Perdió con Lanús y empujó con diez hasta el final...

Se quedó clavado el equipo de Kudelka en los esperados 25 puntos y hace dos fechas que no suma nada. Cierra el domingo un año inolvidable.

Darío Pignata

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Cuando uno dice que este Unión dio todo lo dice -y no es un juego de palabras- en todo sentido. Dio todo en la alegría del corazón de su gente: volviendo a Primera División, ganando un clásico después de tantos partidos perdidos contra su tradicional rival y redondeando una sorpresiva campaña en la máxima categoría alcanzando los famosos 25 puntos. Pero también dio la impresión de que dio todo lo que tiene en cuanto a los recursos técnicos, tácticos y estratégicos.

Si bien no es un tema que se deba discutir en estas páginas, hay algo que está claro: de la única manera que este equipo pueda tener un salto de calidad en el 2012 es acertando el diagnóstico y no equivocando los dos frasquitos del remedio que se podrá comprar en la farmacia de enero en el mercado de la AFA.

Así y todo, de la misma manera que muchas veces se llevó el pleno con suerte en la última bola de la noche, si le empataba a Lanús con diez hombres nadie hubiera protestado. Por la vergüenza deportiva de Unión -adentro de la cancha, corriendo; afuera, en las tribunas, con un aliento emocionante en medio de la adversidad- y por la levedad de Lanús, que se dejó atropellar.

Esos famosos accidentes del fútbol de los que hablaba Dante Panzeri fueron demasiado costosos para un equipo al cual la temporada se le vino encima con todo. No de casualidad Kudelka vio en San Juan un equipo cansado. No da más este Unión, llegó con lo justo, a las “boqueadas” e implorando el final.

Y anoche, estas limitaciones se le vinieron encima todas juntas: las graves lesiones de Sarmiento -fundamentalmente- y Vidal; las bajas de jugadores que -por lo que se vio anoche- están por encima de los reemplazantes de turno: Rodrigo Erramuspe de “4” y Jorge Velázquez como carrilero izquierdo. De yapa, el bajón previsible de jugadores que parecieron “aflojarse” después de conseguir el objetivo esperado de los famosos 25 puntos a los que apuntan los equipos que vienen del ascenso.

Por más que se diga que “nadie habló de 25 puntos”, no es casualidad que Unión no sumó más después de alcanzar esa meta. Como si la tensión se aflojara de manera natural.

Hace dos semanas, Kudelka dijo “respetuosa y orgullosamente, estamos en Unión”. Como poniendo los pies sobre la tierra respecto de lo que tiene en los estantes para cocinar. Por eso uno dice que este equipo ya dio todo. En logros -ascenso, victoria en el clásico, colchón de puntos- y en mecanismos para crecer.

Hasta aquí, con distintas conducciones internas (primero Molina manejando el fútbol, ahora Spahn), la sinergia de los dirigentes con Kudelka fue totalmente exitosa a la hora de armar y reforzar planteles. Primero en la “B” para ascender, después en la “A”, para que nadie lo pase por arriba.

Esa sociedad entrenador/directiva necesita dar un poco más. Bajar los decibeles, recuperar coherencia y agudizar el ingenio para hacer lo que hicieron hasta ahora: reforzar el equipo de manera acertada. Porque hoy la única manera de ayudar a este grupo desde afuera es “buscando y encontrando dos Bologna” en los puestos de campo que el entrenador necesita para el 2012 (uno, a todas luces, debe ser un delantero con gol).

En este punto no quiero ser pesimista ni responsabilizar a los dirigentes por el estallido popular y pasional que genera Unión en esta ciudad. Mucho más con la explosión de las redes sociales. Pero quiero decir algo respetuosamente: Unión debe poner mayormente sus energías en arreglar el tema Rosales y hacer el esfuerzo por traer dos jugadores “puestos” en el mercado de verano antes que desviar la atención en los proyectos, las obras y los recursos para el nuevo estadio. Tener una cancha nueva ya mismo no es indispensable, pero sí lo es potenciar a este plantel para el 2012, con el único objetivo que debe alcanzar un club que viene del ascenso: asegurar la categoría.

