Semblanzas y recuerdos de un paseo por tierras palentinas

Mirta Llorente pudo cumplir un sueño que tenía desde su infancia: conocer la tierra que dejó su padre cuando tenía 7 años y a la que nunca volvió: Palencia, en España. Allí viajó en 2009 y está muy agradecida por haber tenido esa posibilidad.

TEXTO. MARIANA RIVERA.

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El bisabuelo de Mirta (der.) protegía a sus ovejas de los lobos usando chalecos de cuero.

“Desde esta ciudad, cuna de la Constitución, deseo contar sobre mis raíces y mi identidad”, se presentó Mirta Llorente Montes, docente jubilada de la Escuela Nº 2 Belgrano, nacida en Iñaco, Santiago del Estero, pero que desde hace varias décadas está radicada en Santa Fe.

“Deseo plasmar con mis cálidas palabras la vida de mi padre, tíos y abuelos venidos de la lejana España, de Villalba de Guardo, provincia de Palencia”, continuó.

Mirta es la socia Nº 13 de la Comunidad Castellana de Santa Fe y fue seleccionada para participar en el Programa Añoranzas 2009 de la Diputación de Palencia, de la que es la socia Nº 51.

“Pude conocer las tierras palentinas; fue una alegría y una emoción incalculables. Se trató de un emotivo encuentro con mis raíces españolas y un cúmulo de vivencias compartidas.También tenía este anhelo desde que participé en el concurso Memoria de la Emigración, de la UNED de Zamora, contando la vida de mi padre”, recordó.

El haber podido concretar este viaje significó para ella experimentar muchas emociones juntas.

“La presidenta de la Comunidad Castellana de Santa Fe, Emilce Arroyo Pastor, me dio la noticia más anhelada, soñada y deseada desde mi juventud. Al igual que otras personas de la Comunidad que realizaron estos encuentros con sus raíces españolas -tal como se publicó en De Raíces y Abuelos recientemente-, sentimos, lloramos, nos emocionamos al pisar la tierra de nuestros antepasados”.

Y continuó: “Al llegar a Villalba de Guardo, el lugar de nacimiento de mis abuelos, mi padre y mis tíos, mi ser se transformó y es imposible describir con palabras lo que se siente y se vive. Fue muy emotivo pisar las calles por donde mi padre caminó, jugó y vivió, en aquel lugar cerca del río Carrión”.

IDENTIDAD

Los padres de Mirta eran Mariano Llorente de Pablos, nacido el 19 de agosto de 1917 en Villalba de Guardo, y Rosa Montes Santaella, nacida el 24 de abril de 1924 en Colonia Dora, provincia de Santiago del Estero. Mariano era hijo de Félix Llorente García y Marceliana de Pablos Alonso, y Rosa pertenecía a la familia de Juan Montes González y Ana Santaella Cañete.

“Mi padre vino a los 7 años, en diciembre de 1924, pero nunca pudo regresar a su tierra. Llegó con sus padres y sus hermanos Mariana (la tía Mary) y Francisco (el tío Paco, quien luego integrara la comisión directiva del Centro Regional de Comercio e Industria de Santo Tomé), aunque luego nació Natividad, en Santiago del Estero. Me hizo recordar mucho lo que mis abuelos me contaban y, en especial, los recuerdos de mi tía, quien hoy tiene 92 años y comparte las vivencias de mi viaje y las emociones que experimenté”.

La reseña de la vida de su padre -titulada “Raíces e Identidad”- fue publicada en el libro “Memoria de la emigración castellana y leonesa (relatos de Argentina, volumen I)”, editado por Juan Andrés Blanco Rodríguez y José María Bragado Toranzo, publicado por la Junta de Castilla y León, la Universidad de Educación a Distancia (UNED) de Zamora, la Caja España y la Diputación Provincial de Zamora, de España.

EN SANTIAGO

Mirta contó que “mi padre se fue a Santiago del Estero y tuvo mucha vida pública: había sido 20 años comisionado municipal en Icaño. Nunca cobró su sueldo sino que lo donaba. Al cambiar los gobiernos, presentaba su renuncia pero no se la aceptaban, así que trabajó con todos los partidos políticos. Fue una persona de incansable trabajo, conocido y próspero comerciante, de espíritu solidario. Desempeñó cargos públicos con honestidad, profunda dedicación y total responsabilidad. Deseo agradecerle mi formación, viviendo con su ejemplo los valores adquiridos y la trayectoria de su vida privada y pública”.

También destacó que “el relato publicado en España incluye un artículo periodístico de esa localidad en donde se destaca la figura de mi padre en la comunidad. Advierte que “este señor, que atravesando el Atlántico, llegó a esta tierra hidalga y generosa, dispuesto a brindar lo mejor de sí a su nueva patria y a esperar también mucho de ella’”.

