Shuchita Mahayoguiní

El camino de vivir sin deseos

“Si queremos paz, debemos poner límite a nuestros requerimientos’’, sostiene la profesora que vive entre Santa Fe y la India, de donde trae sus pociones para enfrentar los síntomas de ansiedad, pánico y miedo de la sociedad actual.

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En India, vive en compañía de monjes retirados, dedicados sólo a la vida espiritual y hace traducciones al español de los libros del gurú fundador. Foto: GENTILEZA PRODUCCIÓN

De la redacción de El Litoral

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Se va a India -a Rishikesh, Himalaya-, varios meses y luego vuelve. Va a aprender, a compartir, a sumar conocimientos y experiencias, luego cuando regresa pretende esparcir, contagiar lo que aprende. Una de las instancias recientes fue una conferencia que brindó sobre la ansiedad. Según la profesora Shuchita Mahayoguiní (del Instituto Damarú) la ansiedad es generada por el deseo, los deseos -querer algo, buscarlo, encontrarlo, cuidarlo, resguardarlo, celarlo- que muchas veces llevan la vida.

“Vivimos en una sociedad que corre sin rumbo y no sabe cómo detenerse. Las exigencias han aumentado y el hombre perdió la paz interior. Tiene de todo pero no es feliz, está lleno de temor de no obtener lo que se propone o de perder lo que ha logrado’’.

“Nunca se llega a tener todo lo que se quiere. Si queremos paz, debemos poner límite a nuestros requerimientos materiales’’, señala. Ella considera que la causa es el deseo y los clasifica en “de riqueza, de progenie o de placer sensual, o de ser apreciado por otros’’. En este último se detiene: “El deseo de ser apreciado por otros parece ser aún más difícil de vencer, porque constituye la naturaleza misma del ego, causa de todos los sufrimientos del ser humano’’.

Y considera que el camino para lograr la paz espiritual y la felicidad, es el camino del desapego, un camino extenso, largo, de sabiduría que puede emprenderse con la práctica del hatha yoga y la meditación.

SABIDURÍA

Esta modalidad de yoga consiste en una serie de posturas de quietud (asanas) ordenadas correctamente y practicadas sin esfuerzo y que, junto con prácticas respiratorias (pranayama), sellados energéticos (mudras) y relajación (yoga nidra), conducen a un equilibrio físico y mental. Según la profesora, con esta práctica se llega a un estado de tranquilidad, relajación y alegría.

“Ése es el estado que tiene el niño, libre de preocupaciones, es lo natural en el hombre, pero después “...se complica la vida...”, decía el maestro Shri Pávanaji (esposo y maestro de Shuchita).

Shuchita en 1987 viajó por primera vez a la India con su esposo y maestro. Allí estudió hatha y raya yoga en el Gupta Yogic Hospital Kaivalyadhama de Lonavla y el Shrí Vishveshvara Yoga Research Institute de Tirupatí.

Tomó lecciones de Vedanta en Chinmaya Misión en Mumbai, India, con el Mtro. Swami Tejomayanandaji Maharaj y la Swamini Amma Nishtanandaji.

Actualmente, ella pasa más de la mitad del año en Shivananda Ashram, Rishikesh, India. Allí, en el Ashram fundado por el venerable Swami Shivanandaji Maharaj (el gurú de Swami Satyanandaji quien fuera el gurú del Maestro Pávanaji), vive en compañía de monjes retirados, dedicados sólo a la vida espiritual. Recibe enseñanzas, asiste a programas de cursos especiales, estudia música india y presta algunos servicios en el Ashram como dar sesiones de hatha yoga o hacer traducciones al español de los libros del gurú fundador.

Ella hace hincapié en este servicio que está al alcance de todos los interesados de manera gratuita: ya tradujo numerosos libros-enseñanzas de Swami Shivananda. Los distintos títulos se pueden encontrar en http://www.dlshq.org/spanish/index_sp.htm

Shuchita se asombra de los síntomas de la sociedad actual: “Antes venían a buscar yoga por dolores de espalda, de cuello, de columna, por cuestiones posturales; hoy llegan en busca de auxilio frente a los ataques de pánicos, ansiedades y muchos problemas mentales. Los mismos médicos sugieren la práctica del yoga’’.