Nueva amenaza

Superbacterias: cuando los antibióticos no funcionan

Son gérmenes resistentes a los antimicrobianos conocidos.Un brote en Brasil encendió la alarma en la región. Expertos de la UNL y el INE analizan los riesgos para el sistema de salud argentino.

1.jpg

Prevención. No hay que confiar ciegamente en los antibióticos. Es clave la higiene personal y el aislamiento de los pacientes con infecciones bacterianas en los hospitales. Foto: Archivo El Litoral

 

Comunicación científica UNL/El Litoral

Este año Brasil se enfrentó a una superbacteria que dejó un saldo de 18 muertos en San Pablo para fines de octubre. El brote expuso al sistema de salud a uno de los escenarios más temidos: la proliferación de una bacteria resistente a una variedad de antimicrobianos. Con pocas opciones para el tratamiento, la alarma encendida del otro lado de la frontera obliga al debate a los expertos argentinos. ¿Cómo se le gana a las superbacterias?

Los médicos y científicos piensan que la clave no está solamente en el desarrollo de nuevos antibióticos sino en recuperar el valor de la higiene.

Lejos de ser organismos nuevos y desconocidos, las superbacterias pueden ser gérmenes que habitan normalmente en la tierra, el suelo o el agua; incluso como hospedador habitual del ser humano. Pero son “súper” porque han adquirido mecanismos nuevos de resistencia a antibióticos. Incluso en Argentina ya se han reportado casos del mismo tipo que en Brasil, sólo que no tuvieron la trascendencia del brote reportado en el país vecino.

“Esto no significa la emergencia de un microbio monstruoso porque hace más de ocho años que se describieron en Argentina los primeros casos de la bacteria Klebsiella pneumoniae productora de carbapenemasa -o KPC- que fue la responsable de los casos brasileros”, recalcó José Di Conza, bioquímico investigador de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet.

Se trata de una bacteria que provoca entre el 20 y el 30 % de las neumonías contraídas dentro de los efectores de salud y que naturalmente ya resiste la acción de otras familias de antibióticos. Al sumar este nuevo mecanismo, las enzimas KPC dejan al sistema de salud con pocas o nulas opciones de tratamiento ante una infección.

A prueba de todo

El mecanismo de resistencia de KPC se encuentra también en otras bacterias. Desde su aparición, hace más de ocho años, se diseminó por el mundo. Las bacterias logran eludir la acción de los antibióticos más usados en la clínica (los beta-lactámicos) degradando e inactivando a estos antimicrobianos. Así, por ejemplo, dejan sin efecto a las penicilinas y otras drogas de la misma familia. “Tienen la capacidad de destruir los antibióticos de última generación, los más potentes que se conocen”, aseguró Di Conza.

Es probable que este tipo de mecanismos de resistencia surjan en los ambientes en los que las bacterias son más agredidas, como por ejemplo en los centros de salud. “En general, estos microorganismos resistentes están confinados al ámbito hospitalario y es muy raro que se encuentren en ambientes comunes”, contó.

Es una carrera evolutiva. Por cada nuevo antibiótico, las bacterias desarrollan formas para resistir a su acción. “Las bacterias evolucionan como cualquier ser vivo y ante distintas presiones selectivas, en este caso antibióticos, sobreviven aquellas que se adaptan”, precisó Guillermo Lossa, director del Instituto Nacional de Epidemiología (INE) “Dr. Carlos Malbrán”.

De acuerdo con Lossa, seis meses en el mercado bastan para que surja un 20 por ciento de resistencia a un nuevo antibiótico.

No automedicarse

“La solución no es un nuevo antibiótico ya que el problema de la multi resistencia es en gran medida un problema cultural”, reflexionó Di Conza.

No abusar de los antibióticos es la más efectiva acción de prevención que puede tomar el ciudadano común, coinciden los expertos. “El uso racional de estas drogas conlleva un grado de selección de bacterias resistentes. El uso irracional, muchas veces observado también en el ámbito médico, no ayuda a mejorar esta problemática”, explicó Di Conza.

Desde los centros de salud, por otra parte, el acento se pone en la alarma y la vigilancia. Medidas simples como enfatizar el correcto lavado de manos de todo el personal, la decisión de aislar a un paciente o restringir las visitas pueden ser muy efectivas en el control de brotes producidos por las superbacterias.

“Las infecciones intrahospitalarias existen en todos los centros de salud del mundo, no pueden evitarse pero con medidas simples y manteniendo la vigilancia se puede reducir de manera drástica”, sostuvo Lossa.

La emergencia de nuevos mecanismos de resistencia agudiza las medidas de control, “lo importante es que no relaje esa estructura una vez que la situación es controlada”, reflexionó el especialista de la UNL.


2_FR.jpg

Las bacterias resistentes tienen la capacidad de destruir los antibióticos de última generación, los más potentes que se conocen”.

José Di Conzo

Bioquímico e investigador UNL

3.jpg

Las bacterias evolucionan como cualquier ser vivo y ante distintas presiones selectivas, en este caso antibióticos, sobreviven aquellas que se adaptan”.

Guillermo Lossa

Director del Instituto Nacional de Epidemiología (INE).