A un año de la erupción volcánica que convirtió a la Patagonia en zona de desastre
A un año de la erupción volcánica que convirtió a la Patagonia en zona de desastre
Fabrican ladrillos y cemento con
las cenizas del volcán Puyehue
Investigadores crearon bloques compactados usando ceniza volcánica, que podrían servir para construir viviendas sociales. También estudian emplear ceniza ultrafina como sustituto del cemento. La ciencia como respuesta a las secuelas de la catástrofe.

Así son los bloques con ceniza volcánica compactada. Podrían utilizarse para construir viviendas sociales. Foto: www.proevo.com.ar
Luciano Andreychuk
La noticia hace recordar al mito del Ave Fénix, aquel pájaro fabuloso que resurgía de las cenizas, símbolo moral del renacimiento tras la fatalidad. Un año después de la erupción del volcán chileno Puyehue que convirtió en zona de desastre a gran parte del sur del país, los pueblos patagónicos resurgen del dolor de la mano de la ciencia aplicada. Investigadores de la Universidad de Río Negro (UNRN) junto con una empresa de Salta, han creado ladrillos compactando la ceniza volcánica que aún queda en las montañas de muchas regiones que fueron afectadas por el fenómeno natural.
A su vez, una segunda iniciativa científica llevada adelante con la coordinación con la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), Conicet y otras entidades, estudia la utilización del residuo volcánico como reemplazo parcial del cemento. Ambos desarrollos podrían aplicarse en la construcción de viviendas sociales, y atender así la emergencia habitacional que dejó como secuela la erupción del Puyehue.
La ciencia usa los resabios del desastre natural -que dejó miles de evacuados, millonarias pérdidas económicas y grandes grietas en los entramados sociales de las regiones más afectadas, como Villa La Angostura y el Alto Bariloche- para reconvertirlos en algo productivo. Ambas iniciativas están orientadas a su transferencia al medio social, y los posibles usos de las cenizas son motivo de estas dos investigaciones y de otras tantas que forman parte del Programa de Emergencia Volcánica (Proevo).
Bloques
El proyecto de los “ecoladrillos” compactados es impulsado por un grupo de investigadores de la UNRN en conjunto con una empresa de Salta, que tiene la patente del invento y que se encarga del sistema constructivo. Estos bloques o ladrillos especiales (ver foto) tienen propiedades de aislación térmica, y son de rápido montaje pues se unen por un sistema de encastre vertical y horizontal, que dejan espacios para cañerías y cables de luz.
En diálogo telefónico con El Litoral, la Arq. Marianela Romero Hamsa -al frente del proyecto- precisó: “Nosotros mandamos la ceniza a la empresa salteña y ellos nos enviaron los dos primeros bloques hechos. Pero resultaban muy pesados. Entonces, tuvimos que ensayar mezclas más livianas, y que sean aislantes, no sólo que puedan soportar estructuras. Se ensayaron 9 muestras, y mandamos dos al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), unas de las cuales resultó favorable para hacer paredes de cerramiento. Además llegó a tener propiedades de aislación térmica, que era lo más importante”.
“Es tan bueno el sistema que permitiría hacer viviendas sociales a muy bajo costo. Eso es lo que ayudará a poder darle una finalidad social a los bloques constructivos”, subrayó la investigadora. “Hoy hay zonas de emergencia habitacional en muchas regiones del sur. Las cenizas nos cayeron a todos. Queremos desde nuestro equipo poder devolverle algo a la sociedad que más padeció el desastre hace un año”, recalcó Romero.
Sustituto de cemento
El segundo proyecto -de la UNCo- está aún en una fase experimental, pero ya ha presentado avances que confirmaron su viabilidad. Estudia utilizar las ceniza volcánica más fina que quedó de la erupción, para usarla como reemplazo de cemento portland para construcción. Es decir, el residuo volcánico combinado con agua, cemento, arena y cal, serviría para crear mezclas no corrosivas para unión de ladrillos o preparaciones de hormigón.
“Lo que emanaba del volcán, por efecto del viento se fue separando naturalmente. Nosotros extrajimos la ceniza más fina, que tiene la particularidad de participar de las reacciones químicas cuando fragúa el cemento”, contó a este diario desde Bariloche el Dr. Julio Goldenberg (UNCo), al frente de la investigación.
“Sabemos que cuando se le agrega agua al cemento común, éste reacciona químicamente. La ceniza volcánica superfina hasta ahora ha mostrado que tiene posibilidades de participar en la mayoría de esas reacciones químicas. El desarrollo podría usarse, por ejemplo, en la construcción de viviendas de tipo social”, dijo Goldenberg. “En la mezcla de ceniza en reemplazo de cemento probamos que no hay aumento de la corrosión respecto de las mezclas normales de concreto. Pero para cada uso se tendrán que seguir haciendo las pruebas correspondientes”.

Villa La Angostura fue una de las ciudades más golpeadas por el volcán. Hace un año, la ceniza se acumulaba en viviendas y calles. Foto: Archivo El Litoral / EFE
Qué pasó hace un año
El antecedente: El 4 de junio de 2011, el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle entró en erupción y la enorme cantidad de ceniza liberada produjo severos daños en la zona de Neuquén, Río Negro y Chubut, además de la zona cordillerana del lado chileno. Parte de esa ceniza llegó al centro del país, y hasta la ciudad de Santa Fe. Fueron afectadas duramente Villa La Angostura y Bariloche, entre otras. A un año del desastre natural, los pueblos patagónicos afectados se recuperan lentamente.
Un testimonio, hoy: “Fue un bajón anímico muy grande. Aquí en Bariloche, la producción ovina quedó muy perjudicada, todavía no logró recomponerse. La sociedad quedó muy golpeada. Hubo grandes pérdidas materiales, ambientales y simbólicas. En Bariloche, dependemos mucho de la cuestión climática. La actividad comercial y turística quedó muy resentida. Hoy, a un año, nos recuperamos lentamente” (Dr. Julio Goldenberg, residente en Bariloche).
