Horacio Verbitsky: de “perro” a “hiena”

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Remo Erdosain

José pide un café y sigue mirando la noticia del diario. Su expresión de asombro es evidente. Abel se acerca y mira lo mismo que asombra a José. Hay una foto de Horacio Verbitsky y, abajo, sus recientes declaraciones sobre Julio Cobos: “Andate Cobos la puta que te parió”, dice el presidente de la institución de derechos humanos fundada en tiempos de la dictadura militar por Emilio Mignone.

-Está gagá -balbucea José.

-A lo mejor estuvo gagá desde siempre -retruca Abel.

- Yo creo que estos señores -dice Marcial- son muy desagradecidos con Cobos.

-¿Y se puede saber por qué? inquiere José.

-Porque el voto de Cobos salvó al gobierno de los Kirchner.

-¿Podés explicarte mejor? insiste José.

-Como no -responde Marcial y se acomoda en la silla para iniciar su perorata-. Si la “125” hubiera sido aprobada en Senadores el país se habría incendiado porque el nivel de movilización callejero y el encono social eran tan altos que la gente no hubiera admitido que por un enjuague parlamentario se perdiera lo que habían ganado en la calle.

-No me parece un razonamiento muy democrático -puntualiza José.

-No pretendo que sea democrático, pretendo que sea verdadero. Las multitudes que se movilizaron en Rosario y en el Monumento a los Españoles habían triplicado en número a las movilizaciones desflecadas de los Kirchner. Por lo tanto, el voto de Cobos descomprimió la situación, serenó los ánimos y dio tiempo para que el gobierno se recompusiera. A la inversa de lo que se dice por allí; yo creo que si Cobos hubiera votado como supuestamente quería el gobierno, la maniobra destituyente habría sido inevitable.

Yo leo la breve nota donde Verbitsky insulta a Cobos y recuerdo que en la edición de ayer de “Página 12” acaba de publicar una nota firmada por él donde dice -palabras más, palabras menos- que lo suyo fue un chiste.

-Este muchacho siempre se distinguió por su exquisito sentido del humor -se regodea Marcial.

-¿Por qué decís eso? pregunta José con cautela.

-¿Acaso no te parece un producto de exquisito sentido del humor asesorar en plena época de la dictadura al comodoro Güiraldes para escribir un libro sobre las virtudes de la fuerza aérea?.

-Según Verbitsky, fue un asesoramiento técnico, no político.

-¿A vos te parece -pregunto- que en 1978 era posible hacer esa distinción? El libro está editado por la Aviación y, según se dice, pondera las gestiones de Lami Dozo y Graffigna.

-Yo insisto -dice José- que fue un libro técnico.

-Hago el siguiente razonamiento atendiendo al método inquisitorial de razonar que distingue a Verbitsky: ¿Qué pensaría él de un periodista que después de haber sido oficial montonero, no es molestado durante la época de la dictadura, cuando todos sus compañeros eran secuestrados y asesinados y, en el camino, colabora en la escritura de un libro editado por la Fuerza Aérea?.

-Conociendo el paño, lo menos que diría es que la situación huele a servicio de inteligencia -responde Abel.

-¿Pero es verdad que Verbitsky no fue molestado durante la época de la dictadura? -pregunta José.

-El periodista norteamericano Martin Andersen -recuerdo- no sólo lo trata de “Montonero de poca monta y delator”, sino que cuenta una anécdota vinculada con Jacobo Timerman quien durante una cena privada le preguntó: “¿No le parece muy raro que Horacio siendo ex oficial de Montoneros haya seguido sin problemas en el país durante el Proceso?”.

-Habría que recordar -dice Abel- que Verbitsky trabajó bajo las órdenes de Timerman en “Confirmado” y “Primera Plana”. Y que Timerman en algún momento fue socio del comodoro Güiraldes.

-El círculo se cierra -digo- pero yo no me atrevería a decir que Verbitsky fue un “doble agente” o un “servicio”. Más interesante es lo que dice Andersen “No fue un servicio, pero a lo largo de su carrera ha sido servicial a diferentes intereses.

-No habrá sido un servicio -dice Marcial- pero siempre le gustó jugar de comisario político.

-¿Por qué ? pregunta José.

-Preguntáselo a Julio Nudler, ese excelente periodista económico y amante del tango, que fue censurado y basureado por el señor Verbitsky porque le molestó una nota en donde Nudler criticaba a Martín Redrado.

-Me acuerdo de ese despelote -dice Abel- incluso fue ese atropello a la libertad de expresión lo que produjo el derrumbe de la agrupación “Periodistas” creada por Verbitsky.

-Lo que yo recuerdo -digo- fueron las declaraciones de Nudler, cuando afirmó que Verbitsky había ingresado en “un terreno de degradación moral sin redención posible.”

-Lo que Verbitsky dijo es que Nudler dijo lo que dijo porque estaba sobreexcitado por sus problemas de salud -señala.

-Eso es agregar a una canallada otra canallada -afirma Marcial- Nudler tenía cáncer y se estaba muriendo, es cierto, pero atribuir las criticas a los rigores del cáncer de pulmón es ser una basura.

-De todos modos no está mal -considera José- que un periodista diga sin tapujos que comparte la política de un gobierno.

-Depende -digo.

-¿Depende de qué? pregunta José.

-Depende de cómo ejerza ese apoyo, cómo administre su poder. Si ser oficialista es decir “Andate Cobos la puta que te parió” no estamos ante un periodista que apoya una variante del poder, sino ante un barra brava.

-Fue un chiste -insiste José.

-Que yo sepa, Verbitsky no es Carlitos Chaplin ni Buster Keaton. Además cuando habló nadie se enteró de que estaba haciendo una broma.

-Habría que agregar por otra parte -interviene Marcial- que los hombres públicos, cuando hacen declaraciones públicas, deberían evitar ambiguos juegos de humor. A Verbitsky le dice el “Perro” y resulta que ahora nos enteramos que es un fino humorista que muriéndose de risa insulta a la madre del vicepresidente de la Nación.

-Que yo sepa, las que se ríen son las hienas, no los perros -acota Abel.

-Cómo habrán sido de fuertes sus declaraciones -digo- que hasta un personaje como Kunkel (insospechable de “blando”) dijo que la actitud de Verbitsky no tenía nada que ver con la política del gobierno en este tema.

-Sin embargo yo creo -replica Marcial- que Verbitsky expresa lo que piensa y siente el gobierno.

-No comparto -concluye José.