De cómo nació, creció y sigue viviendo el lunfardo

De cómo nació, creció y sigue viviendo el lunfardo

“Tango”, de Pedro Figari.

Flores y frutos de la granada  

Como si nos introdujéramos en una hagiografía, el primer capítulo de La turca tatuada nos habla de una señal maravillosa (pero fatídica) que acaece sobre la cuna de la protagonista cuando aún no había cumplido un año. Una lluvia de pétalos del granado bajo cuya sombra está la cuna, cae sobre la niña, al mismo tiempo que una alondra, muerta en pleno vuelo, se desploma junto a ella. Un presagio inequívoco de que el futuro traería belleza, y la belleza, desdichas. Tanto que el padre, temeroso, “estuvo a punto de golpearle la nariz para estropear la pureza de las líneas de asustante perfección”.

La poesía de Yeats   Por un latido de la arteria

Junto a Joyce, Beckett y Bernard Shaw, William Butler Yeats (1865-1939, Premio Nobel 1923) fue uno de los grandes que Irlanda legó a la literatura del siglo XX. Su poesía (en gran parte ordenada merced a las sugerencias de Ezra Pound, que oficiaba de secretario) reconoce la influencia de la mitología celta irlandesa, del simbolismo y de William Blake. Delia Pasini, que tradujo y anotó una destacable “Antología poética” bilingüe de Yeats que acaba de publicar Losada, escribe que en su poesía “se manifiesta una tensión entre el más allá y la sensualidad terrena”, “escrita desde el recogimiento y la emoción”. De esa antología transcribimos a continuación algunos poemas.