En el Code

Medio siglo de pasión por el espacio

Se creó la noche del 22 de agosto de 1962. Y aún concentra a los aficionados por la astronomía. Tiene en exposición más de 1.300 imágenes y un centenar de maquetas. Sus autoridades compartieron anécdotas y recuerdos.

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Afición. Ángel Meynet y Jorge Coghlan, presidente y vicepresidente del Code respectivamente, admiten que son innumerables las horas dedicadas a la institución. Fotos: Amancio Alem

 

Juan Ignacio Novak

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Franquear sus puertas es una invitación a olvidar por un rato las cosas terrenales. Más de mil imágenes y un centenar de maquetas sintetizan los hitos de la Era Espacial, desde los primeros satélites artificiales hasta las recientes incursiones de la misión Curiosity por las rojas inmensidades de Marte. Y en sus dos cúpulas, los telescopios permiten al visitante escudriñar los cielos, descifrar constelaciones o explorar la superficie lunar. Cualquier santafesino que alguna vez se haya visto seducido por los misterios del espacio sabe de que este lugar es el Centro de Observadores del Espacio (Code), que el 22 de agosto cumplirá 50 años de vida.

Aunque la fundación de la entidad se produjo en 1962, para rastrear sus orígenes hay que remontarse al 4 de octubre de 1957, cuando se produjo el lanzamiento del Sputnik I. El impacto de este hecho en el público tuvo una derivación en Santa Fe: varios aficionados por la astronomía, hasta entonces dispersos, empezaron a juntarse en una terraza a mirar las estrellas. “Después del Sputnik, la gente comenzó a mirar más el cielo. Así, nos conocimos algunos amantes de la astronomía y empezamos a reunirnos”, recuerda Ángel Meynet, presidente del Code y uno de sus gestores.

El 22 de agosto de 1962 a las 21, más de 100 personas se congregaron en la terraza de la casa paterna de Meynet para asistir a la fundación del Centro de Observadores del Espacio, nombre ideado por otro de sus impulsores, Olimpio Chiarelli. Desde esa remota noche, la institución funcionó en varios locales, siempre sostenida con el aporte de sus integrantes. “Yo toco el acordeón y tenía una orquesta. Los sábados iba a los bailes de los pueblos y lo que ganaba iba para estas cosas”, ejemplifica Meynet. Pero siempre con un sueño como guía: tener un observatorio.

Tras 30 años de gestiones -y de varias colocaciones de piedras fundamentales, que quedaron sólo en eso-, en 1993 el entonces intendente de la ciudad Ing. Jorge Obeid, les cedió un espacio en la Costanera para construir el Observatorio, que se erigió con fondos municipales. En ese lugar, se concentran hasta hoy las actividades de la institución. La inauguración fue el 7 de mayo de 1993 con más de mil asistentes.

En vigencia

En la segunda mitad del siglo XX, el Code se hizo eco de grandes acontecimientos de la Era Espacial. Así, una delegación asistió en Cabo Kennedy al lanzamiento del Apolo XI, que marcó la llegada del primer hombre a la Luna. “A Neil Armstrong lo vi como de aquí a usted”, cuenta Meynet. Inclusive, junto al actual vicepresidente de la entidad, Jorge Coghlan, viajaron a Buenos Aires en 1979 para charlar con Edwin Aldrin (otro de los tripulantes del Apolo XI) quien llegó al país para participar en un programa de televisión a 10 años del alunizaje.

Uno de los momentos más duros en la historia institucional fue en setiembre de 2010, cuando un grupo de jóvenes ingresó al local y provocó destrozos, que demandaron 4 meses de recuperación. “Fueron muchas noches de trabajo, de restaurar cuadros, libros y maquetas destruidas. De tratar de acordarse cómo se habían armado hace 20 ó 30 años. Fue tremendo”, cuenta Coghlan. Y señala que en ese momento el apoyo del gobierno provincial fue clave. “De lo contrario, esto se hubiera recuperado pero en mucho tiempo”, admite. Igual, cuando la herida comenzaba a cerrar, otra vez el Code sufrió otro hecho lamentable: en junio de 2011, robaron del local unos 15 mil pesos en aparatos.

A pesar de estos avatares, hoy la entidad se mantiene en pie y vigente. Sin subsidio alguno, su sostenimiento se cubre con los magros recursos que se generan con la cuota mensual que abonan casi 40 socios y con el valor mínimo que se les cobra a los visitantes a modo de entrada. Obstáculos que no son impedimiento para que la pasión siga intacta. “Hay noches, en que son las 2 de la mañana y Jorge y yo estamos levantados”, dice Meynet sin poder disimular una sonrisa. “Acá, un chico viene y no se pude ir sin por lo menos ver el telescopio. Y ése es nuestro trabajo”, concluye.

A través de los años

1962: el 22 de agosto se funda el Centro de Observadores del Espacio (Code).

1965: obtiene su personería jurídica. En diciembre una delegación asiste al lanzamiento de la nave Géminis 6 en Cabo Kennedy.

1969: miembros del Code asisten el 16 de julio al lanzamiento del Apolo XI, la primera misión tripulada en llegar a la superficie de la Luna.

1991: el Code fue sede organizadora de la Convención Internacional de la Liga Iberoamericana de Astronomía (Liada). Lo repitió en 1999 y en 2011.

1992: representantes de la institución participan del Congreso de Astronomía en las Islas Canarias.

1993: La Municipalidad de Santa Fe le entrega en comodato un edificio en la Costanera para el funcionamiento del Observatorio Astronómico.

2000: desde el 1º de mayo, el Code es la sede social y secretaría de la Liada. Ese día asumió Jorge Coghlan como secretario.

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Exposición. Casi todos los objetos expuestos en el Museo del Espacio del Code son valiosos. En la actualidad, es sede social de la Liga Iberoamericana de Astronomía, que nuclea a astrónomos de 23 países.

Herramientas fundamentales

En los dos cúpulas que gobiernan la terraza del Observatorio del Code están resguardados los telescopios. Una de ellas aloja al telescopio refractor inglés Cooke & Sons que data de 1912 y funciona con sistema de relojería a cuerda y pesas. El artefacto que es “más viejo que los días en que se hundió el Titanic”, según Ángel Meynet, fue donado en 1978 por el Prof. Victorio Capolongo, en cuyo honor se impuso su nombre a la cúpula.

La segunda cúpula, que funciona desde 2000, contiene un telescopio electrónico marca Meade LX 200 de 8 pulgadas, dotado de cámara CCD. Esta cúpula fue bautizada con el nombre “Ingeniero Jorge Obeid”, como reconocimiento al funcionario político que durante sus funciones como intendente de la ciudad entregó al Code el edificio para el Observatorio y en 1999 como gobernador le entregó un subsidio para adquirir el instrumento y construir la nueva cúpula.

Alquiler

En 1982 el Code alquiló un local en Juan del Campillo y San Jerónimo, donde funcionó hasta 1993 cuando pasó a sus actuales instalaciones. Como tenía pocos asociados, hubo que buscar maneras de cubrir el alquiler y mucho tuvo que ver El Litoral. Jorge Coghlan recordó que comenzó a escribir artículos de astronomía para un suplemento escolar que publicaba este diario y lo que le pagaban iba íntegramente para cubrir los costos que generaba el alquiler del inmueble. “En la terraza que había en ese lugar miles de personas vieron el Cometa Haley en 1986”.

1.300

imágenes

tiene el Code en su local de la Costanera. También cuenta con más un millar de libros, casi la misma cantidad de revistas, un centenar de maquetas y una valiosa muestra de meteoritos.