Por último, Mirta Llorente quiso publicar un poema que hizo uno de sus hijos dedicada a su abuelo: “Son los años los que pasan/ es el campo el que me abraza/ mil recuerdos, ¡qué riqueza!/ es mi abuelo, ¡qué entereza!./ Es Santiago, es ese estero/ Doña Rosa, frutos, cuero/ es Mariano, un compañero/ gran amigo de su pueblo./ Un señor tan generoso/ es mi abuelo, ¡qué glorioso!./ Desde España él llegó/ desde lejos nos guió/ desde el cielo nos enseña/ es mi abuelo ¡qué reseña!.

tres de los hermanos nacieron allá y uno acá, en Santiago del Estero”.

POR PALENCIA

Mirta Llorente pudo conocer la casa donde vivieron sus abuelos en Villalba de Guardo. “Pude ver los pinares y el río Carrión que atravesaba el pueblo, que mi tía me contaba. Y como el viaje salió tan rápido no tuve tiempo de comunicarme con una tía que vivía allá, Obdulia, prima hermana de mi papá. No estaba en el pueblo (que tiene 227 habitantes) pero la gente me dijo que cuál era su casa y me saqué unas fotos en la puerta. Había un laurel de comida y le traje una rama a mi tía, una para mí y otra para otra tía (Adelina Mufarrege, casada con el tío Paco). También me fotografié en el frente de la casa donde nació mi padre, donde hoy no vive nadie. Era como me contaba la tía; tenía dos partes: abajo tenían los animales y arriba vivían ellos”, recordó.

Volvió fascinada con esta población, “organizada, sin un ruido, limpia y prolija, en donde el peatón tiene paso y está todo lleno de flores porque nadie corta nada”, llena de esculturas que fotografió.

Pasearon por lugares “de donde varios de mis compañeros de viaje eran oriundos y, otros, el lugar adonde habían nacido sus padres y abuelos”: Palencia, Carrión de los Condes, Aguilar de Campo y Saldaña, entre otros.

Por su profesión de docente -también cursó el Profesorado de Historia en la Universidad Católica de Santa Fe- “todo era importante, tanto lo histórico como el patrimonio cultural (como la villa romana La Olmeda), sus paisajes, comidas, carreteras, la importancia y el espacio que tienen los adultos mayores, los centros de día, entre otros”, concluyó.

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Los abuelos de Mirta Llorente llegaron de Villalba de Guardo, un pueblo minero español, con tres de sus hijos.

Cultura castellana

Mirta Llorente es miembro de la comisión directiva de la Comunidad Castellana y coordina la Subcomisión de Cultura de Castilla y León, que también integran Nelly Porrero, Griselda Margüello, Josefina Gimeno de Pardo, Alcira Esteban, Gladys Hidalgo, Nora Llorente, Susana Caballero Vizcaino, Francisco Millán, Enrique Figueroa y Bernardo de Juan.

“Para todos quiero dejar mi reconocimiento por el trabajo compartido en homenaje y recuerdo de nuestros antepasados y por brindar sus conocimientos sobre la cultura de esos lugares lejanos pero cercanos a nuestros sentimientos”, destacó Mirta.

Asimismo, recordó que en 2010 la subcomisión celebró el Día de la Autonomía de Castilla y León y del Idioma, y concretó el proyecto “Palabras e Imágenes con Historia’, entre otras actividades, que emocionaron hasta las lágrimas a los participantes.

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Mariano Llorente de Pablos conoció a su esposa, Rosa, en Santiago del Estero.

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Integrantes de la Corte de Castilla y León junto a los viajeros del Programa Añoranzas 2009.

Agradecimientos

Tras su viaje a la tierra de sus antepasados, Mirta Llorente quiso “agradecer al presidente de la Diputación de Palencia, Enrique Martín; a la técnica Beatriz Redondo; a los diputados que nos atendieron (como la diputada provincial María José García Ramos); a los integrantes y socios de la Casa de Palencia en Buenos Aires”.

Destacó “el buen acogimiento que recibimos en este viaje, que fue fatal para nuestras emociones. Sabía que volvía y no le iba a poder contar a mi papá todo lo vivido pero esta diputada me hizo ver que tenía viva a mi tía Mary (Mariana Llorente de Pablos) y que ella estaba viajando conmigo, de alguna manera”.

También destacó que “ella es la persona viva de la familia, inmigrante original, quien forma parte del grupo que nos precedió y dejó una huella profunda en nuestras raíces. Ella me llevó al pasado al ayudarme a descubrir nombres, quiénes fueron, de dónde vinieron y cómo lo hicieron”.

Otro agradecimiento estuvo destinado a Susana Martínez Diez, “quien ejercía la presidencia de la Casa de Palencia en Buenos Aires en el momento de organizar esa institución. Es una persona de loable labor, plagada de un profundo conocimiento sobre Castilla y León. Sé de su capacidad y emprendimiento y del amor y la sabiduría que puso y pone en el quehacer de las instituciones en Buenos Aires, por el amor a la Madre Patria”, expresó.

Por último, agradeció a su sobrino Gustavo Macía Llorente, estudiante de Abogacía de la UNL, quien viajó en 2010 a Salamanca para hacer un curso destinado a jóvenes para formarse en gestión de proyectos culturales, dinamización de grupos y la importancia de las redes sociales.