Señal de ajuste

Un mundo imperfecto

A.jpg

Roberto Maurer

Roberto Pettinato volvía el martes con la nueva temporada de “Un mundo perfecto’’ y una invitada especial, famosa, que concurriría por primera vez a un estudio de televisión desde la ruptura de su romance con un célebre petimetre del mundo financiero. En ese difícil fin de semana previo la noticia había desplazado a la rodilla de Riquelme como centro de atención de los argentinos, y Luciana Salazar prometía declaraciones acerca de su affaire con Martín Redrado. En realidad, su presencia había sido pactada por los productores cuando la pareja todavía gozaba de las mieles del amor, pero a través de Twitter la relación saltó en pedazos en las vísperas.

Esta inesperada rotura de ligamentos cruzados luego de que Luli y Redrado disfrutaran durante meses de la prensa que tal vez necesitaban, arruinó el regreso de Pettinato a la pequeña pantalla lechosa, ya que la vedette estuvo físicamente ausente, y sólo su chirriante vocesita pudo ser escuchada a través de una comunicación telefónica de calidad técnica mediocre: “Estoy bajoneada y tu programa es para divertirse, Peti’’, se disculpó la Salazar.

Ya le había aclarado que no iba a hablar de Martín Redrado “porque es un mentiroso y darle minutos a un mentiroso no me parece bueno’’, dijo, como si en la tele no se dijeran mentiras todo el tiempo. La parte correspondiente a los insultos de la despechada -una forma de decir- ya se habían escuchado en “Intrusos’’, cuando leyó el mensaje de ruptura que envió al ex artífice de nuestra política monetaria, donde le decía que “se puede tener inteligencia y ser un estúpido en lo emocional y un imbécil en lo moral’’. Ya que el texto fue considerado de una elaboración literaria casi excelsa y de un estilismo demasiado depurado para Luli Salazar, se dudó de su autoría. Ella declaró que la redacción era suya, pero reconoció haber recibido ayuda.

Luli Salazar también aclaró que su frustrada visita no había sido arreglada por contrato, que era de onda, y por lo tanto sin consecuencias legales. “El día que vengas te voy a conseguir un novio como la gente’’, remató Pettinato tratando de sostenerse en el naufragio de su lastimosa reaparición en la tele.

Como compensación, anunció la visita de Ricardo Darín. “‘Lo tengo a Darín, que siempre me salva’’, dijo, y parecía cierto. Al fin resultó una broma sin gracia ni gusto: Darín llamó dos veces pidiendo un móvil porque estaba lejos del canal y no llegaba, y luego para pedir un abogado porque estaba detenido en una comisaría. La entrevista no existió, y el chiste no habría sido festejado ni en una salita de 4.

NUEVO FORMATO

En esta nueva temporada Pettinato se desprendió de sus panelistas, e inclusive del formato mismo. Con el nombre de “Las Únicas’’, se seleccionaron cuatro chicas anónimas pero juguetonas y sin talentos especiales, como corresponde, que formarán parte de un reality, pero sin constituir un panel propiamente dicho, sino más bien una suerte de coro griego. Ellas deberán salir de noteras a la calle, conquistar al público y lograr su voto. “Las menos votadas se van y las remplazamos por otras. ¿Por qué? Porque eso es lo que nos enseñó la televisión, a eliminar gente’’.

También se registró una desaprovechada partida de pesca de Pettinato con Ricardo Mollo, su antiguo compañero de Sumo. Bromeó acerca de este imprevisto contacto con el agua, de la que se mantenían a distancia en tiempos del grupo de Luca Prodan. Luego aparecieron viajando en auto a pescar, presumiblemente.

— Cuando volví de España, no podía creer que hubiera paredes pintadas con la leyenda “Luca vive’’—, observó Pettinato.

— Como dijo el flaco Alambre, “ahora la onda es morirse’’—, respondió Mollo.

Y ahí, abruptamente, se cerró un encuentro que pudo ser mejor aprovechado, y que formó parte de una rutina que incluyó el consabido pero inagotable informe de archivos sobre la tele, una tira de muñecos y el rockabilly en vivo de Buffalo Billys. Es un formato de “late night show’’, la debilidad de Pettinato, pero sin serlo, aunque así sea mencionado, ya que se emite en el prime time de América. Es una cuestión retórica, y en inglés. A nadie habría afectado que los almuerzos de Mirtha Legrand fueran de noche.