El aliento ensordecedor e imparable de las tribunas cuando Unión se quedó con diez no hizo otra cosa que pintar la mejor postal para el final de este año inolvidable por López y Planes. La gente, mejor que nadie, sabe que este Unión ya le dio todo. En el cosquilleo del corazón de su pueblo y en su rendimiento como equipo. No se le puede pedir más.

La “avivada” de Barrales... Manotazo estando amonestado. Fue la primera pelota quieta para Unión en el complemento. Llegó el centro a la olla y la foto de Pablo Aguirre refleja de manera espectacular lo que sería una jugada sin ningún tipo de polémicas, a pesar de la incidencia. Le pega un puñetazo Barrales estando amonestado. Así y todo, Marchesín voló y la sacó junto al caño. Foto: Pablo Aguirre

...Terminó en tarjeta roja. Unión con diez en el complemento. En la misma nariz del árbitro, el manotazo de Barrales terminó en la segunda tarjeta amarilla y el “Loco” dejó a Unión con diez jugadores durante todo el complemento. Le pasó de todo al ex Banfield: penal errado, único punta con dos goles, apendicitis, fractura en uno de los dedos y ahora la expulsión. La gente, por lo que mete, por ahora lo banca. Foto: Flavio Raina

BAJO LA LUPA

 

BOLOGNA (6): esta vez, no pudo hacer nada para evitar el golazo de Fritzler que pateó libre desde la puerta del área. Volvió a tapar las dos o tres pelotas con su sello.

PÉREZ (4): lo esperó demasiado a Regueiro en la jugada del gol, dándole libertades que son inadmisibles para marcar en Primera División. Mucha distancia entre el titular y el recambio.

AVENDAÑO (6): ordenado, como siempre. Inteligente para quedarse con tres en el final cuando había que buscar el empate como sea. La regularidad es su bandera.

CORREA (7): otra vez, lejos, la figura de Unión. Se cansó de ganar pelotas anticipando la marca. Además, no las revolea y trata de salir jugando. El uruguayo es uno de los puntos altos de este equipo.

CÁRDENAS (4): el reflejo de lo que fue Unión en estos dos partidos. Muy livianito en la marca. Pareció como estar en otra cosa cuando generó dos córners increíbles para Lanús.

QUINTEROS (4): jugó por el carril como si fuera un enganche, sin ningún compromiso para la marca. Y como pasó en cancha de Boca con Clemente, anoche Regueiro hizo lo que quiso de ese lado.

ALEXIS FERNÁNDEZ (5): puso, metió y hasta guapeó contra la experiencia de Lanús en el mediocampo. Un error conceptual compartido con Bruna: no apretaron a Fritzler en la jugada previa al golazo.

BRUNA (5): es previsible que se sienta cómodo cuando Unión empata o gana y que tenga dificultades cuando hay que ir a buscar el partido como pasó anoche.

MORENO (5): quiso mostrar todas las cosas juntas y se terminó quedando sin piernas. Se nota que es interesante técnicamente pero no lo ayudó el contexto.

ROSALES (5): cuando Unión quedó con diez, se notó su esfuerzo por correr el doble. Pero el equipo lo necesita jugando y es evidente que bajó su rendimiento en las últimas fechas.

BARRALES (3): un jugador profesional que se sabe amonestado, no puede cometer esa irresponsabilidad: le metió un puñetazo a la pelota, Favale estaba al lado, le mostró la segunda amarilla y lo expulsó. Dejó al equipo con diez todo un tiempo.

SOTO TORRES (6): entró bien, ofreció mucha movilidad por el carril, la pidió siempre y estuvo cerca de marcar el 1 a 1 en una pelota que le cruzó Rosales.

QUIROGA (4): puso ganas el “Flaco” y fue a todas, pero se nota que perdió confianza en el manejo de la pelota. De espalda y sin movilidad, no preocupó nunca.

NÚÑEZ (-): no había defeccionado tanto como para perder el puesto a manos de Quinteros. Para jugar por el carril, hoy el uruguayo es más que el peruano.