La infidelidad también es cuestión de mujeres

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A la par de otras conquistas de género, las mujeres contemporáneas aprendieron a liberar sus instintos y se atrevieron a confesarse infieles, según rastrea la periodista María Isabel Sánchez en “Las infieles”, obra que analiza cómo los cambios sociales de las últimas décadas moldearon las pulsiones femeninas.

TEXTOS. JULIETA GROSSO (TÉLAM). FOTOS. EL LITORAL.

Durante mucho tiempo fue la literatura escrita por hombres la encargada de averiguar por qué una mujer era capaz de burlar los mandatos para explorar sus arrebatos más allá del lecho conyugal: obras como “Anna Karenina”, de Leon Tolstoi, o “Madame Bovary”, de Gustave Flaubert, lograron prestigio literario pero acaso no pudieron desentrañar los móviles de semejante transgresión.

Los tiempos han cambiado y hoy basta con bucear en internet o sintonizar algún medio de comunicación para descubrir toda una infinidad de testimonios de primera mano en los que “ellas” cuentan qué las empujó a ser infieles.

En el caso de la locutora María Isabel Sánchez fue un ciclo de radio “Vivir para contar”” -que conduce desde hace nueve años- el que le facilitó las primeras herramientas para escribir “Las infieles” (Ediciones B), un libro en el que confronta esas voces anónimas con la mirada de especialistas, escritores y pensadores varios, todos ellos ligados de alguna manera a la cuestión de la infidelidad.

“Se ha hablado mucho sobre los hombres infieles y -en ese sentido- ya ha sido socialmente aceptado, mientras que la infidelidad femenina, si bien no es un fenómeno nuevo, está mucho menos abordada y por lo tanto es un tema más provocativo -destacó Sánchez-. Hoy las mujeres se animan a hablar de ésto y a los hombres les da mucha curiosidad”.

“REVANCHA HISTÓRICA”

¿La infidelidad femenina podría considerarse una conquista de género equiparable a la conquista de espacios laborales y sociales? “No se trata de una conquista pero sí de una revancha histórica, en el sentido de que las mujeres se sienten iguales a los hombres en todos los campos, incluso en éste”, indicó la autora del libro.

“La revancha viene por el lado de “Ahora me animo a hablar”, dado que antes no se permitía ni siquiera hablar del tema. Otra cosa que ayudó a que se cuente más es haber logrado -la mayoría de las mujeres- su libertad económica; se sienten con más libertad para arriesgar más”.

Según esta visión, la posibilidad de alcanzar la autosuficiencia económica estimuló a algunas mujeres a liberar sus impulsos sexuales: “Aquellas que antes, tal vez por depender económicamente del hombre, no se animaban a “jugarse” por miedo a perder todo, hoy se animan a más porque saben que a lo sumo pierden la pareja estable, pero no la capacidad de valerse por sí mismas”, señaló.

La autora considera que la nueva perspectiva de equiparación laboral significó a su vez un impacto sobre el territorio masculino, ya que los hombres se vieron obligados a redefinir su rol dentro de la pareja tras haber perdido su condición de proveedores exclusivos de sustento monetario.

“Los hombres se vieron muy descolocados porque todavía no sabían bien en qué lugar colocarse. A algunos les encanta no tener más la “carga” de resolver todos los problemas económicos de la familia, pero a otros no les gusta porque se preguntan quiénes son ahora y si tal vez no debieran ocupar el rol de soporte emocional”, describió Sánchez.

“Una de las cosas que me sorprendieron cuando investigaba para hacer el libro es que hay muchos hombres que perdonan a sus mujeres infieles y que, si son abandonadas por ellas, hacen lo imposible por reconquistarlas -apuntó la autora-. Visto desde afuera parece que el hombre que es engañado no perdona y se mantiene inflexible, pero la realidad demuestra otra cosa”.

¿NATURAL O CULTURAL?

Uno de los focos principales de “Las infieles” está orientado a definir la naturaleza compleja de la infidelidad femenina, que en líneas generales no se reduce al plano genital, como sí traduce el mito popular acerca de los hombres infieles.

“En el caso de las mujeres el disparador es con mayor frecuencia de índole sexual, mientras que entre los hombres se origina a partir de una pulsión sexual y sólo en algunos casos deviene historia de amor -comparó-. A las mujeres nos pasa al revés: si llegamos a la infidelidad es porque algo nos pegó antes desde lo emocional”.

“Por eso sostengo que a largo plazo es más peligrosa la infidelidad de la mujer, que muchas veces termina pateando el tablero. Al hombre, en cambio, la seguridad en el hogar le da un marco de contención y por eso prefiere tener una infidelidad casual antes que romper la contención matrimonial”, indicó.

Sin embargo, no todos los casos de infidelidad tienen móviles o desenlaces similares: de hecho, Sánchez desgrana en su obra una serie de arquetipos que colocan a las mujeres en situaciones distintas de acuerdo al orden de su “traición”. “Hay de todo: están las que abandonan al marido por el amante, pero también las que tienen una situación económica muy cómoda con un marido poderoso y, como no están dispuestas a resignar ésto, siguen con un amante toda la vida, así como otras tienen amantes casuales porque están aburridas o se sienten devaluadas por sus parejas”, enumeró la periodista.

Sobre el final de su obra, que presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires, la autora se interroga sobre la legitimidad de la fidelidad: “Habría que plantearse si la monogamia de por vida es algo natural al ser humano en sí, mujer u hombre”, cuestionó.

“Si hay tanta infidelidad y si los infieles son mayoría, habría que plantearse si está en nuestra naturaleza ser monógamos toda la vida o si lo que hacemos es un esfuerzo en pos de tener el amor del otro, porque sí es cierto que pretendemos que el otro nos sea fiel”, aseguró.

“Fuimos educados históricamente bajo el pensamiento de que la fidelidad es un valor, como también lo es el amor del otro. Me parece que eso de no poder aceptar el engaño tiene que ver con el miedo a perder al otro, y después hay una cuestión cultural que eleva la fidelidad a la categoría de prueba de amor”, concluyó Sánchez.

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La sinopsis del libro

Catalina II de Rusia era una mujer de un apetito sexual inagotable y de tener a muchos hombres que pasaban por sus aposentos privados. Cambiaba de amante con más frecuencia que de ropa íntima... A lo largo de la historia existieron mujeres famosas (soberanas, divas, artistas) capaces de engañar y enloquecer de pasión a sus hombres. Ellas nos han dejado huellas de su infidelidad, y también de cómo imprimieron su marca en el corazón de los señores que las amaron. Además, la literatura está plagada de relatos taquilleros protagonizados por personajes femeninos de leyenda, que viven historias prohibidas y que disfrutan del sexo trasgrediendo reglas morales , leyes civiles y mandatos religiosos. ¿Será qué la infidelidad femenina erotiza al hombre tanto como lo indigna? ¿Será por eso que puede existir la infidelidad consentida? ¿Un hombre puede perdonar de corazón a su esposa infiel?¿Las mujeres lo hacen porque primero fueron ellas las traicionadas?¿Se trata entonces de una venganza de la mujer? ¿Debe confesarse el pecado o negarse, aun ante las evidencias? Sin juzgar, y mucho menos condenar, María Isabel Sánchez nos cuenta historias de infidelidad de mujeres famosas y de mujeres anónimas que se animaron a ser cronistas y le contaron su verdad en su programa de radio: “Vivir para contar”.

De la mano de los testimonios de especialistas, la observación de la realidad y sus vivencias como mujer, María Isabel Sánchez ayuda a comprender el fenómeno de la infidelidad y a reflexionar sobre los vacíos de la existencia humana.

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