Tres temas para encuestas

La UCR, Cristina y las Madres

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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner saluda al presidente de Italia, Giorgio Napolitano, en Palacio Quirinale como parte de su visita a Roma, Italia. Una gira que la obligó a atender desde lejos cuestiones domésticas.

Foto: Archivo-Télam

Por Hugo E. Grimaldi

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Relatan los enviados especiales que cubrieron el capítulo italiano del viaje al exterior de la presidenta de la Nación que, cuando en Roma se supo que el economista Javier González Fraga había sido designado como acompañante de Raúl Alfonsín en la fórmula de la UCR, hubo una explosión de júbilo entre los integrantes de la comitiva. El primer razonamiento fue que, como se dividía el arco de centro-izquierda, eso sería más agua para el molino del Frente para la Victoria.

Esta noticia fue, en todo caso, un cierto remanso entre varias otras tribulaciones, porque en medio de los calores que tuvieron a maltraer a Cristina Fernández, dos hechos de la política local le sumaron temperatura al sofocón, en primer término, que haya salido descarnadamente a la luz el caso de la construcción de viviendas que hacían las Madres de Plaza de Mayo con dineros públicos bajo la administración de Sergio Schoklender, situación que la tuvo pegada al teléfono de continuo, presumiblemente bajando líneas sobre cómo debía atenderse la crisis.

Tampoco la pasó nada bien CFK, tras el fastidio que le generó Carlos Kunkel por haber revelado algo que ella no quería que se supiera de antemano, como es la fecha de su postulación para el siguiente turno de gobierno. Lo mandó a desautorizar malamente por su vocero y por Aníbal Fernández, porque seguramente sintió que el diputado le había birlado el efecto sorpresa.

Lo cierto es que la Presidenta se sintió agraviada a varias puntas por fuego amigo y la rigidez de sus facciones desnudó que ni la seducción de Silvio Berlusconi le alcanzó para edulcorar la gira y serenar su estado de ánimo. Se entiende la pasión de los funcionarios por suavizar las menciones al estado de salud de los presidentes, aun mintiendo sobre agendas comprometidas que no se cumplieron, como fue el caso de la asistencia de Cristina al desfile por los 150 años de la unificación de Italia, pero un tema tan delicado no debería ser motivo de liviandades. No lo es en ningún lugar del mundo y en algunos es algo tan grave que hasta frustra carreras políticas. Y mucho menos lo es en un país, como la Argentina, donde la dependencia de los ciudadanos hacia las personas que gobiernan es tan alto.

Sobre González Fraga

Estrictamente en lo electoral, de seguro que aquella primera evaluación optimista del kirchnerismo sobre la sorpresiva aparición del ex presidente del Banco Central en la fórmula radical tiene que haber dejado espacio para otros razonamientos algo más ajustados, ya que la presencia de un productivista que proviene del peronismo como González Fraga, junto al arrastre de Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires, podría alterar la ecuación electoral a varias puntas. Es verdad que ahora el polo llamado “progresista” tendrá una identidad más marcada y que se lleva votos hacia la izquierda (socialismo, GEN, Proyecto Sur, juecismo) quizás algunos de la propia Presidenta, pero también es cierto que con la jugada radical, que se critica desde esos círculos por “conservadora”, Elisa Carrió y la Coalición Cívica se desdibujan en el mantenimiento casi solitario de un “capitalismo progresista” que ahora los radicales abordan con el rótulo de “desarrollismo”.

En este aspecto, la apertura política de la UCR apunta a atraer a otros votantes del centro hacia la derecha dejados de la mano por Mauricio Macri, a quienes pretende recoger la ambulancia de Eduardo Duhalde.

Lo más evidente que se observa por ahora detrás de esta inesperada y movilizante designación es el crecimiento de la vocación de poder que muestra el radicalismo, que se ha manifestado después de muchos años de pasividad y que inclusive altera ciertos códigos internos de vieja data. Y además, que Ricardo Alfonsín parece que se la ha jugado, con acciones que muchos de adentro y de afuera no suponían que pudiese tomar, hacia un camino de riesgo que él pretende que termine en una polarización que lo deje mano a mano con el Gobierno. Pero además, con la aparición de JGF, se ha notado detrás del equipo de campaña del radicalismo alguna materia gris que promete novedades en materia de propuestas, cuya primera manifestación fue el modo de comunicar la novedad para cambiar de raíz lo que iban a ser las tapas negativas de los diarios del viernes pasado, tras el distanciamiento de Hermes Binner, por otras portadas positivas con la novedad-sorpresa de González Fraga.

