La natación terapéutica

 

Prof. M. Carlos Visentin.

DNI. 2.389.173. Ciudad.

Señores directores: En esta carta doy un consejo a los queridos lectores. No me voy a referir al agua en sí misma, sino a su vinculación con la salud. Pero antes de seguir mi consejo les ruego consultar con sus médicos, que son los que tienen la palabra técnica definitiva, pero verán que existe coincidencia. En mi caso, tengo más de 90 años y siempre estuve vinculado con el deporte activo en las competencias en agua, en natación y waterpolo específicamente, y alguna experiencia debo haber aprendido, especialmente al visitar los pueblos del Mar Caribe, donde se le rinde culto al agua.

Compitiendo, he ganado muchas medallas, pero hoy escribo por y para la “Medalla de la vida”. Muchos expresarán que a mi edad no es saludable la práctica de la natación competitiva, y cuando muera dirán que fallecí por causa de seguir compitiendo, pero seguir en actividad me obligó hacer chequeos de salud más a menudo, controlar mi peso, ingerir comidas sanas, y descansos aconsejados por los médicos y, en definitiva, me dio “más” vida a mi vida, y también “mejor” vida a mi vida.

Pero pasemos a consejos generales más técnicos y hablemos de deshidratación, con una pérdida de agua del 1 % empezamos a tener sed; con un 2 % nuestra capacidad de trabajo disminuye; con un 4 % comenzamos a sentir somnolencias, apatía, malhumor, somos vulnerables al estrés, sentimos náuseas. Y con un 20 % de deshidratación en su peso se estima que se produce la muerte. Se puede perder entre 500 y 900 milímetros cúbicos de agua por día por sudor y cuando hace más calor la necesidad hídrica aumenta. Por la noche, el cuerpo humano pierde agua, por lo que es aconsejado beber un vaso a agua al despertarse, esto contribuye a desintoxicar el hígado y riñones.

La natación: El simple hecho de sumergirse en el agua, tiene un efecto calmante y es la base de “la natación terapéutica”. El agua, en la natación, sostiene nuestro peso, por eso es un ejercicio que protege al cuerpo de lesiones y es muy aconsejado a quienes adolecen de sobrepeso. El simple hecho de flotar, repito, es una terapia, porque el cuerpo no sufre la fuerza de la gravedad, lo que permite una total relajación, y al cerebro permite alcanzar un estado de plena armonía. La actividad del hemisferio izquierdo del cerebro encargada del razonamiento lógico se reduce al tiempo que aumenta la del hemisferio derecho, el creativo. El ejercicio en el agua tiene, además, un efecto equilibrador.

Beber más agua de lo habitual es aconsejado. ¿Por qué? Porque se aumenta la capacidad de procesamiento de los residuos tóxicos arrastrándolos consigo. Con la hidratación adecuada, muchos problemas crónicos desaparecen, la piel mejora, los dolores lumbares se atenúan y, no se rían por favor, porque hasta las hemorroides mejoran, porque el baño estimula la presencia de la sangre en la parte del cuerpo sumergida y la desinflama.

A la gimnasia hídrica vamos a llamarla “baile’, porque se mueven el cerebro y el músculo. La hidroterapia se apoya en la música, y esta ayuda al desarrollo del oído, a la coordinación de movimientos y, al inducir a la producción de endorfina, se trabaja la tonificación muscular del tronco, abdomen y extremidades, lo que mejora el equilibrio dentro y fuera del agua.

Comidas: En la natación terapéutica se debe hablar de comidas, porque las mismas están vinculadas también íntimamente con la salud. Se aconsejan los platos multicolores, combinando alimentos de diferentes colores, garantizando la ingesta de antioxidantes, vitaminas, agregando aquéllos con propiedades hidratantes, como las frutas. Se puede comer hidratos de carbono, pastas y arroz, pollo sin piel, pescado y carne vacuna sin grasa, evitando las grasas del tipo animal,.

Agua bendita: El bautizo católico donde el agua, simbólicamente, arrastra nuestros pecados, es un ejemplo de la relación espiritual que existe entre el agua y la fe. En definitiva, estoy hablando de “una forma de vida” y un consejo para aquéllos que se justifican que “no tienen tiempo” para el deporte. Señores, hay que “mover el esqueleto” porque el peor consejo que pueda darles es practicar el sedentarismo.