Ganados y carnes

Los pesados, los que más perdieron

La oferta de vacas, novillos y toros ha caído un 42 por ciento. Se observa que respecto de mediados del año pasado ha caído mucho más la oferta de las categorías pastoriles o de exportación.

Ignacio Iriarte

Se trata de novillos, toros y vacas, que la oferta de las categorías livianas de consumo (terneros, novillitos, vaquillonas) que en su mayoría proviene del feedlot .

La hacienda que más kilos aporta a la faena y que en general proviene del pasto cae de un máximo de 727 mil cabezas en julio a sólo 422 mil en marzo último, mientras que la oferta de hacienda liviana no dejó de crecer durante el año pasado hasta tocar las 887 mil cabezas en octubre. A partir de ese punto, cae todos los meses hasta tocar un piso de 488 mil animales en febrero y 564 mil animales en marzo.

Con respecto a mediados del año pasado, la oferta de vacas, novillos y toros (en gran medida categorías demandadas por la exportación) ha caído un 42 por ciento, mientras que la faena de ganado liviano en gran medida proveniente del feedlot y destinada al consumo, ha bajado, pero solamente 24 por ciento.

Estos datos confirman la grave crisis de disponibilidad de hacienda que tiene hoy la exportación, acentuada por el hecho de que en el casos de la vaca gorda y de los novillos entrepesados no pueden competir con lo que paga el consumo.

La Secretaría de Comercio Interior habría “acordado” con los frigoríficos exportadores la provisión de unas 2.000 toneladas semanales de cortes vacunos con destino a la “gran barata”, a cambio de un sistema más liberal y previsible en materia de concesión de habilitaciones para exportar.

Como no hay demasiadas especificaciones ni controles acerca de la calidad de la carne provista para la barata, los frigoríficos -que están en una situación económica muy difícil y con fuertes pérdidas operativas- cubren en gran parte de los casos el cupo de barata que se les adjudica con carne de vaca o de novillos inferiores.

Buscan minimizar las pérdidas derivadas de verse obligados a vender “cortes” a los súper e hipermercados a un valor que se ubica entre un 40 y un 60 por ciento por debajo de su valor de mercado.

Los supermercados deben poner esa carne en las góndolas (gran publicidad mediante en los dos principales matutinos porteños), recargando esos cortes con un margen muy inferior a los gastos directos e indirectos de comercialización. Varios súper están, o estaban hasta ahora, satisfechos con esta operatoria, porque si bien el margen de remarca permitido es muy bajo, casi “solidario”, esa carne atrae visiblemente los fines de semana a un público que viene buscando carne muy barata, pero que termina finalmente comprando otros productos.

Sufre la sección carnicería, pero ganan casi todas las demás secciones. Incluso hay cadenas de hipermercados que han reducido al mínimo su faena propia, para incrementar hasta transformar en mayoría la carne que proviene de complementos, sobrantes de exportación y barata. En este caso, lo que se observa es que jugarse a vender carne muy barata y de calidad muy inferior ha terminado por destruir la imagen y las ventas de la carne con marca propia, que algunos súper e hipermercados habían venido trabajando y desarrollando a lo largo de muchos años.

“Carne horrible”

Según opinaba un comerciante, la carne de la barata es horrible, pero al público le tienta que valga la mitad; hasta que no se vende la carne inferior, la de novillito o vaquillona de marca propia, que es mucho mejor, “envejece” y se desmerece en la góndola.

/// el dato

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Falta de oferta. Para Iriarte los datos confirman la crisis de disponibilidad de hacienda que tiene hoy la exportación.

Foto:Archivo