de tensión y, como se observará a continuación, también el nivel de irritabilidad.

Irascibilidad

Otro aspecto estudiado, a partir de las observaciones de conductas agresivas al volante es el grado de irritabilidad o índice de ira al conducir (IRA). Éste agrupa varias medidas sobre aspectos ligados al acto de manejar. Entre ellos encontramos: —Vociferar o insultar y/o hacer señas a los demás conductores; —Tocar bocina para señalar a otro conductor algo que hace que no nos gusta; —Hacer señas de luces a otros conductores para indicar una maniobra incorrecta; —Pelearse físicamente con otra persona, por un problema de tránsito.

Las medidas combinadas de todas estas posibles conductas y reacciones de las personas nos indican cuán irascibles son al volante.

El índice de ira al conducir se define, entonces, como una medida que indica el grado de irritabilidad que tiene la persona cuando maneja. Ello estaría relacionado con su disposición a transgredir las normas y a desarrollar conductas agresivas frente a otros conductores y transeúntes.

De acuerdo a los estudios, casi el 20 % de la población de conductores tiene un grado de irascibilidad alto a medio alto, mientras que el 32,2 % presenta una irascibilidad media baja.

Estos índices muestran que, tratándose de lo irritable que está una persona al volante, un 52% presenta síntomas de irritación (más baja o más alta) cuando conduce. De todos los que presentan el grado de irascibilidad más elevado, la enorme mayoría son hombres y la minoría mujeres.

“Manejo bien”

En una segunda parte de la evaluación conductiva, aparece la falta de autocrítica. Al momento de evaluar cómo maneja la gente en general, los encuestados tienden a ser muchos más críticos con los otros que con ellos mismos.

Los resultados del estudio concluyeron en que la gran mayoría de las personas percibe que maneja bien y que “los otros” manejan mal. En cuanto a la calificación de cuán cumplidores de las normas son los conductores, el 10,2% de los mismos resulta autocrítico y expresa que es tan cumplidor como el resto de los conductores. Sin embargo, la mayoría (88,6%) cree que es más cumplidora que el resto de las personas y sólo el 1,1% se califica peor que el resto.

El ítem en el que más autocríticos son los conductores encuestados (aunque siguen siendo muy poco estrictos con ellos) es en la habilidad para conducir. En este aspecto, que es el único de los tres que no implica juicio de valor negativo, los conductores pueden verse algo más parecido a “la gente”. Pero en lo relativo a prudencia y a respeto por las normas —ambos ítems que involucran juicios de valor— los conductores demuestran ser absolutamente acríticos con ellos mismos.

Respecto de la autopercepción, la misma cambia con la edad. Los jóvenes tienden a verse a sí mismos como menos prudentes que las otras bandas etarias.

Poca confianza

Un problema que se manifiesta en los encuestados es su falta de confianza en la capacidad y en la intención de los organismos de control, en general, y de la policía de tránsito en particular. Al respecto, vemos que el 63 % de las personas piensan que la policía de tránsito no está lo suficientemente preparada para ejercer su labor.

En cuanto a la honestidad de los agentes de tránsito, la percepción no mejora mucho. Más de la mitad (52,3 %) piensa que es posible evitar una multa “coimeando” a los policías.

Las opiniones analizadas muestran que, tanto la Municipalidad como los agentes de control no están razonablemente legitimados entre los encuestados. Ello atenta, sin duda, contra el respeto a la norma y favorece su desvalorización, ya que el organismo y los agentes encargados de controlarlas, no resultan creíbles.

Cuando se consulta cuánto cree un sujeto que determinadas conductas de incumplimiento pueden derivar en un accidente o en una multa, en todos lo casos la creencia sobre la multa es baja, lo cual implica una desconfianza en que la policía de tránsito realmente esté controlando las infracciones que se cometen.

Método utilizado.

La metodología implementada para llevar a cabo este trabajo tiene las siguientes características: es un tipo de estudio descriptivo, de metodología cuantitativa, mediante una encuesta telefónica, a través de un cuestionario estructurado. La población de estudio son hombres y mujeres conductores de vehículos a motor (entre 18 y 70 años) de Capital Federal, Córdoba, Rosario, Corrientes, Tucumán y Chubut. El criterio muestra fue probabilístico, aleatorio y sistemático, con 812 encuestados y un nivel de confianza del 95 por ciento.

/// EL DATO

Cómo manejamos los argentinos

Irritabilidad. El caos de tránsito ayuda a generar malos momentos que son canalizados con agresividad a la hora de conducir. Foto: Archivo El Litoral.

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