HERNÁN CASCIARI Y EL PROYECTO ORSAI

“La industria de la cultura somos los autores y los lectores”

La innovadora experiencia de comunicación independiente comenzó con un blog, después estrechó vínculos con una revista y hoy ya tiene un espacio propio de encuentro con los lectores en Buenos Aires: un bar. Su jefe de redacción estará en Santa Fe.

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Un proyecto de Hernán Casciari, de la mano de Christian Chiri Basilis, se convirtió en propiedad de los lectores. Fotos: GENTILEZA PRODUCCIÓN

De la redacción de El Litoral

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Este miércoles, a las 20.30, en el auditorio de ATE (San Luis 2854) se producirá el primer encuentro de Orsai en Santa Fe con la presencia -del jefe de redacción del proyecto- Christian “Chiri” Basilis y -el editor responsable- Hernán Casciari desde Barcelona.

La historia comienza hace 12 años atrás, cuando Hernán Casciari (periodista, escritor y argentino) se fue París a recibir un premio, se enamoró de una catalana y se quedó en España. A los 9 meses de estar allá ocurrieron en el país dos hechos: la crisis de 2001 y que Racing -su equipo- salió campeón. “Me enseñaron que la tragedia y el triunfo, donde yo estaba, eran lo mismo, cuando estás en otra parte te ponen fuera de juego”, cuenta el mismísimo hacedor en una conferencia (video del TEDx) en la que explica el proyecto, que se puede conocer en www. orsai.es

Ese fue el principio de Orsai: un blog donde Hernán escribía cuentos con los que se fue acercando a gente de distintos lados del mundo y se concretó lo que llama “una comunidad involuntaria de lectores”.

El “barullo” se fue haciendo más grande y comenzaron a llamarlo de la prensa y de las editoriales, “cometí un error: me fui a trabajar con la industria”, asegura.

LA EXPERIENCIA CON INTERMEDIARIOS

Casciari cuenta que el primer problema con las editoriales fue que le pidieron para la publicación de su primer libro que quitara los textos gratuitos de Internet, “ahí se puso tenso porque les dije que no podía hacerlo, los había regalado”. Después fue esa sensación permanente de que las editoriales le robaban y lo corroboró: “ Una vez me liquidaron en ventas de un libro de bolsillo de 800/900 ejemplares durante un año en Argentina, y yo sabía, porque soy amigo del librero de Mercedes, que en esa librería se habían vendido 750 ejemplares”. Además comenzó a recibir mails de que sus libros no estaban en algunos países. “La industria sólo distribuye libros en español en los lugares en los que es negocio: Argentina, España y México”.

Con la prensa también tuvo problemas: le pedían columnas de 400 palabras pero si entraba publicidad el editor le avisaba que debía escribir 200; y cuando comenzó la crisis europea dejaron de hacer publicidad, entonces sacaron un pliego al diario y su comentario quedó reducido a 150 palabras.

“Renuncié públicamente a las editoriales y a los periódicos, en 1.400 palabras libres en el blog los mandé a cagar”.

DE SUEÑOS

Allí surgió la idea: “demostrar y demostrarme que la crisis de la industria, de la que tanto se habla, no es económica sino que más bien es moral”, ¿cómo?: Ideó una revista imposible. Desde el patio de su casa en un pueblo de Cataluña, sin oficinas y con un staff integrado por su familia y amigos de la infancia nació Orsai, una revista con ciertas reglas desde el principio: sin publicidad, sin subsidios privados ni estatales, con la mejor calidad gráfica del mercado, con una versión en papel y otra para iPad, iPhone y Blackberry, y un pdf gratuito diez días después para que la revista se lea independientemente del costo, con más de 200 páginas por edición, con un costo de 15 periódicos del sábado en ese lugar, y la plata la ponían ellos (Casciari y Chiri).

Hernán les comentó el proyecto a sus lectores y ellos se encargaron de difundir la idea, “la empezaron a comprar en masa: 10 mil personas la compraron antes de salir”.

Más tarde decidieron convertirse en editorial: “agarramos un contrato estandar de las editoriales y la idea fue poner todo lo contrario: no embromar al autor, los derechos siempre para ellos, en vez del 8 ó 10 por ciento el autor recibe el 50 por ciento del precio al público...”.