¿La designación de una sola persona destinada, tal la tradición argentina sobre los vicepresidentes, a tocar la campanita en el Senado, podrá permitirle a los radicales un logro tan ambicioso? ¿Es tan popular JGF entre los votantes como para torcer el rumbo de una elección que ya parecía definida en primera vuelta? Para ambas preguntas, hoy la respuesta más atinada sería todavía decir que ‘no‘, aunque habría que considerar algunas situaciones que podrían modificar sustancialmente el tablero en el tiempo que resta de aquí a octubre, al menos para eliminar la posibilidad de que Cristina supere 40% de los votos, lo que permitiría forzar un balotaje donde el kirchnerismo no las tendría todas consigo.

Una pesadilla

Si bien, por lo reciente, todas estas novedades electorales no han sido aún medidas por las encuestas, tampoco hay referencias sobre la opinión ciudadana en relación al caso de las Madres de Plaza de Mayo, un eventual desfalco alrededor de un monto de obras sin licitación por 300 millones de dólares que fue calificado como un “puterío”, “pelotudeces” o “pavadas” por Hebe de Bonafini y el ministro Amado Boudou. En medio de los nervios en que entró todo el arco kirchnerista, una de las cosas más evidente ha sido la gran operación de alineamiento gubernamental que monitoreó la Presidenta desde el exterior para dejarlo solo a Schoklender, con el argumento de que la oposición y los medios no gubernamentales utilizan sus eventuales delitos para criticar a Hebe de Bonafini y al Gobierno.

Algunos hasta piensan que el ex apoderado se inmoló con sus declaraciones contradictorias para salvar a todos los demás, a cambio de cierta protección judicial que evite que finalmente abra el grifo. Otra cosa evidente fue que a cada argumento de Schoklender apareció una dependencia gubernamental que subrepticiamente lo involucró, con publicaciones en el Boletín Oficial o a través de la conveniente filtración de datos impositivos que lo dejaron mal parado. En tanto, ministros y referentes del Gobierno crucificaron al otrora “hijo” postizo de Bonafini y hasta dijeron que “el hecho concreto existe”, en relación a que se usó dinero del Estado para construir casas que valían hasta tres veces lo usual, cuya construcción realizaba una empresa de su propiedad, sin que los controles gubernamentales hayan funcionado.

Hasta la Unidad de Información Financiera que depende del Gobierno desempolvó mágicamente un expediente de 4 mil fojas que se armó durante un año, a partir de una denuncia por lavado de dinero que habían realizado dos diputadas y se lo envió presurosa al fiscal Raúl Pleé. Este, en menos de 24 horas, hizo la denuncia que aterrizó en el juzgado federal de Norberto Oyarbide.

También en tiempo récord de lectura, el fiscal de la causa, Jorge Di Lello le solicitó al juez en un dictamen de 17 páginas que evite que se vayan del país los hermanos Schoklender, que investigue a empresas conexas y que allane domicilios de supuestos cómplices de ese “amplio entramado”, mientras que dijo claramente que, en este caso, tanto el Estado Nacional y “también una importante y trascendente organización que tiene una trayectoria mundial en la defensa de los Derechos Humanos”, por las Madres, eran “damnificados” y no partícipes.

¿Está en juego como dijo Bonafini la sangre derramada? Desde la óptica de la conspiración a la que alude el Gobierno desde luego que sí, porque existen agazapados todavía muchos enemigos de la forma en que se resolvió el tema de los derechos humanos. ¿Es verdad que la oposición critica a Bonafini para pegarle a Cristina? Sí, también, porque ella fue el símbolo que eligió Néstor Kirchner para atribuirse un pasado de lucha que no queda muy claro que haya tenido. Pero igualmente, por más que todo esto sea verdad, ¿esos argumentos resultan válidos para que jueces y ciudadanos miren para otro lado?

Una cosa son los valores morales y la valentía que nunca nadie le podrá discutir ni negar a las Madres como organización y otra la tentación personal de los negocios. Para que se haga Justicia sólo hay que separar la paja del trigo.