Ganados y carnes

La hacienda mantendrá los valores

La caída en la oferta de carne, consecuencia de la política oficial y de la sequía, es de tal magnitud que ni restringiendo las exportaciones al mínimo se logra hacer caer los valores de la hacienda.

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Para atrás. En nombre de la “mesa de los argentinos”, se han perdido 20 kilos per cápita de producción total.

Foto:Archivo

 

Ignacio Iriarte

Entre enero y julio, la faena totaliza unos 6,7 millones de cabezas, es decir, 26 por ciento por debajo respecto de igual período del año pasado. La producción de carne, incrementada sólo marginalmente por la suba en el peso mínimo de faena, se reduce menos, alrededor de 24 por ciento.

Con esta tendencia, la faena del año en curso totalizaría los 11,8 millones de cabezas, 4,5 millones menos que el año pasado, mientras que la oferta de carne, que proyectamos en 2,5 millones de toneladas, marcaría una pérdida de casi de 850 mil toneladas en relación al 2009. En nombre de la “mesa de los argentinos”, se han perdido 20 kilos per cápita de producción total.

La caída en la oferta de carne, consecuencia de la política oficial y de la sequía, es de tal magnitud, que ni restringiendo las exportaciones al mínimo se logra hacer caer el precio de la hacienda.

Empezamos a disponer de algunos datos de stock ganadero, según los resultados de la primera campaña de vacunación antiaftosa: Entre Ríos pierde un cinco por ciento (la mayor parte por la inundación de las islas), Córdoba cae 13 por ciento y Buenos Aires, la nave insignia, 11 por ciento. Estos datos confirmarían que estaríamos hoy con un stock ganadero de entre 49 millones y 50 millones de cabezas.

Lo que vendrá

¿Cómo será la faena en los años que vienen? Si partimos de la base de que se han destetado este último otoño unos 12 millones de terneros, y aceptamos que la mortandad de ganado adulto se ubica en dos por ciento anual, quedarían para faenar unos 11,2 millones de cabezas anuales en condiciones de equilibrio, esto es, sin retener ni liquidar.

Ya transcurrida más de la mitad del año, todo hace suponer que la matanza este año se ubicará entre los 11,8 millones y 12 millones de cabezas, lo que indicaría que, en principio, no estaríamos todavía en una franca retención. La capacidad de faena que nos da este stock estará determinada entonces por la cantidad de terneros destetados el próximo otoño, porque si ese número crece, ya habría comenzado a recuperarse el potencial futuro de la producción de carne.

De acuerdo a nuestras encuestas, la tasa de preñez del último servicio se habría recuperado marcadamente en gran parte del área pampeana, pero sin llegar a los porcentajes que se lograban antes de la seca. En otra buena parte del país, las lluvias llegaron tarde para revertir el desastroso estado corporal de las vacas y los índices de preñez logrados son muy dispares, inferiores a lo normal, pero mejorando el horrible resultado del año anterior. Y en una tercera zona- que comprende gran parte del semiárido- los porcentajes de preñez han sido muy malos, inclusive en algunos departamentos fueron inferiores al año anterior.

Hay tres factores que son un común denominador para todo el país: Parición. El corrimiento o atraso de toda la parición entre un mes y un mes y medio.

Vientres: El menor número de vientres expuestos a servicio, con caídas de entre 15 y 30 por ciento.


Lluvias

En la Cuenca del Salado, comienza la recuperación a partir de la retención de sus terneras hembras, pero para aquel que ha perdido el 50 por ciento de sus vacas (o todas), la recomposición de su rodeo es hoy por hoy casi imposible. Por otra parte, en gran parte de las zonas criadoras (Río Negro, sudoeste de Buenos Aires, sur y oeste de La Pampa) las lluvias han sido insuficientes (los registros van de 300 a 400 milímetros) como para compensar los efectos devastadores de dos años de sequía.