La mayoría reconoce su implicancia, pocos la utilizan profesionalmente...

Psicología en el fútbol: para no estancarse en el túnel

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Las acostumbradas arengas antes de pisar el campo de juego. Tan comunes como privativas de cada grupo y censuradas para cualquier persona que no pertenezca al mismo. Una forma de “levantar el ánimo” y “motivar la mente”.

Fotos: Pablo Aguirre y Mauricio Garín

Presión, concentración, motivación, confianza y muchos más términos son los que escuchamos en la mayoría de cada partido. Acaso, la mente y la conducta humana, ¿no tienen que ver?

 

Alberto Sánchez

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La Comunidad Científica de Psicología (Cociepsi) de Argentina ha realizado un estudio sobre la necesaria aplicación de la Psicología del Deporte. Antes que nada, señala que la misma es una ciencia relativamente nueva, que se encarga del estudio de los factores que influyen en el rendimiento deportivo por medio de la observación y evaluación de la conducta humana.

Es muy común oír explicaciones de un equipo en términos psicológicos con frases como: “Estamos concentrados”, “estamos muy bien de la cabeza”; o su contrario, “nos fuimos en el segundo tiempo”, “la presión fue dura”, “nos caímos con el resultado del sábado”; etc. Sin embargo, no muchas veces se puede diagnosticar los motivos que las provocaron, repitiendo en el tiempo la misma forma de juego. Hasta cuando se le dice a un jugador “concentrate”, “prestá atención a la jugada”; ¿se sabe realmente de qué se esta hablando? ¿Qué es estar concentrado?

Palabras muy escuchadas pero poco trabajadas. Hoy en día, así como se aprende la táctica, la estrategia y la técnica, también se debe estar informado del significado de términos muy importantes a la hora de competir: atención, concentración, activación, motivación, etc., y como implementarlos. El jugador no sólo se enfrenta a evaluaciones físicas y sociales sino también a presiones mentales; surge el miedo, el temor a fracasar, al resultado, a perder el puesto, la autocrítica, a lesionarse, temor a ser juzgado, situaciones que constantemente forman parte de una competencia.

Los miedos se pueden controlar, pero las presiones no. Los miedos son cosas tangibles, las podemos ver; las presiones están relacionadas a la angustia, a la incertidumbre, donde “me juego” en cada jugada. El fútbol es un deporte de mucha acción donde el jugador debe tomar decisiones rápidas y precisas en cada instante del partido, de lo contrario su análisis de juego es de drama y caos emocional.

Es ahí donde se inserta la Psicología del Deporte, su fin es transformar las presiones en rendimiento, por medio de técnicas y habilidades que forman parte del entrenamiento mental. Estar mentalmente preparado quiere decir estar prevenido para todo, donde el efecto sorpresa no altere el juego, ni la claridad y el orden de pensamiento. Significa jugar en un estado de calma y alerta, atendiendo sólo a lo que hay que atender sin que ningún estímulo pueda sacarlo de su campo atencional. Es jugar el “aquí y ahora del juego”, sin miedo a repetir jugadas pasadas, o jugando en el futuro del resultado.

Prevalece la confianza y se juega sin miedo al error, ya que esas jugadas y situaciones fueron entrenadas muchas veces en la mente. Por otro lado, el jugador no se siente solo en la cancha, no hay uno, hay once, donde por medio de la cohesión grupal, se crea una fuerza con un mismo objetivo, sin individualismos ni jugadores estrellas, ya que el talento sin equipo es causa de celos, rivalidades, y ausencia de metas en común.

¿Cómo se trabaja?

El repertorio de un psicólogo del deporte es muy variado.

Implica años de estudio, trabajo e investigación. Conocimiento que no termina nunca si uno quiere ser cada día un poco mejor, en saber un poco mas, en sentirse competente en lo que uno hace. Es importante aclarar que trabajamos en el área de la salud mental. En algunos medios todavía existen mitos acerca del rol del psicólogo; una cierta resistencia a consultar, por el miedo social que se piense que quien acude es “por que está loco”, o es débil, o incapaz de resolver problemas por sí mismo.

Valores contrarios al discurso del fútbol, sin olvidar que el jugador es un ser humano que puede sufrir bloqueos o fuertes cargas emocionales que le impiden rendir en su máximo o acostumbrado potencial. El campo de trabajo de métodos y técnicas psicodeportivas es muy amplio y adaptado a cada situación.

En los últimos años, el deporte profesional ha cambiado drásticamente.

La comercialización, la televisación, los tiempos cada vez menores, las necesidades económicas, entre otros factores, han provocado que los protagonistas se vean afectados considerablemente, tanto en su rendimiento deportivo o vida personal. Por ello, la psicología ha crecido muchísimo en este ambiente como una forma de ayuda o descarga

para los atletas.

