El 93 % de los libros en Iberoamérica son en papel

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Los países de habla hispana se resisten a las ediciones electrónicas y a los audiolibrios, según señalan la vigencia preponderante de los libros editados en papel.

Foto: Archivo El Litoral

(EFE)

Un 93 % de los libros que se publican en Iberoamérica son aún en papel, y el 7 % restante se lo reparten las ediciones electrónicas y los audiolibros, afirma el colombiano Fernando Zapata, director del Centro Regional para el Fomento del Libro para América Latina y el Caribe (Cerlalc).

En el I Simposio Internacional del Libro Electrónico, reunido en Ciudad de México, Zapata consideró que la región está entrando “en un proceso de madurez” en cuanto a la implantación del libro electrónico, que debe suceder “desde lo público”, pero “en connivencia con el sector privado”.

Ante casi 300 participantes en el simposio, Zapata sostuvo que “lo peor que le podría pasar a esta región es adelantar las cosas, dar un paso que no esté en sintonía con el entorno” ni “con la realidad técnica y cultural”.

Para el experto del Cerlalc, que aglutina a 19 países de la región, así como a España y Portugal, una mayor presencia de estos formatos pasa por varios aspectos, entre los que destacó la protección del derecho de autor, la introducción de la banda ancha de un modo más amplio y la reducción del coste de la conexión.

Además, dijo, es necesario que se genere “una cultura de acceso a nuevos contenidos o a los contenidos de siempre a través de estos desarrollos tecnológicos” incipientes como las tabletas o las terminales específicas para leer libros en formato digital.

En el mismo simposio el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Victórico Albores, recordó que el libro electrónico había entrado “en todo el mundo, pero a ritmos diferentes. Esto exige a la industria editorial mexicana a cambiar las tradicionales prácticas de difusión y comercialización del libro impreso y nos obliga a replantearnos nuestros sistemas de difusión y comercialización con el fin de encontrar nuevos modelos de negocio que aseguren nuestra permanencia en el mercado”, advirtió.

También llamó la atención sobre la necesidad de que los distintos países adecúen sus legislaciones para una mejor protección “de los derechos de autor” y que los creadores se organicen para cobrar regalías por sus trabajos.

“El entorno digital en la industria editorial incrementa la necesidad de que en todos los países se constituyan sociedades de gestión colectiva para supervisar la utilización de obras digitalizadas cuyos derechos de autor, de editor, se encuentren legalmente protegidos con el fin de cobrar las remuneraciones correspondientes”, añadió.