Alumnos de la escuela Avellaneda
Alumnos de la escuela Avellaneda
Automatizaron un biodigestor y fueron elegidos por Siemens

Alexander Gambini, Alejandro Loza y el profesor Raúl García explicaron en qué consiste el proyecto finalista.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Dos estudiantes santafesinos son finalistas de un concurso de la Fundación Siemens. Trabajaron en un proyecto de automatización de un biodigestor, que podría reemplazar a un pozo negro y sólo necesitaría un mantenimiento mínimo.
De la Redacción de El Litoral
Dos alumnos de la Escuela de Educación Técnica Nº 478 Nicolás Avellaneda trabajaron en el proyecto de automatización de un biodigestor y fueron seleccionados como finalistas del concurso Logo!, que organiza la Fundación Siemens. Todos los años, Siemens invita a escuelas técnicas a acercarse a la tecnología presentando una solución innovadora en automatización que permita solucionar necesidades o problemas de la industria, la vivienda y la escuela.
En esta sexta edición, la fundación convocó a unas 40 escuelas técnicas de distintos puntos del país a que presentaran proyectos creativos en automatización orientados a mejorar la eficiencia de los recursos hídricos. El certamen no requiere desarrollar la tecnología, sino presentar la propuesta en un documento escrito y su presentación oral ante un jurado.
Alexander Gambini, alumno de 6º año de la terminalidad Electrónica, y Alejandro Loza, estudiante de 6º año de Informática, junto al profesor Raúl García, propusieron un biodigestor para tratar los líquidos cloacales de viviendas o edificios. El dispositivo sería controlado por un PLC (controlador lógico programable), que es uno de los productos que comercializa la empresa Siemens.
El jurado evaluó el proyecto en sus aspectos técnicos, su factibilidad económica, la propuesta de cuidado del medio ambiente y la originalidad, entre otras condiciones requeridas. Los estudiantes de la Avellaneda concursaron en Rosario en la instancia regional y clasificaron para la competencia nacional que se hará en Buenos Aires el 1º de octubre.
“En total fueron seleccionadas 3 escuelas técnicas de todo el país que deberán defender sus proyectos ante la gente de Siemens. Si obtienen el primer puesto, ganarán un viaje a San Pablo para conocer la firma Siemens Latinoamérica”, comentó el profesor García.
Enseguida, el docente aclaró que el interés de participar del certamen surgió de los propios estudiantes cuando personas de la Fundación se acercaron a la escuela para hacer la invitación. “En realidad, los chicos ya ganaron porque fueron los únicos de la ciudad de Santa Fe en presentarse y ser elegidos entre alumnos de otras escuelas de Rosario que participaron del concurso”, destacó.
Por haber sido seleccionados entre los tres mejores proyectos, Siemens ya los premió con 6 equipos didácticos de PLC de última tecnología para utilizar en la escuela, valuados en miles de pesos.
Reemplazar a los pozos negros
Los estudiantes ganadores explicaron que un biodigestor consiste en un tambor grande, al que entran aguas residuales -líquidos cloacales de una vivienda, por ejemplo- y a través de bacterias anaeróbicas (que sobreviven en ausencia de oxígeno), se produce una descomposición. Como resultado se obtiene la salida de aguas tratadas, una biomasa que sirve como abono o fertilizante y gas metano que se puede usar para una cocina o iluminación.
“El biodigestor se podría usar para reemplazar los pozos negros de barrios privados o shopping. El que proyectamos nosotros está pensado para procesar una capacidad de líquidos provenientes de 4 casas tipo, es decir, con 4 personas en cada una de ellas. La importancia de este biodigestor es que es continuo; lo que significa que una vez que entra en marcha, no se frena”, explicaron Gambini y Loza.
Por lo general, un biodigestor requiere mucho mantenimiento por parte de una persona calificada. “Pero en el nuestro, el mantenimiento es mínimo y lo puede hacer un usuario común, porque está el PLC que es la parte inteligente del aparato que permite que sea más fácil la operatoria, medición y control de todo el proceso químico”, señalaron los alumnos.
El profesor García destacó que el PLC es una minicomputadora que puede integrarse a los procesos continuos de producción y tiene el objetivo de automatizarlo, controlarlo y supervisarlo. También disminuye los riesgos de producción a raíz de fallas humanas.
El biodigestor diseñado por los alumnos locales es de vanguardia y ya hay algunas pruebas a nivel internacional. En México existen empresas que están comercializando este producto. “Si bien la inversión inicial es más importante que un pozo negro, ésta se recupera en 2 ó 3 años y después queda el beneficio que producen las aguas tratadas, el gas y la biomasa. Además, se minimiza el impacto ambiental ya que los pozos negros pueden contaminar las napas freáticas, mientras que el biodigestor no lo hace”, explicaron.
Abrir la cabeza
Para Alexander Gambini y Alejandro Loza fue un “desafío” realizar este trabajo porque debieron calcular el impacto económico real del biodigestor automatizado. “Nos abrió la cabeza, tuvimos que salir del librito y las hojas y acercarnos más a lo que sería el mundo laboral”, indicaron los estudiantes, que seguirán estudiando carreras universitarias relacionadas a la Informática y la Ingeniería Electrónica.