Liliana Almirón nació en Apóstoles (Misiones), es licenciada en

Psicología, y dio su opinión desde afuera, sobre todas las aristas que se entrelazan entre un atleta y su vida en sociedad. Jugar instancias importantes como finales o mundiales, el crecimiento de los chicos mientras proyectan una vida de alto rendimiento, cómo afecta el dinero, las tentaciones, etc., son algunas de las cuestiones en las que avanzó la profesional.

Otra de las cuestiones que emerge dentro de estas exigencias son los resultados, hay que ser primero o no sirve de nada: “Hay una cuestión muy exitista en los argentinos. Por ejemplo, cuando se pierde una final también se gana la de plata, un logro difícil de obtener. Hay una especie de obligación de que todo tiene que ser oro, no hay reconocimiento para el segundo o tercero, que son los que también llegan. Se valora el éxito y no el esfuerzo. Ésta es la principal razón de que alguien se deprima, no ser primero”, argumentó la psicóloga.

La cuestión económica es vital en el mercado del fútbol. Y los individuos no están exentos a lo que esto provoca en los resultados que se materializan en las canchas. En esta línea, Almirón señaló: “No creo que ganar mucha plata te saquen las ganas de ganar. Me parece muy importante tener en cuenta la historia de los boxeadores, como Carlos Monzón o Ringo Bonavena. La mayoría vinieron de la pobreza y cuando tuvieron bastante dinero fueron muy pocos los que pudieron retenerlo o invertirlo. Supongo que a los que juegan al fútbol también les pasa.

Parece que ganan plata fácilmente, todo dentro de una ilusión que marca que jugar al fútbol es una diversión, pero es un trabajo. El fútbol, como lo practica todo el mundo, parece algo simple para todos. Pero en verdad hay mucha exigencia”.

Roles invertidos

Esta vida útil apura a los padres y a sus hijos para que éstos sean las futuras estrellas del mundo. En las divisiones inferiores los chicos ya tienen representantes. Entonces, esta presión para los más jóvenes cumple un rol vital en sus vidas: “Ahora se da un fenómeno muy particular, los hijos tienen que llegar a ser profesionales porque de ellos depende la vida del grupo familiar. La cuestión se invierte completamente, en vez de ser el chico el alimentado y protegido por sus padres, es él el que tiene que salvar y alimentar a su familia”, aseguró la licenciada.

Tanta presión y exigencia desde una temprana edad provoca algo en la vida de los atletas. Almirón dijo: “Luego de tanta obligación de ganar y jugar bien se llega a un punto de que alguien hace crisis. Un jugador talentoso hace goles, se destaca pero no siempre una persona está bien de humor como para hacer todo bien. Es como pensar que un jugador de fútbol no tiene vida personal, que no tiene otra vida más que la cancha.

Hay varios ejemplos como Ariel Ortega con su problema con el alcohol, el propio Diego Maradona con su adicción. No es fácil soportar la presión de los medios, de sus amigos, de todo lo que se monta como espectáculo y ganar plata detrás de alguien exitoso”.

En el fútbol hay que cumplir ciertas normas para jugar y si éstas no estuvieran, aparecerá la violencia. Mientras Diego estuvo en este sistema reglado funcionó, cuando salió del mismo comenzó a tener inconvenientes. Pero es difícil no ceder a las tentaciones, si uno es el líder dentro de la cancha, se va a encontrar afuera con miles de personas que le van a ofrecer todo. A Diego le ofrecieron autos y dinero, por lo tanto no es fácil no responder a esas cosas.

Automáticamente se borran los límites y no hay nada a lo que no puedas tener acceso, todo te está permitido”, finalizó.

El nuevo Maradona en lo que respecta a popularidad y fama sería Messi. Me parece que hay un imaginario de que porque es joven y jugador de fútbol no le puede pasar nada. Se supone que su vida ya está completa y parece absurdo que pueda tener algún conflicto. Sin embargo, si es un individuo que está tan expuesto, en algún momento se podrá notar alguna dificultad, y puede ser en la cancha”.

Liliana Almirón

Licenciada en Psicología

 
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Darío Kudelka no sólo emplea su faceta de entrenador sino también apela a su convencimiento para dialogar con un jugador de corta edad como Montero.

Foto: Mauricio Garin

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Roberto Sensini sabe que no hay edades para motivar, ya sea tratándose de un joven o de un experimentado como Bastía. Foto: Mauricio Garin

El liderazgo.

En el fútbol es muy relevante el liderazgo, una persona que mezcle el talento con una fuerte personalidad. En el mundial disputado en Alemania se esperaba bastante de Juan Román Riquelme, quien no respondió como se esperaba y luego tomó la decisión de dejar el equipo nacional porque las críticas hacia él afectaban a su madre. Sobre esto, Almirón dijo: “Que sea buen jugador no quiere decir que sea líder o viceversa. Sin embargo, hay ocasiones en que coinciden azarosamente estas dos condiciones en una persona. A lo mejor, un líder del grupo no tiene que ser un buen jugador, pero puede tener otras características, como manejarse bien con sus compañeros. En el caso de Riquelme, el enganche conjugó estos factores en varios partidos, pero en la Selección y en instancias claves no fue así”.

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