La mayoría se localiza en el borde oeste

La Municipalidad estima que en la ciudad hay cerca de 160 minibasurales

Los funcionarios del municipio reconocen que éste es uno de los problemas más difíciles de resolver. El objetivo es que las personas que sobreviven del cirujeo se conviertan en trabajadores formales que llevan los residuos a la planta de clasificación.

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Las Lomas. Este barrio es uno de los lugares más críticos en materia de minibasurales. Allí, según el municipio, es casi imposible mantener el borde oeste de la barriada sin basura.

 

Mónica Ritacca

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“Los microbasurales a cielo abierto son una de nuestras principales preocupaciones. Consideramos que erradicarlos es la solución a muchos otros problemas que tiene la ciudad, como la obstrucción de los desagües por ejemplo. Pero no podemos eliminarlos de un día para el otro porque hay gente que tiene como medio de vida el cirujeo. La idea es hacerlo de manera progresiva, con acciones que beneficien a los clasificadores informales”. Con esta frase, contextualizó el complejo problema de la generación de minibasurales en la capital provincial, Carlos Medrano, secretario de Desarrollo Social de la Municipalidad.

En 2008, el ex intendente Mario Barletta refirió que en la ciudad existían unos 300 minibasurales. A cuatro años de aquella declaración, el escenario se modificó. “Logramos bajar ese número un 40%. A la fecha, tenemos unos 160”, aseguró Carlos Medrano, quien está al frente de la secretaría de la que depende la Subsecretaría de Ambiente.

A la hora de hablar de generación de minibasurales hay que tener en cuenta que coexisten dos tipologías básicas: aquellos que se forman en la recolección y separación informal, generalmente en la periferia de la ciudad, y los que se derivan de conductas ciudadanas desaprensivas. Para ambas situaciones, el municipio lleva adelante diversas acciones y ha pensado otras para concretarlas en un futuro no muy lejano.

“Respecto de los basurales que se forman por conductas indeseables de la gente, creemos que es fundamental hacer un trabajo de concientización, instando por ejemplo a la colocación de cestos en altura”, planteó Medrano. Y agregó: “Pero hay otra situación a tener en cuenta y que no es fácil de resolver: la recolección informal de quienes se dedican al cirujeo, es decir viven de la basura”.

Sobre este punto, el funcionario informó que los principales minibasurales están localizados en el cordón oeste de la ciudad, justamente porque allí se concentra la mayor parte de los recolectores informales. Los Troncos y Las Lomas son los puntos más críticos. Como política de gestión, en esos lugares se optó por reducir el número de volúmenes de residuos a través de un servicio de recolección semanal de las empresas Cliba y Urbafé y de distintas delegaciones municipales.

Recolectores formales

Unas 900 familias son las que, según el funcionario municipal, se dedican en la ciudad a la recolección informal de residuos. De esa cantidad, estima que unas 300 viven de la basura húmeda que se genera ya sea para la cría de animales o para consumo propio.

“De los 300 minibasurales que había cuatro años atrás, hoy quedan 160. Pudimos erradicarlos a través de la recuperación de esos espacios como lugares públicos y través de la colocación de cestos. Pero aún quedan muchos y ahí pondremos la mira. La idea es convertir a los recolectores informales en formales”, anunció Medrano. Y finalizó: “Queremos que los grandes generadores de basura, como los gastronómicos por ejemplo, contraten el servicio de los recolectores, quienes deberán llevar los residuos al relleno sanitario. Por este trabajo, percibirán una suma de dinero y no tendrán necesidad de vivir de la basura”.

300

familias

viven de la basura húmeda que se genera en la ciudad, según los datos del municipio. La utilizan para criar animales, por ejemplo cerdos. En Santa Fe, además, unas 600 familias sobreviven con los recursos que obtienen de la venta de residuos secos, como el cartón y las botellas de vidrio.

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En el acceso. Las personas que llegan a la ciudad encuentran restos de basura en el tramo final de la autopista Santa Fe-Rosario. En este sector de Barranquitas Sur, muchas familias viven del cirujeo

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Al norte. Los Troncos también es uno de los puntos más complicados. Varias personas dedicadas al cirujeo arrojan residuos en forma irregular en predios no habilitados para tal fin.

Fotos: Mauricio Garín

El relleno sanitario

La capital provincial cuenta con un relleno sanitario para el tratamiento final de los residuos que se generan en la ciudad. Allí, ingresan por día unas 250 toneladas de basura; a lo que se le debe sumar entre 80 y 90 toneladas de desechos de poda y barrido. Es el único basural oficial, habilitado por la Municipalidad.

El nuevo relleno sanitario, que derivó en el cierre definitivo del que estaba ubicado en Altos de Nogueras, fue inaugurado a finales de 2010 en un predio ubicado al oeste de la avenida Circunvalación, a la altura de barrio Las Lomas. El nuevo lugar, donde la disposición final de los residuos y el tratamiento de efluentes se realiza con una tecnología que permite la compactación y cubierta de los desechos, como así también la captación de los gases generados por la descomposición de los residuos, cuenta con 111 hectáreas, 35 de las cuales se destinan en forma exclusiva al relleno.

Dentro del mismo espacio funciona la planta de clasificación operada por la Asociación Dignidad y Vida Sana, donde se reciclan los residuos secos. En este sentido, es importante consignar que desde que se implementó la recolección diferenciada en la ciudad (en mayo de 2010) se recuperaron, a partir del trabajo de las 110 familias que operan la planta, más de 2.221.645 kilos de materiales. La separación entre residuos secos y húmedos disminuye notablemente la cantidad de basura que es depositada en el relleno.