La droga y las adicciones como agravantes de la inseguridad

La mirada de religiosos y de médicos psiquiatras ante el avance en el consumo de estupefacientes. La coincidencia en la necesidad de que el Estado actúe en forma rápida para evitar la profundización del problema.

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Arguinchona no deja de reconocer la necesidad de actuar con políticas a largo plazo.

Foto: El Litoral.

 

Mario Cáffaro

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“Los que roban y matan no lo hacen por hambre, sino para comprar droga”, afirmó el padre Axel Arguinchona, párroco de Nuestra Señora de la Merced y vicepresidente de Cáritas Arquidiocesana, tareas que le permiten estar en permanente contacto con sectores con carencias materiales de la sociedad santafesina. El religioso acompañó a monseñor José María Arancedo y a la comunidad del Colegio Verna, que el pasado sábado abrazaron la ciudad pidiendo mayor seguridad, y se sentó a hablar del tema con el gobernador Hermes Binner y parte de su gabinete en la misma tarde del sábado, mientras gran parte de la ciudad descansaba, hacía deportes o tomaba sol en los espacios verdes.

La droga penetró en toda la sociedad y entre las consecuencias del fenómeno está el incremento de la inseguridad, ya sea para hacerse de dinero para poder comprarla, por “problemas en la distribución del negocio” o por los propios efectos que el consumo produce en la personalidad de los consumidores.

“La droga y las adicciones como agravante de la inseguridad” constituyeron el tema de un panel que organizó -en Capital Federal- el Movimiento Productivo Argentino y que, mediante el sistema de video-conferencia, se pudo seguir desde la sede local de ADE. Los panelistas coincidieron -con diferentes enfoques- en la necesidad de hacer prevención y tratar el tema sin esconderlo, pero, de manera urgente, a fin de detener el avance vertiginoso que tiene en nuestra sociedad.

Los panelistas fueron Eduardo Kalina, médico psiquiatra que dirige un equipo dedicado al tratamiento de adictos con el cual desarrolló la figura del “acompañamiento terapéutico”; el médico y psiquiatra Wilbur Ricardo Grimson, secretario de Estado entre 2002-2004 a cargo del Sedronar, y el sacerdote José María Di Paola, coordinador del equipo de sacerdotes de villas de emergencia porteñas y párroco de la Iglesia de Caacupé, donde promueve el programa de recuperación de la adicción a las drogas Hogar de Cristo.

Volviendo a Santa Fe, Arguinchona advierte que “al problema de la inseguridad no lo vamos a resolver con medidas a corto plazo porque requiere políticas educativas, económicas y de salud. Pero, sin dudas, hay que salir inmediatamente al cruce de situaciones graves que se producen todos los días. La inseguridad está extendida en todos los barrios de la ciudad y no existen horas en las cuales no ocurren los hechos. En los barrios pobres, la gente ya no puede dejar sola su casa porque les ocurren cosas tremendas. Y, para coronar este cóctel, tenemos los ajustes de cuentas, que son muy complejos de poder prevenir”.

Sobre el impacto de la droga en la violencia cotidiana, el sacerdote remarcó que “los que delinquen y llegan a matar no lo hacen por hambre, sino para comprar droga. La gente que tiene hambre se la rebusca y consigue comida en algún lado. La droga es un flagelo tremendo porque mata al que consume y genera más violencia. La gran mayoría de los delitos está vinculada con la droga”.


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Desde ADE se pudo seguir a Grimson, Kalina y Di Paola, que expusieron sobre el tema.

Foto: Pablo Aguirre


Visiones

Volviendo al panel porteño, Kalina partió de reconocer que se vive en una sociedad carente de valores éticos, morales e intelectuales, lo que ha producido cambios en la cultura contemporánea donde el valor principal es el dinero. “La vida no vale nada. Asistimos a un debacle monumental, al desprecio por la vida donde (Marcelo) Tinelli es el centro de la atención de la vida”.

Ubicó al narconegocio en las principales capitales del mundo con distinto grado de penetración tecnológica y “donde los políticos no entienden el fenómeno. Este gobierno (por el nacional) no tiene un solo asesor científico en el tema drogas y la droga fue entrando, especialmente la cocaína, que tiene un atractivo muy grande porque encuentra una llave a las pulsiones más primitivas del ser humano”.

