Entrevista a la antropóloga Leila Mir Candal

“Hoy la relación médico-paciente no

es de escucha, sino de prescripción”

Para la especialista en salud, el proceso de “medicamentalización” se ha extendido hasta incluir los ciclos de la vida. Un signo de esto es que son los pacientes los que le demandan los remedios a los profesionales. Y si no los obtienen, se automedican.

Agustina Mai.

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Dentro de la antropología, la salud es una especialidad que aborda los aspectos socio-culturales del sistema salud-enfermedad. “El antropólogo posee una mirada política, considera el contexto e intenta dar cuenta de los factores sociales, económicos y culturales dentro del campo de la salud y la enfermedad”, explicó Leila Mir Candal, antropóloga especialista en salud, en diálogo con El Litoral.

—El proceso de medicalización de nuestra sociedad, ¿es privativo de esta época o ya se ha dado en otras culturas?

—Los antropólogos consideramos que todas las culturas han desarrollado una manera de entender la enfermedad y de dar una respuesta a través de la curación; todas tienen un sistema médico. Hubo culturas donde el chamán, el curador tradicional, era una autoridad importante porque permitía la curación y la supervivencia del grupo. El punto es cuánto ha influido el modelo biomédico en nuestra sociedad para que hoy sean los pacientes los que les demanden a los médicos la medicación. El proceso de medicalización al que te referís sería un proceso de “medicamentalización”: la relación médico-paciente ya no es la de la escucha, la de la posibilidad de comprender, sino la prescripción. Siempre tiene que haber una receta o medicamento; y si el médico no lo da -porque no le parece pertinente-, es el paciente el que lo demanda. Y si no lo consigue, surge la automedicación. Se ha invertido la relación. Hasta se han medicalizado los ciclos de la vida.

—¿Por ejemplo?

—La menopausia. Es un ciclo vital por el que las mujeres, en determinado momento de la vida, entran en una etapa amenorreica. Hoy se lo ve como algo negativo y se ha instalado la terapia hormonal y hasta una especialidad dentro de la ginecología que trata este tema.

—Lo mismo sucede con los chicos, con el diagnóstico de nuevas enfermedades...

—Sí, por ejemplo con el TDA (Trastorno por Déficit de Atención). Antes decíamos que un chico era hiperkinético, pero no había que medicarlo para que pudiera adecuarse a las necesidades familiares.

—¿Este proceso es irreversible?

—Creo que todavía el cuerpo profesional médico no está lo suficientemente concientizado acerca de esto. Ha entrado en la vorágine de los nuevos medicamentos, de las investigaciones a través de la industria farmacéutica, que lo lleva a un lugar del que algunos médicos no pueden salirse. Desde la Sociedad de Medicina Antropológica se busca -justamente- problematizar y dar cuenta de cómo estamos inmersos en este proceso y de cómo -cada vez más- nos vamos alejando de la persona, del paciente.

—Sí, y cada vez más la concepción médica disocia los aspectos físicos de los mentales...

—El modelo biomédico per se ha pensado en esto: en el cuerpo disociado de la mente. Nosotros decimos que también está disociado del marco socio-cultural, del contexto, de la clase social a la que el sujeto pertenece. No se enferma de lo mismo una persona que pertenece a una u otra clase social. Si tenés acceso al agua potable, podés dar respuesta a muchísimas enfermedades a las que no podrías enfrentar sin este servicio.

—Aunque la salud sea un derecho, no todos tenemos el mismo acceso. ¿Cuál sería el camino para lograr un acceso equitativo?

—Que no se piense a la salud como el resultado de las políticas de salud, exclusivamente, porque es un tema mucho más amplio. Ramón Carrillo decía la famosa frase de que “los microbios son pobres causas”... En realidad, tenemos que pensar en las condiciones de vida de la población: el acceso al alimento, a la vivienda digna, al trabajo. Eso permitiría un contexto de salud diferente. Si el acceso a la salud queda restringido a acceder sólo a un medicamento, nos equivocamos. Los esfuerzos tienen que estar dirigidos a interrelacionar las necesidades básicas.

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“La antropología intenta dar cuenta de cómo nos hemos alejado del paciente, de la persona”, señaló Leila Mir Candal.

Foto: Flavio Raina

¿Quién es?

Es antropóloga social, especializada en Salud, secretaria general de la Sociedad Argentina de Medicina Antropológica y profesora de la Facultad de Psicología (UBA). Se desempeña como coordinadora de un equipo interdisciplinario de atención primaria de la salud en un hospital de la ciudad de Buenos Aires.

/// EL DATO

Disertación

Leila Mir Candal visitó Santa Fe para disertar sobre “La contribución de la antropología médica a la medicina antropológica”. Invitaron ATE y la sección Reumatología del hospital José María Cullen.

/// la clave