Recuerdos del ferrocarril que nos sigue uniendo

Un libro editado en Francia recrea la historia de algunos obreros de la empresa Fives Cail que llegaron al norte de nuestra provincia para construir el ferrocarril, en 1890, y fundar lo que después fue Vera y Pintado. De Raíces y Abuelos entrevistó a su autor.

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. GENTILEZA MARIELLE LEROY.

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Robert Rapilly (izq.), durante la lectura de su libro “El Ferrocarril de Santa Fives”.

El ferrocarril es el punto en común que tienen Vera y Pintado, localidad ubicada al norte de nuestra provincia -a la que llamaron en sus orígenes Fives Lille-, y la ciudad de Fives, situada al norte de París, en Francia. En 1890, gran cantidad de pobladores oriundos de Fives emigraron a la Argentina para trabajar en la construcción del ferrocarril -que tanto progreso trajo a nuestra provincia- y fundar este pueblo santafesino.

Robert Rapilly, un escritor de esa localidad, escribió el libro “El Ferrocarril de Santa Fives”, una ficción que cuenta esta historia común de ambos poblados pero que está documentada con hechos reales y testimonios de descendientes de franceses que han emigrado, algunos de los cuales volvieron y otros no, o de descendientes de testigos. Un ejemplar llegó hasta nuestra redacción enviado por la encargada de la editorial que lo publicó: Marielle Leroy, de Ediciones La Contre Allée.

El escritor había participado el año pasado de una actividad dedicada al patrimonio cultural e histórico de esa ciudad, organizada por La Contre Allée y una institución de vecinos del barrio de Fives, en Lille, que integra Madeleine Sergeant. La propuesta incluía una actividad en donde están presentes las artes plásticas llamada “Las ventanas que hablan”.

Rapilly tenía a su cargo lo que denominan “Visita guiada y literaria: los claros (entre nubes)”, que consiste en “realizar paseos poéticos, sensibles e imaginarios y guiar al público por espacios elegidos de Fives, en la búsqueda de su arquitectura, pero también de su memoria y su devenir”. Puntualmente, Rapilly guió a los participantes “en pos de las huellas de los obreros de Fives Cail que se fueron en 1890 a la Argentina a construir el ferrocarril y fundar el pueblo Fives Lille, hoy Vera y Pintado”.

Esa actividad -en donde Rapilly leyó lo que había escrito sobre el tema- le permitió descubrir a una persona muy anciana cuyo abuelo se había venido a la Argentina. De allí surgió la idea de escribir este libro.

Gracias al contacto que De Raíces y Abuelos mantiene con Marielle Leroy (ver Antecedentes), ella hizo de “intermediaria” para poder entrevistar al escritor sobre su obra vía e-mail. Gentilmente le reenvió nuestras preguntas y posteriormente tradujo sus respuestas. Pero esta nota tampoco hubiera sido posible de finalizar sin la colaboración de la periodista Agustina Mai, quien también colaboró en la traducción de ciertas partes del libro y de un video que da cuenta de la presentación de esta obra en Lille.

EN PRIMERA PERSONA

A continuación, transcribimos la entrevista con el autor:

- ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

- “Les fenêtres qui parlent” (Las ventanas que hablan) es un evento anual en el cual los artistas continúan una tradición del norte de Francia, exponiendo objetos decorativos en las ventanas, de manera que los transeúntes puedan verlos. Hace dos años, encontré a la gente de Ediciones La Contre Allée que se había apasionado por el descubrimiento de la existencia de Fives Lille en Argentina. Yo, por mi parte, llevaba varios años escribiendo sobre el Lille Fives francés. Mis poemas se nutrieron entonces de esta materia. Una “artista plástico”, Delphine Sekuzak, los expuso después por la ciudad.

- ¿Qué relación tenía usted con el/los protagonista/s de la historia?

- Los primeros protagonistas fueron los habitantes mismos, esos que nos ofrecieron el uso de sus ventanas para exponer sus objetos decorativos. Algunos han encontrado huellas del viaje a Argentina de sus propios antepasados. Todos tienen un recuerdo muy vivaz de la inmensa fábrica, los talleres y las viviendas lindantes, que ocupaban la superficie de una ciudad entera. Los protagonistas de la historia son, excepto Manuel Mauraens, un conjunto de personalidades a quienes me hubiera gustado encontrar en aquel entonces: técnicos, pedagogos, artistas, entre otros, una variedad de gente enamorada en 1888 de las novedades del futuro.

- ¿Cuáles fueron sus fuentes de información para su libro?

- Usted primero (N. de la R.: en referencia a la nota publicada en De Raíces y Abuelos). En el libro vienen los agradecimientos que le dirijo así como a sus compatriotas Gloria Vanetti y Luisa Laborie. Las fuentes procedentes del lado argentino han precisado una visión borrosa de su país. Aquí pude disponer -en lo que se refiere a la expansión industrial del mundo en el siglo XIX y, en particular ,la aventura de la compañía de Fives- de muchos documentos. Por ejemplo: la revista “Le Tour du Monde” (“La Vuelta al Mundo”) que conservan en la Biblioteca Nacional de Francia, y en la que Emile Daireaux cuenta su viaje a la Argentina hace 120 años. Una ciudad argentina se apellida como él, según me dijo un anciano de 90 años, su primo segundo, a quien encontré en Normandie, una región de Francia. Otro protagonista del libro, Conrad Clayes, es el abuelo de la vecina “fivoise” de Ediciones La Contre Allée. Esta señora me entregó la copia del contrato de trabajo escrito a mano: todo está dentro, con todos los detalles, incluidas las disposiciones del viaje transatlántico desde Marsella hasta Buenos Aires.

