La palabra, una honesta delatora
La palabra, una honesta delatora
Evangelina Simón de Poggia
Hay planteos, deseos de proyección, reformulación de futuras acciones, mejoras programáticas, etc.etc., todo referido a la educación.
Finalizado el año académico, aparecieron declaraciones, inquietudes, propuestas, opiniones preocupación por los resultados que arroja el balance general del año, etc. en importantes medios de comunicación. El tema preocupante, reiterado hasta el cansancio, está referido, fundamentalmente, a las falencias presentadas por los alumnos en las competencias comunicativas, más específicamente en las áreas de “comprensión y expresión”, haciendo caso omiso de la “interpretación y ortografía”. La secuencia es la de siempre desde un proceso lógico: no comprenden-no expresan, no pueden hacerlo, puesto que el primer eslabón de la cadena falla. ¿Cómo van a expresar lo que no comprendieron? Y si lo hacen, lo dicho estará plagado de anomalías e incoherencias, pudiendo caer en el absurdo. ¿Qué está pasando? Insistimos sistemáticamente, año tras año en las problemáticas mencionadas y no encontramos , ni siquiera, un principio de solución, por lo cual la situación se va agravando progresivamente. No podemos ignorar la incidencia de múltiples factores como: el contexto social, la familia amiguista y sin capacidad para poner límites, docentes con conocimientos escasos, lo que los lleva a una débil formalización de los mismos, docentes temerosos por las circunstancias que atraviesan por todos conocidas, instituciones educativas con gravísimos problemas edilicios por falta de mantenimiento por lo cual no constituye un contexto adecuado para los aprendizajes de los alumnos (este aspecto entra dentro de la prédica pedagógica), las autoridades buscando salidas que no siempre ayudan a los docentes, ni a la familia y, menos, a los alumnos.
Por otro lado , los medios de comunicación plantean que al parecer se está pensando en la posibilidad de que el niño pueda pasar al próximo año académico aunque no posea los conocimientos básicos La verdad ¡¡¡ no entiendo!!! ¿ Qué es lo que se pretende? ¿Será una forma de evitar la deserción, bajando las exigencias? Luego, el alumno, minimizado en su inteligencia, en un futuro no muy lejano, querrá entrar a la Universidad, donde se enfrentará a conocimientos superiores, inaccesibles para él , comenzando una sucesividad de fracasos, que pueden llevarlo al abandono. Claroàpodríamos pensar en bajar las exigencias académico-científicas, en el ámbito universitario para permitir que todos los que pretenden, obviamente, ser profesionales puedan obtener su título ¿No? Podría ser la forma de disimular nuestro fracaso.
La palabra expresa con honestidad nuestro mundo mental, nuestro mundo interior, pero tenemos que tener cuidado con ella, pues no nos traicionará planteando honestamente nuestras propias contradicciones: nos preocupa el fracaso escolar, pero al mismo tiempo propugnamos una formación mediocre en el educando. El facilismo está instalado como el camino que nos ayudará a disimular nuestra impotencia para encontrar un principio de solución a las gravísimas problemáticas existentes en el área comunicativa de un porcentual elevado de nuestros jóvenes. ¡Qué paradoja! Entendamos que no podemos estar al mismo tiempo en la boda y en el entierro.
Lengua Viva