Entrevista a la bióloga que lideró un trascendental desarrollo para la sociedad

Madre, ama de casa y científica: la

mujer del hito genético “antisequía”

Madre, ama de casa y científica: la mujer del hito genético “antisequía”

El poder de la semilla en sus manos. Raquel Chan lideró equipo de investigación que encontró la propiedad de resistencia a las sequías en los cultivos.

Raquel Chan dirigió el equipo que logró darle a las semillas de soja, maíz y trigo, la propiedad de ser resistentes a la sequía. El desarrollo “permitirá producir más alimentos y aumentar el PBI”, dice. No caer en el vicio del desmonte, el desafío.

 

Luciano Andreychuk

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A Raquel Chan la elogió la propia presidenta de la Nación. “La quiero felicitar por su inteligencia y por ser mujer”, le dedicó Cristina Fernández por videoconferencia. La comunidad científico-académica local la ha abrumado con honras y palabras de gratitud. La BBC de Londres -nada menos- la entrevistó en extenso; pero ella sigue atendiendo todas las llamadas de las FM de pueblo, todas: es que hay que llegar a la gente del campo, dice. A Raquel Chan (se devela el misterio de su extraño apellido: es de ascendencia rusa) las mieles de la fama no la seducen.

Se muestra como lo que es, es decir como una mujer común y silvestre, nada más alejado de las excentricidades megalómanas de aquel clisé cinematográfico del científico. Se autoproclama madre de dos hijos por sobre todas las cosas. “Soy ama de casa. Me ocupo de mi hogar, voy al mercado, hago las compras, pago los impuestos... Me fastidio mucho con los cortes de luz, como cualquier ciudadano”, se sincera. Trabaja (casi vive, y su rostro cansado la deja en evidencia) en un pequeño cubículo de 2 por 2 que es su oficina, en el laboratorio del piso 4º de la Facultad de Bioquímica.

“Este desarrollo significaría mayor producción de alimentos, con una población mundial que crece cada vez más”, afirma, y su voz grave y ronca no desluce el tono de entusiasmo de sus palabras. La bióloga molecular Raquel Chan es la cara visible del milagro genético “antisequía”, un hito en la historia de la ciencia provincial, nacional e internacional. Al frente del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), encabezó el equipo de investigadores que logró aislar un gen del girasol que, injertado en la soja, el maíz y el trigo, les da a estos cultivos la propiedad de ser resistentes a las sequías, sin perder -e incluso aumentando- su productividad.

Ahora, el “invento” podrá ser comercializado internacionalmente a partir de un convenio firmado entre la empresa estadounidense Arcadia Biosciences y Bioceres, la actual licenciataria de la patente del gen HAHB 4, que le confiere a las semillas esa bendita propiedad de reducir el estrés hídrico y tolerar períodos sin lluvias. Ya está patentado en países como Australia, China y Estados Unidos, además de la Argentina- y, luego de su desregulación, generará ingresos millonarios a partir de las regalías de la comercialización (ver Regalías).

Más producción

“Yo soy bióloga, no me preguntes de economía”, había aclarado la investigadora a la entrada de la entrevista. Pero el logro genético está en el área fronteriza de esas dos áreas del conocimiento. “Si llegara al final del camino (tras su desregulación en los mercados), el desarrollo significaría mayor producción de alimentos. Esto también implicaría un crecimiento del PBI, un aumento de la riqueza del país. Pero depende de los cultivos, de cómo reaccionan éstos, de las diferentes regiones donde se cultiven, etc.”, subrayó.

El desarrollo tuvo semejante trascendencia nacional e internacional “porque en el medio hubo una asociación público-privada (UNL, Conicet y Bioceres) y llegó a término. El hecho de que la empresa sea argentina (Bioceres) tampoco es menor: combinados, todos los elementos explican la importancia que ha tenido este logro científico”, enfatizó Chan.

Desmonte

Tras la aplicación de esta nueva semilla “antisequía”, ¿Podría aumentar el área sembrada de la soja, por ejemplo? ¿Se podría caer en el riesgo del desmonte indiscriminado?