- ¿Conocía la relación que tenía Francia con Argentina respecto al desarrollo de sus ferrocarriles?

- La fui descubriendo, conforme iba escribiendo. Los archivos de la Compañía están en Roubaix, no muy lejos de Lille. Por ejemplo, encontré una reseña que concierne la consecución del mercado y la realización de las obras entre Tucumán y Santa Fe.

- ¿Conoce otras familias que tengan esta relación con Argentina?

- Mucha gente que tiene un vínculo con Argentina me lo cuenta ahora. Este verano, se me presentó a una mujer de Buenos Aires de paso por Francia muy sorprendida cuando se enteró de que existía una cría de carneros importante en el siglo XIX. Me dijo que El Ferrocarril de Santa Fives escrito por un francés tan lejano como yo le enseñó cosas sobre su propio país.

- ¿Por qué eligió esta forma de poemas-textos para narrar esta historia?

- Es mi manera de escribir. Las personas que me leen me hacen advertencias de dos tipos. O abren el libro de manera azarosa, como se lo puede hacer con un poemario para tomar un momento preciso de la historia. O leen el libro en orden, y a pesar de los “blancos” entre dos textos, van percibiendo poco a poco una especie de impulso. Funciona como en el cine, invención contemporánea a nuestra ficción. El desfile de una sucesión de imágenes fuertemente impresas restituye una sensación dinámica : el viaje de Manuel Mauraens.

- ¿Tuvo la oportunidad de viajar a nuestro país a conocer los lugares que nombra en su libro?

- Todavía no, pero la escritura de El Ferrocarril de Santa Fives me ha dado ganas de hacerlo.

- ¿Podría dejar un mensaje o conclusión sobre su libro?

- El libro no se acaba con un punto sino con una coma, señal de una continuación posible. Antes, Argentina formaba parte de esos países que uno sólo conoce en el mapa y ahora se ha convertido en un país preciado para mí. Le atribuyo “un algo más fuera del sentido inteligible, en comunicación con nuestra alma y nuestro espíritu”.

- ¿Cuál es su actividad laboral actual y dónde vive?

- Vivo en Hellemmes, ciudad obrera adosada a la fábrica de Fives. Me paso el tiempo escribiendo. Mis amigos literarios más próximos son “Oulipiens”, grupo de poetas y escritores que había propuesto a Julio Cortázar unirse a ellos, justo antes de que él falleciera.

Antecedentes

En febrero de 2010, Madeleine Sergeant, quien integraba una asociación de vecinos de la ciudad de Lille, situada al norte de Francia, mandó un mail a De Raíces y Abuelos. Vive en un barrio llamado Fives, que organiza una actividad artística llamada “Las ventanas que hablan” (Les Fenêtres qui Parlent, en francés).

Nos explicaba que -al ver una nota publicada en De Raíces y Abuelos- “nos enteramos de que en Argentina había una localidad llamada Fives Lille (hoy Vera y Pintado) debido a la presencia, en la región de Santa Fe durante el siglo pasado, de la fábrica Fives Cail, que llegó para construir el ferrocarril argentino. El hecho de que una ciudad argentina se llamara como nuestro barrio nos intrigó mucho y decidimos tomar el tema para nuestra manifestación durante la primavera 2010”.

Fue así cómo comenzó nuestra vinculación con aquella institución francesa, a la que se sumó -obviamente- Gloria Dayer de Vanetti, autora de la nota en cuestión, quien periódicamente envía sus investigaciones sobre aquella comunidad.

Finalmente, el intercambio de información que se inició a partir de este contacto entre Madeleine y Gloria sirvió para enriquecer un evento cultural que tuvo lugar en septiembre de 2010, en el barrio francés de Fives, en la localidad de Lille. En aquella oportunidad editó un pequeño periódico en el que se daba cuenta de esta historia compartida, hecho que -según aclaró Marielle Leroy, a cargo de Ediciones La Contre Allée, que también participa en la organización de esos eventos culturales- “la mayoría de la gente desconocía el vínculo con Argentina”.

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Un líder sindical

El libro “El ferrocarril de Santa Fives” cuenta la historia de Manuel Maureans, un obrero promovido a contramaestre, que se prepara para conquistar la Argentina. Le ofrecen un puesto de trabajo: supervisar los trabajos de construcción del ferrocarril que unía Santa Fe con Tucumán. Era el líder sindical de los trabajadores y estaba especializado en la cosecha de la caña de azúcar.

Según su contrato, debía cumplir “10 horas efectivas” de trabajo, aunque la jornada se podía extender a 12 “sin derecho a ninguna indemnización”. Era soltero y salió para Argentina desde Marsella con un sueldo mensual de 700 francos. La mayoría de los protagonistas que él encuentra existieron -se aclara- así como la comuna de Fives Lille, una estación ferroviaria entre Santa Fe y Tucumán.

“Los relatos incluyen episodios en Francia y visiones de una Argentina prometedora, que redescubrimos 120 años más tarde gracias a una estación ferroviaria llamada Fives Lille”, anuncia la contratapa del libro. Y agrega: “El autor pretendió ajustar la precisión de las formas poéticas a las técnicas de la revolución industrial”.

Su título está escrito en castellano, aclara el autor, y en el prefacio precisa que el escritor Víctor Hugo acostumbraba a usar este recurso. La publicación tiene un complemento de audio con una conversación entre el autor y el músico Martín Granger.

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