Después se detuvo en explicar los efectos que produce su consumo en el cerebro “para transformar a los chicos en chimpancés, pero sin gracia, ya que pierden toda noción del ser. No deberíamos permitir que nadie consuma cocaína”. Luego advirtió que estamos haciendo la vista gorda ante la cuestión, “pero, a futuro, los costos de la salud públicas serán terribles”.

El psiquiatra se mostró preocupado por la falta de sanciones y advirtió que se camina a ser México. “Se pierden límites, frenos, la noción del yo y del otro. La sociedad perdió la vigencia de los Diez Mandamientos y sus no”. Su receta es “parar esto con severidad en las leyes” y rescató el cumplimiento de las leyes antitabaco que se observa en varias provincias argentinas.

Grimson enfocó su crítica por la inacción actual del gobierno nacional. Fue titular del Sedronar durante el gobierno de Eduardo Duhalde y destacó que ese organismo entonces fue reconocido internacionalmente, mientras que el último informe de Naciones Unidas ubica a la Argentina en el primer lugar de consumo de cocaína en América del Sur, y empatado con Estados Unidos. “Quizás el motivo por el cual no ganamos el Mundial de Sudáfrica tenga que ver con que ganamos éste” aclaró ante una platea que aplaudió el guiño.

Fronteras permeables a las drogas y a los precursores químicos, ningún juicio por lavado de dinero porque se bastardeó la Unidad de Información Financiera son causas que ayudan al fenómeno, según su óptica.

“Los adolescentes están en un vacío cultural y espiritual y yo creo en la salida cultural”, señaló, para luego cuestionar al Poder Ejecutivo por no reglamentar y poner en práctica la ley de prevención educativa sancionada el año último por el Congreso a instancias del Episcopado Argentino y ONGs que trabajan en prevención. “El Estado ha dejado la asistencia a los adictos en manos de las ONGs porque es más barato y estamos condenando a la gente a recibir tratamientos baratos que generalmente no sirven”.

A la hora de la propuesta, Grimson afirmó que se requieren políticas de Estado centralizadas, abarcativas e integrales, partiendo de revitalizar el Sedronar.

Su pesimismo se equilibró con la transformación que se vive en Fuerte Apache desde el firme apoyo cultural que tuvo ese sector de Ciudadela.

Ausencia del Estado

En tanto, para Di Paola, “de las villas son las primeras víctimas de la violencia y de la introducción de las drogas”, y a continuación aclaró que fue un fenómeno externo que las invadió y calificó de “irresponsable” a la ausencia del Estado en los últimos años en esas urbes.

El fenómeno del paco en la villa empezó allá por el 2001. “Es una adicción muy grande que genera un cambio grande. Ha roto tejidos sociales. El paco es una emergencia de la miseria de los grandes centros urbanos” y explicó el programa que llevan adelante desde los llamados “centros de aterrizaje” para atender a los chicos adictos de la zona.

Para salir, consideró prioritario tomar conciencia del problema. “En su momento la sociedad tomó conciencia de la presencia de personas con capacidades diferentes y empezó a adaptar la ciudad, los medios de transporte. La lucha contra el paco debe ser algo parecido”, aconsejó el religioso para abrir el espacio a preguntas del auditorio.

Alcoholismo, tercera endemia

El presidente de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico de la Cámara de Diputados, Fabián Peralta (GEN-Santa Fe), recibió a las autoridades, a nivel nacional, de Alcohólicos Anónimos, con quienes se acordó trabajar sobre la temática y se analizaron distintos aspectos de la misma.

“Este tipo de encuentros es muy importante, ya que hay mucho por hacer entre Estado y sociedad civil. Esta institución tiene una gran trayectoria, está pronta a cumplir 60 años de tarea y cuenta con 900 centros de rehabilitación en todo el país, y más de 70 en nuestra provincia”, explicó Peralta.

El alcoholismo es considerado la tercera endemia del país después del chagas y la desnutrición infantil. Esta droga es la que genera más costo social, y a la que se le asigna mayor responsabilidad en muertes y lesiones que ocurren en la vía pública y también en lo referente a violencia familiar.

