“Los Juegos del Hambre”

El reality de la vida y la muerte

“Los Juegos del Hambre”

Haymitch Abernathy (Woody Harrelson) preparará a Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) para el desafío de su vida, y tratará de ayudarla a la distancia. Foto: Gentileza Lionsgate

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Vomitando petróleo

las tripas desarrollan

la música del hambre

(Carneviva, “El árbol de los jíbaros”)

El filme de referencia ha sido catalogado (por la industria, pero también por la crítica y el público) como perteneciente a ese territorio de un cine para adolescentes, en el que entraría la saga de “Crepúsculo” y “Soy el número cuatro”, entre otros. En común tienen el venir de sagas literarias, herederas de un público que creció con Harry Potter (héroe que también creció, por cierto).

La primera diferencia es obra de Suzanne Collins y su libro, el primero de la Trilogía de los Distritos. Porque la autora ubica la acción en un futuro indeterminado y distópico, en una nación llamada Panem ubicada en lo que otrora fuera América del Norte, más de siete décadas después de una rebelión de los diferentes distritos en los que se divide el país, en contra de un poder central, ubicado en una populosa ciudad conocida como el Capitolio.

Derrotada la insurrección, como recordatorio y castigo se instituyeron Los Juegos del Hambre, una competencia en la que participan un varón y una mujer de entre 12 y 18 años por cada uno de los 12 distritos. Básicamente se trata de un reality show que hace las veces de circo romano para los habitantes del Capitolio (con su especie de “pseudorrefinamiento neorrococó”) pero también seguido por los hambreados integrantes de los distritos, que esperan que sus representantes ganen.

Para ganar, simplemente hay que ser el único sobreviviente en una batalla a muerte sobre un terreno agreste y lleno de trampas, pero eso no quita que se armen juegos de alianzas al estilo “Gran Hermano”. La diferencia es que nadie pidió estar allí.

O algunos sí: algunos son unos mercenarios entrenados. Pero la protagonista de la historia es Katniss Everdeen, una muchacha de 16 años que, al ver a su hermana salir sorteada para ese triste destino, pide ir en su lugar. Para eso deberá abandonar a su familia y a su amigo Gale Hawthorne, y unir fuerzas con Peeta Mellark, el otro representante del distrito 12, uno de los más empobrecidos, habitado por mineros de carbón (como los padres de Gale y Katniss, muertos en una explosión).

En el Capitolio, hallará aliados y enemigos en la previa a la batalla a campo abierto, de la que se espera que sólo uno salga vivo.

Movimiento puro

El otro acierto tiene que ver con la dirección de Gary Ross, y con el guión, en cuya redacción también participó la novelista (junto con Ross y Billy Ray). Hubiera sido tentador sostener el relato con voces en off de la protagonista, ya que la novela es un monólogo interno de Katniss. Sin embargo, nada más lejos del resultado final: un trepidante relato que sostiene la tensión en buena parte recurriendo a la cámara en mano: un poco a la manera en que Darren Aronofsky perfeccionó la técnica de los hermanos Dardenne en “El luchador” y “El cisne negro” (mirar la escena en que Katniss hace girar su vestido flamígero, dando vueltas con punto fijo como una bailarina clásica) pero aplicándola a la acción y sin escatimar primeros planos.

Justamente, el elenco elegido se “banca” los primeros planos: especialmente Jennifer Lawrence, con su belleza natural y aguerrida. Liam Hemsworth aparece poco como Gale, pero pinta para perfecto galán de serie adolescente. Su contrapartida es Josh Hutcherson como el inseguro e insondable Peeta, al parecer interesado realmente en Katniss.

Tras ellos vienen los lucimientos como secundarios el de Stanley Tucci como el simpáticamente detestable animador televisivo Caesar Flickerman y Toby Jones como su adláter Claudius Templesmith y el impagable Woody Harrelson como Haymitch Abernathy (un ex ganador de los Juegos, borrachín y ácido, que se convierte en mentor de los chicos).

Otras apariciones a destacar son las de Wes Bentley como Seneca Crane (el organizador de los Juegos), Lenny Kravitz como Cinna (el estilista a cargo de hacer presentables a los muchachos), la pequeña Amandla Stenberg como Rue (la aniñada y astuta chica del distrito 11) y la siempre imponente presencia de Donald Sutherland como el presidente Snow.

Valga también la presencia de la música, que combina la partitura de James Newton Howard y T-Bone Burnett con obras de artistas del gusto juvenil como Maroon 5 o la talentosa Taylor Swift, pero mayormente orientados al sonido folk, que refuerza la idea de la Norteamérica profunda: valga destacar canciones como “Abraham’s Daughter” de Arcade Fire dentro del filme o “Kingdom Come” de The Civil Wars en los créditos finales.

Circenses sine panem

Si el relato no da respiro, la metáfora social no se escatima. Porque como dijimos, este circo romano ideado como castigo permanente ha devenido en entretenimiento para los opulentos y aparentemente improductivos habitantes del Capitolio, pero no faltan pantallas que lo transmitan allí donde falta el pan, el dinero y el agua potable. “Si nadie los viera (a los Juegos), no los harían”, dice uno de los personajes. Pero al menos aquí, apenas en esta primera parte de la trilogía, el circo sin pan empieza a mostrar fisuras. Dependerá de los paladines: como dicen en los Juegos, “que la suerte esté siempre con ellos”.

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MUY BUENA

“Los Juegos del Hambre”

“The Hunger Games” (Estados Unidos, 2012). Dirección: Gary Ross. Guión: Gary Ross, Suzanne Collins y Billy Ray, basado en la novela de Suzanne Collins. Elenco: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Stanley Tucci, Lenny Kravitz, Wes Bentley y Donald Sutherland. Música: T-Bone Burnett y James Newton Howard. Fotografía: Tom Stern. Diseño de producción: Philip Messina. Dirección de arte: John Collins, Robert Fechtman y Paul Richards. Duración: 142 minutos. Apta para mayores de 13 años. Se exhibe en Cinemark.