Por su “cartografía del poder“

Vargas Llosa ganó el Nobel de Literatura

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El autor de “La tía Julia y el escribidor” como docente de escritura en Princeton: justamente estaba preparando una nueva clase cuando recibió la llamada desde Estocolmo. Foto: EFE

El peruano fue anoticiado hoy del galardón otorgado por la Academia Sueca, mientras se encontraba en la estadounidense Universidad de Princeton, tras lo cual se reconoció “muy conmovido y entusiasmado”. Hacía 20 años que un hispanoparlante no se alzaba con el premio.

 

De la redacción de El Litoral

EFE

El escritor peruano Mario Vargas Llosa ganó hoy el Premio Nobel de Literatura 2010 por su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”, según la explicación de la Academia Sueca.

El autor de “La ciudad de los perros”, nacido en 1936 en Arequipa (Perú) y que también tiene la nacionalidad española, en las quinielas de los favoritos de los Nobel desde hacía años, es el primer escritor latinoamericano ganador del Nobel de Literatura desde el mexicano Octavio Paz, en 1990.

En una primera declaración, transmitida por el presidente del jurado del Nobel de Literatura, Peter Englund, Vargas Llosa dijo sentirse “muy conmovido y entusiasmado” por el galardón.

El escritor está en Nueva York, donde da clases en la Universidad de Princeton.

“Se había levantado a las cinco de la mañana para presentar una clase, cuando recibió nuestra llamada a las siete menos cuarto, mientras trabajaba intensamente”, dijo Englund.

Vargas Llosa acudirá a la ceremonia de entrega del galardón el 10 de diciembre, en Estocolmo, y de acuerdo a la tradición de los galardones será el encargado de pronunciar el discurso en nombre de todos los premiados, a excepción del de la Paz, que se celebra en un acto paralelo, en Oslo.

El Nobel de Literatura está dotado con 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros o 1,5 millones de dólares) y, como el resto de estos premios, se entrega el 10 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su fundador, Alfred Nobel.

“Una broma”

Vargas Llosa pensó que “era una broma” cuando la Academia Sueca le informó, “ocho minutos antes del anuncio” oficial, de que había ganado el Premio Nobel de Literatura 2010, dijo hoy el hijo del escritor peruano, Álvaro Vargas Llosa.

El escritor peruano “mantuvo la duda hasta el último momento, hasta que se hizo oficial el anuncio”, comentó su hijo en declaraciones al canal C5N de la televisión argentina por cable.

Álvaro Vargas Llosa recordó que “hace muchos años” alguien, “al parecer un periodista, se hizo pasar por sueco para anunciarle” a su padre que había ganado el Nobel de Literatura.

“Nunca más tendremos que responder a la maldita pregunta de por qué no le dieron el Nobel de Literatura a Vargas Llosa”, comentó luego de congratularse de que la Academia Sueca vuelva a premiar a un escritor latinoamericano “después de tantos años”, en alusión al mexicano Octavio Paz, que lo obtuvo 1990.

Dijo que el galardón de la Academia Sueca, además de honrar a la literatura latinoamericana e hispana, “simboliza también un premio”, “un gran espaldarazo” para las personas que como su padre se preocupan por los países “en los que no hay democracia y libertades públicas o están amenazadas”, en referencia a Cuba y Venezuela.

Siempre polémico

El Nobel concedido hoy a Mario Vargas Llosa llega en el año que su nombre sonaba menos entre los favoritos y poco después de una polémica con el gobierno peruano por la aprobación de un decreto que podría permitir la liberación de militares y policías procesados por crímenes de lesa humanidad.

El pasado 13 de septiembre el escritor renunció a presidir el Lugar de la Memoria, un proyecto para recordar a las víctimas del terrorismo en Perú, y señaló en una carta que el decreto es una “amnistía apenas disfrazada” para procesados por abusos a los derechos humanos y que existe “una incompatibilidad esencial” entre esa ley y construir un monumento en homenaje a las víctimas del terrorismo.

Horas después el gobierno peruano presentó un proyecto de ley para derogar el decreto, aunque el presidente, Alán García, negó que la renuncia de Vargas Llosa hubiera motivado esta decisión.

