La operación se concretó esta semana

Por 500 mil pesos, la ciudad ya es dueña del Molino Marconetti

El municipio acordó con el propietario anterior la expropiación del edificio portuario en esa módica suma, que pagará en 13 cuotas. La idea, a largo plazo, es restaurarlo para que allí funcione un nuevo espacio cultural.

Por 500 mil pesos, la ciudad ya es dueña del Molino Marconetti

La imponente estructura se mantiene en pie, a pesar de los años en que estuvo sumida en el abandono total. El año pasado, el municipio realizó algunas obras menores y comenzó a plasmar diversas actividades artísticas. Foto: Flavio Raina

 

Lía Masjoan

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Tras tres años de gestiones, esta semana la Municipalidad le puso el broche de oro a la negociación para conseguir que el Molino Marconetti sea propiedad de la ciudad: llegó a un acuerdo con Carlos Macagno, el propietario desde hacía casi 20 años, y por la módica suma de 500 mil pesos le compró el histórico edificio ubicado en el distrito portuario.

Lo que sigue siendo propiedad del Ente Portuario es el terreno donde está emplazada la imponente construcción, que al tener valor patrimonial no puede demolerse. Por eso, el proyecto a largo plazo es restaurarlo y convertirlo en un paseo público, donde las actividades culturales y artísticas sean el plato fuerte para ofrecer a la ciudadanía.

La adquisición fue posible por la ordenanza 11.704 que, por unanimidad, sancionó el Concejo en agosto del año pasado. La norma dispuso la expropiación con destino a paseo público del ex molino portuario, según prevé la ley provincial 7.534. Tras varias instancias de tasación, realizadas por la Dirección de Catastro pero también por el propietario, el municipio llegó a un acuerdo de avenimiento con Macagno mediante el pago de 13 cuotas hasta completar los 500 mil pesos. Asumió, además, los cánones que se adeudaban al Ente portuario, sin las multas, que en total ascienden a 60 mil pesos.

De este modo, el municipio cuenta hoy con la posesión definitiva del predio y se apresta a remitir al Concejo la información del proceso expropiatorio, tal como lo dispone la ordenanza y según le dijo a El Litoral el Fiscal municipal, Aidilio Fabiano, quien tuvo a su cargo la negociación.

Antecedentes

Con la revitalización del área portuaria y la paulatina concreción del Master Plan, el interés por el edificio patrimonial del ex Molino Marconetti cobró nuevo impulso. Ya en 2008, una inmobiliaria local lo ofrecía muy destacado en su página de Internet como “el único edificio emblemático del puerto de Santa Fe apto para distintos emprendimientos”. Por entonces, la estructura se cotizaba en varios miles de euros.

Hasta esta semana, el propietario era Carlos Macagno, un ciudadano santafesino que reside en Valencia, España. Adquirió el inmueble en 170 mil dólares en el año 1992, tras la quiebra de Marconetti, y al tomar posesión del edificio, vendió todo lo que tenía valor en su interior: siete mil metros cuadrados de pinotea en perfecto estado, hierros y perfiles fueron parte de la venta inicial. Luego intentó llevar emprendimientos de distinto tipo pero nunca pudo concretarlos y dejó de pagar el canon que correspondía por ocupar un terreno público.

Por este motivo, el Ente inició un juicio de desalojo, que nunca pudo concretarse porque debía pagarle al propietario las mejoras, es decir, el valor del edificio. Esto es lo que ahora hizo el municipio, previa aplicación de la Ley de expropiación.


Destino

En 2008, la Municipalidad analizó un diseño de intervención arquitectónica del edificio y su entorno, elaborado por el arquitecto colombiano Felipe Uribe de Bedout con intervención de la Secretaría de Planeamiento Urbano. El proyecto tenía una fuerte impronta de uso público e incluía espacios culturales, un foro de niños y un escenario acuático. La idea de Bedout no será plasmada, aunque la decisión es que el edificio cobije actividades culturales, como la escuela de arte circense y teatro en altura, convirtiéndose en uno de los escenarios de referencia para el desarrollo de la agenda artística de Santa Fe.

20 x 50

metros cuadrados

tiene la nave, multiplicado por cinco pisos. A un costado están los silos, construidos de ladrillo.