Para el diputado, hay mucho por hacer en esta temática. “Tenemos una ley (24.788) que, después de 12 años, finalmente se reglamentó en el 2009; sin embargo, todavía no estamos viendo resultados concretos. Eso nos preocupa y por ello volvemos a reclamar por información sobre qué se está haciendo y con qué recursos. Hay mucha inversión por parte de las empresas en publicidad dirigida a adolescentes y el Estado no puede ser un mero observador de esta situación. Algunos estudios dicen que en los últimos 25 años cayó el consumo de vino en un 30 % y subió el de cerveza en un 500 %. Este dato viene de la mano de otro más preocupante aún, y es el hecho de que la edad de iniciación en el consumo es cada vez menor, los jóvenes empiezan a consumir entre los 12 y 16 años”, manifestó.

 

U$S 320 mil millones por año

Concluyó anoche en Río de Janeiro, la reunión de presentantes de todos los países de América, en la que se abordó el tema de la droga y el marco que tienen los Estados para controlarla. La Argentina participó de las deliberaciones.

Según datos de las Naciones Unidas, el tráfico anual de drogas ilícitas mueve U$S 320 mil millones de dólares. “El problema de las drogas es económico y, aunque sus causas tienen diversas facetas, la solución al tema económico es lo que va a destrabar la discusión”, afirmó Juan Carlos Hidalgo, coordinador de Proyectos para América Latina del Centro para la Libertad y Prosperidad Global (Cato Institute) de Washington.

Hidalgo hizo un recuento del fracaso de la guerra contra las drogas y citó como ejemplo el precio de la cocaína: “El kilo en Colombia vale U$S 1.600, cuando llega a Panamá ya está en U$S 2.500 en la frontera mexicana a U$S 13 mil, en Estados Unidos U$S 20 mil y en el menudeo en Estados Unidos alcanza los U$S 97 mil”, señaló.

El boliviano Reynaldo Molina Salvatierra, coordinador General del Programa de Apoyo al Control Social de la Producción de la Hoja de Coca coincidió: “Si no fuera un negocio productivo no habría alcanzado las dimensiones que tiene”, aseveró. Y señaló que Bolivia impulsa, como alternativa económica, “una política de incentivo a los usos lícitos de la coca, como alimentos y medicina, ya que el 18 por ciento de su composición son proteínas equiparables a las de la carne pero sin el colesterol y el ácido úrico”.

Rol de Latinoamérica

“Las innovaciones en políticas de drogas vienen de Latinoamérica”, afirmó el experto estadounidense Ethan Nadelmann, doctor de la Universidad de Harvard y director ejecutivo de la Drug Policy Alliance (DPA) quien puso como ejemplo la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, porque “por primera vez ex presidentes se atreven a cuestionar la prohibición, proponen claramente de la descriminalización de la marihuana y promueven las medidas de reducción de daños”.

Nadelman resaltó los resultados de la iniciativa de las Unidades de Policía Pacificadoras en Río de Janeiro (programa para recuperar el control territorial en favelas dominadas por traficantes armados) y las medidas de inclusión social impulsadas en Medellín (Colombia), pero advirtió que “deben ser constantes y no pueden ignorar el tema de la ilegalidad de las drogas, porque mientras exista el mercado negro que financia al crimen organizado será difícil erradicar la violencia”.

Precisamente sobre las diferencias entre las políticas estadounidenses y las del resto de la región, durante la inauguración de la Conferencia, el secretario nacional de justicia del Brasil, Pedro Abramovay, planteó la la relación entre narcotráfico y fronteras: “Brasil tiene una frontera seca de 15 mil kilómetros y es imposible pensar una política de drogas que ignore la relación con los vecinos. No haremos muros en nuestras fronteras porque sólo significarían asesinatos en masa”, afirmó.

Para revertir esto, la fiscal Mónica Cuñarro, funcionaria de la Jefatura de Gabinete de nuestro país propuso “aprovechar Unasur como una ventana para encontrar consensos sobre cómo avanzar en políticas de drogas desde la defensa de los derechos humanos”.