—Ése es un punto muy álgido en el que han puesto la voz de alarma los ambientalistas. Pero es algo que no va a depender de nosotros, va a depender de una decisión política. En principio, si se produce más en la región que ya existe, no debiera aumentar más (el área sembrada), todo lo contrario. No se debiera extender la frontera de siembra, porque se llegaría a mejor producción donde ya se está sembrando.

Entonces, ése es el contra argumento contra el terror del desmonte. Yo pienso que estas cuestiones no dependen ni de nosotros ni de la empresa, van a depender del ámbito legislativo para poner límites. Dependerá de que nuestros gobernantes hagan un equilibrio muy importante entre protección de la naturaleza, productividad y producción de alimentos. En principio, esta tecnología no debería implicar aumento de las fronteras.

Foto: Mauricio Garín

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El Instituto de Agrobiotecnología del Litoral -que llevó adelante el desarrollo- realiza sus actividades en dependencias de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (foto) y de la Facultad de Ciencias Veterinarias, en Esperanza. El IAL depende del Conicet y de la UNL.

Foto: Mauricio Garín

Regalías

En un acto realizado semanas atrás en Tecnópolis, a través de videoconferencia, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner estimó que las regalías que generaría la comercialización de la patente “serán de U$S 75 millones sólo por lo producido en la Argentina”. Y que si se aplicara en el cultivo de soja de todo el mercado mundial implicaría regalías por U$S 2.500 millones al año. Se prevé que la semilla “antisequía” sea comercializada en 2014/2015.

/// EL DATO

Dudas

El riesgo al desmonte de áreas nativas (si se ampliara el área sembrada para cultivos) podría convertirse en una de las contracaras del desarrollo. “Deberá haber un equilibrio entre protección de la naturaleza y del medio ambiente, y la producción de alimentos”.

Certezas

“Si llegara al final de su camino, (su desregulación) este desarrollo significaría mayor producción de alimentos, para una población mundial que crece. También un mayor crecimiento del PBI, un aumento de riqueza del país”, destacó la investigadora.

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75 millones

de dólares anuales

generarían en concepto de regalías la comercialización el nuevo desarrollo genético en el país, según la estimación que hizo pública la propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Dixit

“Tenemos muchos otros desarrollos. Estamos trabajando sobre un gen que daría a los cultivos la propiedad de tolerancia a heladas. Ha sido muy exitosa la asociación público-privada entre UNL, Conicet y Bioceres” Raquel Chan.

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El girasol, adelante. La bióloga muestra una planta de las tantas que hay en el vivero del laboratorio donde trabaja.

Foto: Mauricio Garín

De la pasión por la docencia al hobby de practicar francés

La Dra. Chan es investigadora principal de Conicet, y da clases en cuatro materias, de las carreras de Lic. en Biotecnología y Bioquímica. Tiene 52 años, y dos hijos jóvenes (“el de 21 años estudia en Rosario, y el de 16 en la Escuela Industrial”, cuenta con orgullo). Nació en Buenos Aires. Sus abuelos paternos fueron inmigrantes llegados de Rusia. Su padre nació en la Argentina.

“Si trabajo, trabajo un montón, sábados y domingos también. Trato de descansar un poco de vez en cuando”, dice con la firmeza de alguien abocado de lleno a su profesión. Más allá de su admirable currículum, Chan tiene sus líneas de fuga: una vez por semana, en un barcito de barrio Sur, se reúne con un grupo de personas para hablar y practicar el idioma francés: “Es muy divertido”, asegura.

Además es una asidua lectora, sobre todo del género policial (Henning Mankell y Stieg Larsson, los escritores que más ha leído recientemente). También de los autores del boom latinoamericano (G. Márquez, Cotázar). “Intento leer el diario todos los días. Y estar con mis amigos, con mi familia. Viajo mucho a Buenos Aires, donde tengo un montón de amigos”.