El proyecto de los lectores siguió con un bar en Buenos Aires: Hernán contó y les preguntó si querían sumarse, y en 24 horas recibió 204 correos electrónicos con lectores que querían poner capital o tiempo y trabajo. Fue en agosto del año pasado y el bar abrió en el corazón de San Telmo. Hubo tanta gente que debieron hacer cuatro presentaciones consecutivas. “Las decisiones culturales empiezan a estar en nuestras manos, ya no le hacemos caso a altavoces que nos dicen qué es lo que hay que hacer, somos nosotros los que comunicamos... Internet llegó para unirnos, para decirnos que se puede hacer y sobre todo en la cultura, que es la base fundamental de la complejidad de la mente.

“Hace casi 10 años abrí un blog porque me sentía solo en un país extraño. Hoy estoy seguro que la industria de la cultura somos los lectores y los autores y que tiene que ser libre y tiene que ser gratuita”.

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Sin intermediarios, Orsai gana lectores en todo el mundo.

Orsai en Santa Fe

El Arca del Sur es el distribuidor santafesino del proyecto Orsai. Alejandro Alvarez -editor de la revista homónima que se distribuye en forma gratuita desde hace casi 20 años en Santa Fe y la región-, y Gabriela Redero -quien viene trabajando desde hace largo tiempo en diversos emprendimientos artísticos y comunicacionales de producción independiente- han descubierto en esta iniciativa valores afines que pretenden promover y expandir. Entre los que cuentan: la creatividad en la búsqueda de otros caminos de producción en el escenario editorial, que democratiza el acceso a los contenidos; la eliminación de los intermediarios entre el gestor de un proyecto cultural y sus receptores; la empatía que genera en los lectores, con la inmediata identificación de los destinatarios con “su” revista; y la calidad como un norte en la creación del producto, lo que implica compromiso, valoración y respeto hacia el proyecto y, como consecuencia, hacia los lectores.

De allí que se decidieron a organizar la charla para conocer de cerca la gestación y el desarrollo de esta novedosa idea, y tener la posibilidad de que los lectores de Orsai, los amantes de la lectura en general, los estudiantes que se están formando en Comunicación, Letras y carreras similares, y los curiosos que buscan multiplicar los modos de comunicarse, tengan la posibilidad de dialogar con los hacedores de la revista.

Desde su aparición, el año pasado, el proyecto Orsai no ha dejado de sumar adherentes. Sólo en la ciudad de Santa Fe ya cuenta con 50 suscriptores que pagan su suscripción anual para recibir la revista. En la vecina Paraná no sólo crecen a diario los lectores, sino que se ha creado un grupo que se reúne especialmente para celebrar la llegada de cada edición y para compartir la lectura de textos de Orsai.

/// análisis

¿Por qué leo Orsai?

Gabriel Rossini

Una obviedad. Desde que internet se sentó en el sillón más cómodo de la casa para convertirse por escándalo en el soporte más importante para la transmisión de hechos e ideas, sin intermediarios y en tiempo real, el periodismo entró en crisis y hoy debate cómo sobrevivir, pero sin cambiar, manteniendo el mismo “esquema de negocios”, apenas agregándole una página web, mirando sólo con un ojo los avances en las telecomunicaciones.

El problema del periodismo gráfico -en mi opinión- no es de soporte sino de contenido: son aburridos, no dan ganas de leer la mayoría de las cosas que se publican. Y aunque suene simple, el secreto de Orsai es ofrecernos crónicas bien escritas sobre temas que nos interesan y que por eso dan ganas de leerlas. Sólo eso. Mucho, aunque parezca poco.

Entendieron que somos lectores que queremos leer. Y no son los únicos que tomaron la decisión de dar la batalla en el campo de los contenidos y no de los soportes, aunque Orsai pueda leerse por todos los medios tecnológicos que hay en el mercado. No se necesitan doctorados ni seminarios para entenderlo.

Una última reflexión: hoy los editores gráficos parten del supuesto de que la gente no lee o, si lo hace, sólo tiene algunos minutos para hacerlo. Hacen un diario para no lectores. Increíble, pero real. Bueno, me parece que deberían cambiar.