De “Aún ir a unir”

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Jorge Leonidas Escudero, retratado por Malena Peralta.

Cada nuevo libro de Jorge Leonidas Escudero (San Juan, 1920) depara nuevas sorpresas. Su inconfundible acento, su inconfundible música y su mundo se amplían y enriquecen hacia vórtices donde tienen cabida desde los abismos más angustiantes al humorismo más luminoso. Ediciones en Danza acaba de publicar “Aún ir a unir”, del que transcribimos estos poemas.

Arte y psicoanálisis

La insatisfacción se perfila como una de las musas concretas del artista. Freud, más allá del conocimiento y del respeto que tenía por el arte -cualidades que no supieron cultivar muchos de sus seguidores, que del arte parecen conocer sólo lo que les llega por interpósita persona, y sólo saben citar “La carta robada” de Poe o “El hombre de arena” de Hoffmann, a Duchamp o a “Santa Ana con la Virgen y el Niño”, de Leonardo da Vinci-, concebía al escritor como un niño que juega en crear su propio mundo, “un mundo de fantasías que toma muy en serio y que inviste ampliamente en el plano emocional”. En algún momento de su “El creador literario y el fantaseo” concluye que “debemos hacernos a la idea de que, si los dichosos ya no fantasean, son los insatisfechos quienes lo hacen”.

Dorigo Revisitado

Hubo una vez un sapo asqueroso haciendo meditación sentado sobre las cabezas de un grupo de víboras blandas.