Preludio de tango

Susy Leiva, la tragedia a la vuelta del camino

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Manuel Adet

 

Susana Teadora Ramona Leiva nació en Buenos Aires, en el barrio de San Telmo, el 31 de agosto de 1933. La vocación por la música la tuvo desde niña. Apenas era una adolescente cuando actuó en Radio Nihuill de Mendoza. Los temas que interpretó no tenían nada que ver con el tango, pero no será ni la primera ni la última cancionista que llegó al tango después de haber incursionado por el folclore.

Casi a fines de la década del cuarenta, su hermano Fernando le consigue un espacio en Radio Belgrano. Según sus biógrafos, ésa fue una experiencia olvidable. Sin embargo, ya para entonces llamaba la atención por su belleza y su voz de soprano. De todos modos, el gran espaldarazo a la fama lo recibirá el 1º de mayo de 1954. Ese día, Susy Leiva fue elegida Reina del Trabajo. Su promotor fue el Sindicato de Variedades, pero mucho más importante que la presencia de los dirigentes gremiales, fue la de Juan Domingo Perón que le regaló a la joven reina su mejor sonrisa.

Con su flamante corona y su talento, Susy Leiva actuó en la famosa “Alameda” de Avenida de Mayo y en la peña Achalay de Pancho Cárdenas. Todavía el tango no era su género preferido, pero para esa fecha ya incluía algunos temas ciudadanos en su repertorio. Es en esos años cuando se relaciona con Juan Canaro. La orquesta la suma a ella para las giras internacionales. La primera es a Japón, pero después recorrerán las principales capitales de América Latina. En México, conoce a su admirada Libertad Lamarque, la misma que en algún momento dirá que esa jovencita por Susy Leiva- reunía todas las condiciones para ser su genuina heredera.

Lamarque le presenta en México al músico que será decisivo en su carrera artística, en su breve y trágica carrera artística. Se trata de Mariano Mores, el maestro que la consagrará definitivamente y la instalará para siempre en el estrellato. Si con Canaro su tema emblemático fue el tango de Mario Batistela, “Remembranzas”, con Mores, su tema fetiche, el que la trascenderá para siempre, fue “Frente al mar”, escrito por Rodolfo Taboada y compuesta por Mariano Mores con arreglos de Martín Darré. “Frente al mar”, fue grabado por el sello Odeón por primera vez en febrero de 1963. Desde ese momento, cada vez que se presente en público deberá interpretarlo. Y hasta el día de hoy su nombre está ligado a esa letra y a esa música.

Susy Leiva en su breve carrera logrará consolidar un repertorio propio, con algunos tangos que la identificarán para siempre. A “Remembranzas” y “Frente al mar”, se suman entre otros: “Patio de la morocha”, de Cátulo Castillo y Mariano Mores, “Nada”, de Horacio Sanguinetti y José Dames, “Rebeldía”, de Roberto Nievas Blanco, “La canción de Buenos Aires”, de Manuel Romero, Orestes Cúfaro y Azucena Maizani, “Che bandoneón”, de Homero Manzi y Aníbal Troilo, “Sombras nada más”, de José María Contursi y Francisco Lomuto y “Por qué la quise tanto”, de Rodolfo Taboada y Mariano Mores.

Con la fama vienen las giras, las presentaciones en los más diversos escenarios y la llegada al cine y la televisión. Susy Leiva será una de las principales protagonistas de “Casino Phillips”, uno de los programas más taquilleros y con mayor audiencia de la televisión de aquellos años. Su estrellato será fulgurante y breve. Todo se desarrollará a máxima velocidad y la velocidad será la responsable de su prematura muerte. En el tango hay un doloroso itinerario de muertes trágicas provocadas por accidentes o enfermedades incurables. Carlos Gardel, en Medellín, inicia el recorrido. Lo sigue Agustín Magaldi, Francisco Fiorentino, Julio Sosa y Jorge Falcón. A la tragedia de Susy Leiva, se suma casi vente años después, la de Rosana Falasca, la cantante nacida en Humboldt y que estaba triunfando, gracias a su talento y sensibilidad, en los grandes escenarios de la Argentina.

Entre 1964 y 1966, Susy Leiva filmó o -para ser más preciso- estuvo presente en tres películas. Son películas mediocres, pretextos fílmicos para presentar a los cantantes. Se trata de “Buenas noches Buenos Aires”, dirigida por un Hugo del Carril que parece haberse olvidado de los tiempos en que filmaba “Las aguas bajan turbias”. Después estuvo en esos bodrios que fueron “Don Quijote sobre ruedas” y “Ritmo, amor y juventud”. Las películas son malas y ella está muy lejos de ser una buena actriz, pero su presencia en la pantalla importa por sus condiciones de intérprete.

No ha cumplido aún los 33 años y se perfila como una de las cantantes más famosa de su tiempo, una hazaña digna de destacar, porque para esa fecha el tango estaba atravesando por una de sus crisis más duras y hasta se pronosticaba que no sobreviviría al desafío de la llamada “Nueva ola”. A las grabaciones en los sellos discográficos más jerarquizados de entonces y la presencia en la noche selecta de Buenos Aires, se suman las giras por el interior del país. Los recitales de tango y folclore se habían puesto de moda en esos años. En una noche seis, siete y hasta diez artistas recorrían las rutas del país y actuaban en dos o tres lugares. En la mayoría de los casos se trasladaban en auto por las estrechas y peligrosos rutas de entonces. Un programa habitual podía ser, por ejemplo, Paraná, Santa Fe y Rosario; o Córdoba, San Francisco y Santa Fe. Para cumplir con esos compromisos había que trasladarse en auto y a mucha velocidad. A veces el alcohol o el sueño precipitaban la tragedia.

En estas giras, Susy era acompañada por los músicos y su marido y representante artístico, Manuel Villamor. Esa noche de octubre de 1966, actuaron en el “Festival del Canto”, organizado por el Canal 5 de Rosario. A pesar de que les habían reservado hotel insistieron en regresar a Buenos Aires. Alguien observó que el marido de Susy había tomado algunas copas de más y no estaba en condiciones de manejar. Como se dice en estos casos, ninguna de las prevenciones pudo torcer el destino. Esa madrugada en el kilómetro 126 de la ruta que une Rosario con Buenos Aires, el auto chocó de frente con el que venía en dirección contraria. Susy murió en el acto. Hacía muy poco había cumplido 33 años.