Dos décadas sin Nobel en español

Con la concesión hoy del Premio Nobel de Literatura al peruano Mario Vargas Llosa los escritores de lengua española han recuperado un galardón que se ha hecho esperar 20 años, desde que lo obtuviese el mexicano Octavio Paz en 1990.

La decisión de la Academia Sueca de dar el Nobel de Literatura a Vargas Llosa convierte al escritor en el número 11 de los autores de lengua hispana en alzarse con tal distinción.

De los 100 autores galardonados con el premio en el siglo XX, diez de ellos escribían en español.

De esa decena, cinco fueron españoles: José Echegaray y Eizaguirre (1904), Jacinto Benavente (1922), Juan Ramón Jiménez (1956), Vicente Aleixandre (1977) y Camilo José Cela (1989).

Además, el Nobel de Literatura también lo consiguieron los chilenos Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971); el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967); el colombiano Gabriel García Márquez (1982) y el mexicano Octavio Paz (1990).

El español, con 11 premiados, se sitúa como la cuarta lengua en acoger a los laureados con esta distinción, por detrás del inglés (27), francés (14) y alemán (12).

Mario Vargas Llosa, escritor y académico de origen peruano y que también se nacionalizó español en 1993, se convirtió en 1994 -año en que logra el Premio Cervantes- en el primer latinoamericano elegido académico en la institución Española de la Lengua.

El autor de obras como “La tía Julia y el escribidor” o “Pantaleón y las visitadoras”, que el próximo mes de noviembre publicará su nueva novela, “El sueño del celta”, figuraba desde hace años en las quinielas del Nobel de Literatura, y hoy se ha convertido en el primer escritor en español galardonado por la Academia Sueca en el siglo XXI.

/// análisis

Un maestro de lectura

 

Por Enrique Butti

Mario Vargas Llosa es un gran narrador, pero quisiera resaltar también sus ensayos, sus ensayos sobre la novela, sobre la novela de caballería Tirant Lo Blanc, sobre García Márquez, sobre Onetti, sobre “Madame Bovary” de Flaubert, sobre “Los miserables” de Victor Hugo, incluso sus ensayos sobre cuestiones de política latinoamericana. Son ensayos siempre reveladores porque descubren a un gran lector de libros y a un gran lector de la realidad; a alguien que lee con pasión libre, libre de condicionamientos externos, por lo menos.

En “La verdad de las mentiras”, un magnífico libro de ensayos cortos sobre libros esenciales del siglo XX, Vargas Llosa nos demuestra que la novela es un instrumento único con el que contamos para decir ciertas verdades. Las novelas mienten, decía, pero el hecho es que mintiendo expresan una curiosa verdad que sólo puede expresarse encubierta, disfrazada de lo que no es. Y también decía que las mentiras de las novelas no son nunca gratuitas, ya que llenan las insatisfacciones de la vida.

La ficción literaria, sostenía, es de por sí una acusación terrible contra la existencia bajo cualquier régimen o ideología: un testimonio llameante de sus insuficiencias, de su ineptitud para colmarnos. Y en verdad es ésa una de las características de sus grandes novelas (de las que personalmente prefiero “Pantaleón y las visitadoras” y “La guerra del fin del mundo”, sobre los avatares verídicos de un mesiánico en Brasil, y que está basado en un libro genial de la ensayística latinoamericana: “Los sertones”, de Euclides da Cunha). Y también ésa es una buena óptica para juzgar su viraje político. Desde luego que era su derecho tomar la opción política que prefiriera, sobre todo cuando sus principios básicos resultaban ser la tolerancia y la defensa de la libertad de pensamiento, pero no deberíamos olvidar que cuando comenzó a manifestar su desencanto hacia ciertos paraísos intocables de la izquierda, la hegemonía intelectual de todo el mundo era de ese signo, y que tuvo que soportar no pocas presiones y amenazas y portazos, entre ellos los del Nobel, que ya hace tiempo se merecía. Una suerte que no tuvo Borges, a quien Vargas Llosa siempre admiró y a quien reconoció como un maestro que le enseñó a leer. Y eso es Vargas Llosa en sus ensayos: un maestro de lectura, un maestro que nos contagia las ganas de leer lo que comenta.