A un mes del crimen

Realizarán exámenes de ADN por el caso Cano

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Carlos Alberto Cano fue hallado muerto en su casa de J.P. López 740, la mañana del sábado 18 de septiembre.

Foto: Archivo El Litoral

Aunque no hay detenidos, son varias las hipótesis que analiza la Justicia en busca del autor del homicidio de barrio Guadalupe.

 

De la Redacción de El Litoral

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Un mes después de la muerte de Carlos Alberto Cano, la Justicia continúa trabajando en las distintas hipótesis que expliquen el porqué del asesinato del hombre de 72 años, y permitan dar con los autores del hecho ocurrido el 18 de septiembre, en su casa de barrio Guadalupe.

Por el momento, no hay detenidos; y la única imputada sigue siendo Marcela Kloster, la joven esposa de la víctima, que aunque en libertad, continúa afectada a la causa.

En busca de pruebas que permitan dilucidar qué pasó aquella madrugada de sábado en la casa de J.P. López 740, el juez de Instrucción Sergio Carraro ordenó la realización de exámenes de laboratorio cuyos resultados ya se encuentran disponibles; y ahora pedirá estudios de ADN sobre el material orgánico secuestrado en la habitación de Cano y en otros sectores de la vivienda.

Patrón genético

La intención del magistrado es poder conseguir el patrón genético de terceras personas ajenas a la casa; más allá de la víctima, su esposa y la pequeña de 12 años, hija de esta última.

Entre el material que será puesto a disposición de los médicos se encuentran restos de cabellos de todo tipo; las colillas de cigarrillo que quedaron en el lugar; los hisopados de la víctima y los borceguíes manchados con sangre que le fueran secuestrados a un cuidador de la zona.

El cadáver de Cano fue encontrado de cuclillas a un costado de la cama, en medio de un gran desorden. La primera en detectar la cruenta escena fue su mujer, que esa noche había dormido con su hija en la casa de su madre.

Marcela Kloster regresó a media mañana a la casa, porque el matrimonio debía estar al mediodía, para almorzar en la casa de la hermana de Cano.

Sobre esa reunión familiar, había tratado la última conversación telefónica que mantuvo la pareja. Según declaró el abogado de Kloster hace una semana, Cano la llamó para preguntarle qué pensaba hacer esa noche, y ella le respondió que era tarde para volver en colectivo, por lo que se quedaba a dormir en lo de su madre. Entonces él le recordó la visita a su hermana al día siguiente, y ella se comprometió en estar a tiempo.

Trataron de ahorcarlo

La crueldad con la que el anciano fue golpeado hizo presumir desde un comienzo que se trató de una venganza o de un acto propio de una persona totalmente fuera de sí. Pero no por eso se descartó la posibilidad del robo o acaso un crimen con fines económicos.

La autopsia realizada por los forenses locales determinó que el motivo del fallecimiento fueron los golpes en la cabeza, propinados por detrás, con un hacha de mano que se encuentra secuestrada.

Pero además, las lesiones constatadas en la piel determinaron que hubo maniobras de ahorcamiento que no alcanzaron a ser las causantes de la muerte. También tenía las rodillas raspadas, como quien es obligado a suplicar perdón de rodillas.

Unas horas más tarde del crimen quedaron arrestados además de la esposa, dos hombres vinculados a la casa, que tras prestar declaración recuperaron la libertad. Una vieja empleada de la casa fue citada a declarar ya que se creía que podía aportar detalles con respecto a la historia personal de Cano.

Y a una semana de que se descubriera el delito, la policía secuestró un par de borceguíes y se llevó detenido a un vigilador privado del barrio que más tarde quedó libre.

 

/// EL DATO

Caja fuerte

A los diez días del asesinato, personal de la Sección Homicidios de la URI y del juzgado de Instrucción Tercera visitó la casa de Cano para revisar una caja fuerte que se encontraba herméticamente cerrada. El juez Carraro se encontró con que en su interior estaban las cosas que esperaba hallar: alhajas de oro y piedras de rubí, entre otras, de un valor para nada despreciable. La llave nunca apareció por lo que hubo que romper la tapa para abrirla.